Diario de las artes

Diferentes fórmulas de un paisaje apasionante

Aunque son dos pintores de maneras y conceptos estéticos distintos, con formas diferentes y estructuras pictóricas, también, diferentes, Juan Carmona y Joaquín Terán nos han mostrado, ya en algunas comparecencias, sus trabajos de forma conjunta. A ambos le interesa la pintura paisajística, los dos están en posesión de unos lenguajes bien conformados, con gramáticas y sintaxis plásticas acertadamente planteadas y sabiendo cómo desarrollar unos espacios escénicos que, cada uno a su manera, dejan entrever entusiastas postulados artísticos.

En la pintura que se presenta en la Sala de Profundis de los Claustros de Santo Domingo nos encontramos bastante bien adecuados en fondo y forma los idearios artísticos de los autores jerezanos: el gestualismo y expresionismo de Juan Carmona y la contención y minuciosidad representativa de Joaquín Terán; dos planteamientos diferentes pero muy acertadamente dispuestos en sus diversas modalidades representativas.

Juan Carmona Vargas, pintor de larga experiencia, nos vuelve a situar en esa pintura poderosa, de contundente gestualismo en la pincelada, de patente reduccionismo representativo y de jugosa y escueta ilustración de un paisaje al que se le ha restado mucha información concreta para acentuar los signos de expresionismo poderoso que abandona las marcas superficiales de lo real para acentuar las emotivas circunstancias de un color sabiamente distribuido.

Por su parte, Joaquín Terán nos hace transitar por ese paisaje que encierra enigmáticas posiciones pero que, en contra de lo que ha ocurrido en otras ocasiones, su paleta se ha hecho menos constreñida, las gamas cromáticas suaves han invadido los espacios en lugar de aquellos menos luminosos pigmentos con que se conformaba sus anteriores comparecencias.

La exposición de los Claustros insiste en una visión apasionante del paisaje pero, en ambos artistas, se ha visto un cambio estructural muy manifiestamente distribuido. En Juan Carmona, el reducccionismo se ha acentuado hasta límites absolutos, con la concreción perdiendo totalmente sus límites estructurales y acercándose hacia estamentos donde la abstracción encuentra sus fronteras más referenciales. Estamos ante una pintura más gestual, menos ilustrativa y con la evocación planteando ejercicios muy acertadamente dispuestos. Joaquín Terán, centra más su visión del paisaje en esquemas más mediatos, con circuntancias que acusan elementos más cercanos y que, además, manifiestan realidades más concretas; dejándose llevar más hacia derroteros de mayor intensidad plástica que hacia formulaciones más emparentadas con la emoción y la espiritualidad.

Estamos ante una nueva exposición conjunta de dos autores que han dado un paso adelante, que buscan nuevos apasionantes derroteros donde formular una pintura que busca sus encuadres más pictóricos en detrimento de una representación que, si bien se nos hace presente, se adentra por estamentos formales muy significativos. Juan Carmona y Joaquín Terán nos siguen convenciendo con su pintura llena de entusiasmo, con sus fórmulas nada sujetas a modelos representativos, con sus diferentes planteamientos estéticos, con su amor hacia una pintura en la que todo está sujeto a un interés ilusionado hacia los esquemas, siempre vivos, de un arte libre y sin complejos.

Juan Carmona y Joaquín Terán 

Claustros de Santo Domingo

Jerez

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