Fotos que roban almas
La otra mirada
PIENSAN los árabes que si un desconocido les toma una fotografía, con ella les están robando el alma. De ahí que sean bastante reacios y, por tanto, muy difícil obtener fotografías directas de estas personas, llegando incluso a suponer todo un riesgo hacerlo sin permiso, el que les escribe puede dar cuenta de ello.
En la Fundación Teresa Rivero se expone, hasta hoy, la muestra fotográfica de Joaquín Hernández ‘Kiki’ sobre los oficios de la medina de Tetuán, patrocinado por la Asociación de la Prensa de Jerez.
En ella, el magnífico fotógrafo y colaborador de Diario de Cádiz realiza un recorrido por los oficios artesanales que aún perviven en la medina de Tetuán, inalterados por el devenir de los siglos. Como si de un estudio antropológico se tratara, Kiki rescata, captura y nos acerca las labores de curtidores, barberos, alfareros, zapateros, etcétera. En una especie de viaje retrospectivo en el tiempo y no exento del encanto que supone ahondar en las raíces de los pueblos y en el exotismo de las diferencias culturales. Aunque tampoco creo que esas diferencias sean tan abismales para nosotros, descendientes directos de los pobladores de Al-Andalus.
Obtener, como decía, fotografías de personas del mundo árabe es sumamente complicado. Pero eso Kiki lo resuelve bien. Primero porque es un viejo maestro del reportaje social y humano. Y segundo porque tiene experiencia en inmersiones en otras culturas para elaborar un testimonio gráfico de ellas. En este sentido no puedo dejar de mencionar su magnífico trabajo sobre la vida en La Habana, un exhaustivo retrato de Cuba que nos ha servido a otros fotógrafos de herramienta documental para preparar nuestros viajes fotográficos a ese peculiar país caribeño.
No sé si los árabes se equivocan o no en ese temor hacia la fotografía, y si es la cámara la que roba el alma al fotografiado. Contemplando la exposición de Kiki me inclino mucho más a pensar que son las imágenes a capturar las que roban el alma al fotógrafo.
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