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Cultura

El rey Don Rodrigo visto por el pintor Eugéne Delacroix

La ciudad de la historia

DURANTE el Carnaval del año 1833, el escritor francés Alejandro Dumas ofreció un baile de disfraces al que asistieron más de cien invitados. Para decorar la sala de baile pidió a sus amigos -entre éstos a Eugéne Delacroix (1798-1863), Alexandre-Gabriel Decamps y Antoine-Louis Barye- que pintaran motivos tomados de la literatura romántica y contemporánea.

Mientras que el resto de los artistas realizaron sus trabajos días antes de la fiesta Delacroix apareció en la villa justo la mañana en la que se iba a celebrar el baile, el 15 de marzo. Tal como había hablado con el anfitrión, debía pintar al rey Don Rodrigo, cuyo trágico destino se había hecho muy popular merced a una traducción de un romance heroico medieval español realizada en 1828 por su contemporáneo, el poeta Émile Deschamps, y titulado 'Poéme de Rodrigue'.

En sus memorias, Dumas narra que Delacroix realizó la pintura prometida "en dos o tres horas" desde una interpretación libre y sin haber realizado estudios previos ni bocetos. De este modo demostró su maestría a sus colegas allí reunidos, haciendo gala del sobrenombre de 'el segundo Rubens', con el que era conocido.

Hay que recordar que Delacroix había visitado esta parte de Andalucía, Cádiz, Sevilla y Sanlúcar, en la primavera del año anterior con motivo de su viaje a Marruecos y, por lo tanto, tenía fresco los recuerdos y sensaciones de su estancia de dos semanas.

La pintura a la témpera, sobre varios papeles, muestra a un rey desfallecido, herido de muerte en la batalla contra los árabes, que sólo se mantiene sobre el caballo gracias a su valor. Su corona y su cetro han caído en el lodo junto a su paje. Tras él, a la luz del atardecer, aparece representado el campo de batalla, dejándolo a él en solitario.

Con su muerte comenzó el final del Reino Visigodo. Delacroix plasmó en esta obra una visión melancólica en la tradición de la imagen dada de los héroes a caballo.

La pintura, titulada 'König Rodrigo' y con unas medidas de 192x95 cm, se exhibe en la Neue Pinakothek de Múnich, cedida temporalmente por la ciudad de Bremen hasta la terminación de las obras de rehabilitación del Kunsthalle donde habitualmente se puede ver.

A lo largo de los tiempos la polémica figura de Don Rodrigo y su fatal final han sido interpretados de diferentes maneras por una amplia variedad de artistas de diferentes países, desde las óperas de Handel o Ginestera, pasando por los cuadros de Marcelino Unceta o Martínez Cubells, hasta crónicas y romances, desde dramas teatrales nacionales hasta musicales ingleses.

Un interés que ha reclamado la atención de escritores extranjeros como Washington Irving, Walter Scott, Robert Southey y Gibson Lockhart, así mismo los españoles Fray Luis de León, Zorrilla, Gil de Zárate, Espronceda, Montegón, incluido Pedro del Corral en el siglo XV.

José Luis Jiménez García

La celebración este año del 1300 aniversario de la Batalla de Guadalete (711-2011), puede favorecer, tal como ya se está haciendo desde esta sección cultural del Diario, la revisión de muchas cuestiones sobre el propio hecho bélico así como sobre los actores principales que la desencadenaron.

Un aspecto poco o nada conocido es cómo el arte de la música ha interpretado el papel de don Rodrigo, el último rey visigodo. 'Rodrigo o Vincer se stesso è la maggior vittoria', es el título de la que se considera la primera ópera italiana compuesta por el músico inglés de origen alemán, Georg Friedrich Händel (1685-1759).

El libreto, que tiene como eje central la figura del rey Don Rodrigo y los dramáticos hechos que le sobrevinieron, se basa en 'Il duello de amore e di vendetta' de Francesco Silvani, que ya había servido de base a otra ópera de Marco Antonio Ziani.

Su estrenó tuvo lugar en Florencia, en el otoño de 1707, en el Teatro Cívico Académico, teniendo un éxito notable por lo que Händel recibió los honores del gran duque Ferran de Medici. El compositor empezó a componer la ópera en Roma, donde había llegado en enero de aquel mismo año.

La obra no ha llegado completa a nuestros días, a pesar de que en 1983 se descubrió un fragmento perdido del acto III. Sin embargo, nuevos hallazgos en los años 90 están permitiendo su completa reconstrucción, siendo representada en varias ocasiones, como la de 1984, en Innsbruck, la de Londres, en 1985, y en Karlsruhe, en 1987. Los interesados pueden pueden encontrar en el mercado varias ediciones realizadas en 1999, en 2001 y en el 2008.

No sería hasta 1962 que el tan controvertido y a la vez atractivo personaje, fuera llevado a la ópera de nuevo. Esta vez de la mano del músico argentino Alberto Ginastera (1916-1983). 'Don Rodrigo', ópera en tres actos y nueve escenas contaba con un libreto de Alejandro Casona y era el primer trabajo operístico de Ginastera.

Su estreno, que fue un fracaso, tuvo lugar en el Teatro Colón de Buenos Aires, el 24 de julio de 1964, teniendo como Don Rodrigo al tenor Carlo Cossutta, y a la soprano, Sofía Bandín, como Florinda, ambos bajo la dirección de Bruno Bartoletti.

Todo lo contrario de lo que le sucedió a la representación que hizo Plácido Domingo, junto con Jannine Crader, en la New York City Opera, el 22 de febrero de 1966. Un éxito que la hizo volver en la siguiente temporada. La ópera se presentó, de nuevo, en 1970 y 1971, en la New York City Opera, y, en 1976, en la Ópera de Estrasburgo, en Francia.

Lo más curioso en este aspecto, ya casi finalizando el siglo XX, es que nuestro Don Rodrigo se subiría a los escenarios para cantar y bailar en el musical inglés, 'La Cava', basado en la novela de la escritora norteamericana, Dana Broccoli (1902-2004), titulada 'Florinda'. Al libro, publicado en Nueva York en 1977, le pondría música Laurence O'Keefe y Stephen Keeling, y la letra de las canciones estuvo a cargo de John Claflin y Laurence O'Keefe. La dirección le correspondió a Steven Dexter, siendo sus principales actores Oliver Tobias y Julie-Alanah Brighten. Se estrenó el 8 de Junio del 2000 en el Victoria Palace Theatre, de Londres, donde se mantuvo durante seis semanas antes de pasar al Piccadilly Theatre, donde estuvo hasta su salida de cartel el 3 de febrero del 2001. La crítica tuvo disparidad de opiniones sobre el espectáculo.

José Luis Jiménez García

Fco. Antonio García Romero

Eugenio J. Vega Geán

Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

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