Diario de las Artes

Fresca y desinhibida iconografía

Alumnos del colegio Montaigne observan obras de María Plata.

Alumnos del colegio Montaigne observan obras de María Plata.

MARÍA PLATA

Colegio Montaigne

JEREZ

Una pieza de María Plata. Una pieza de María Plata.

Una pieza de María Plata.

Es tremendamente importante que los colegios y los institutos de enseñanza, ante la desapasionante falta de intencionalidad hacia lo artístico en los actuales planes de estudio, adopten medidas encaminadas a que los alumnos mantengan un contacto, más o menos, constante con la realidad artística existente. Hoy, a no ser por la buena voluntad de un maestro o de un profesor interesado en el asunto, los alumnos terminan el Bachillerato sin saber muy bien quién fue Goya o qué pintó Velázquez –no me meto, ya, en pedir que sepan qué nos legó Kandinsky o qué hizo Claude Monet-. Es necesario que en los centros educativos se apueste porque la plástica más inmediata, esa que tanto cuesta asimilar a la inmensa mayoría, sea mostrada de primera mano para que los más jóvenes tomen conciencia de su existencia y de la infinita trascendencia que tiene como medio de expresión directa acomodado a los tiempos. Es importante para la cultura en general y para el arte, en particular que los jóvenes asuman la realidad del ejercicio artístico que tiene lugar en su entorno, en su mundo cercano y en el momento más inmediato. Está claro que la educación integral debería ser un objetivo principal y el arte -como otras materias- tendría que estar presente en un conjunto adecuado de asignaturas que garantizaran una formación lo más completa posible. Lástima que los Gobiernos y sus Planes Educativos sean tan obtusos y se olviden de algo que es, tremendamente, fundamental para una cultura general seria y con absoluta proyección. Por eso es tremendamente importante la labor que se viene realizando en el Colegio Montaigne, el Colegio de la Compañía de María de toda la vida, en torno a la creación artística más actual, convirtiendo su bello patio árabe en una sala de exposiciones permanente hasta donde llegan muestras de artistas contemporáneos que van a servir para acercar la práctica artística a los más jóvenes de manera clara y directa. Son muestras de autores de aquí y de fuera, que van a permitir a los jóvenes espectadores que encuentren la más valiosa referencia para conocer la verdadera y principal realidad del arte más cercano. Se trata de una importante actividad porque, hasta los más pequeños, alumnos de Educación Infantil -tres, cuatro y cinco añitos- ya poseen un acercamiento a lo que es una práctica artística que, ya a esas edades, va a servir como punto de partida para un postrer conocimiento y un seguro interés futuro.

Hace unos días se inauguró una exposición individual de la artista jerezana María Plata, joven autora que está en posesión de un lenguaje muy particular, con una fresca iconografía donde muchos de los intereses de los más jóvenes se ven reflejados.ç

La pintura de María Plata es nueva, fresca, desinhibida, cercana a los intereses de esa juventud que quiere y siente ofertas de su mundo, de esa realidad en la que vive. Su obra es portadora de esquemas sencillos, muy inmediatos a los gustos de los más jóvenes; unos jóvenes que son consumidores entusiastas de esa festiva realidad que forma parte de su particular iconografía. Y todo esto se encuentra en la pintura de María Plata; un universo lleno de vida, de gente que ríe, que canta, que toca música, que goza con lo que tiene al lado, que posee unos intereses alejados de lo encorsetado, rígido y estricto.

María Plata entró en los circuitos expositivos hace bien poco. Claro que con su apabullante juventud otra cosa hubiera sido absolutamente difícil. La conocí en la presentación de un bonito proyecto suyo que no llegó a realizarse, todavía no sé muy bien por qué no se hizo realidad. Tanta clarividencia mostraba su trabajo que arbitré todos los medios para incluirla en la programación de la sala ARTEADIARIO. Su exposición impactó, creó expectativas y nos hizo descubrir a una artista nueva con infinita proyección. Después la hemos visto en varias buenas comparecencias que continuaban marcando las buenas sintonías con una artista a la que valía la pena seguir. Es una autora que no ha defraudado y que ha mantenido un estatus importante que llega a todos, especialmente a los más jóvenes. Jóvenes que comulgan abiertamente con lo que descubren en sus obras. Además, la pintura de María Plata se presenta en unos especialísimos soportes que aumentan significativamente el atractivo de la misma. Porque la mayoría de las obras de María están realizadas sobre tablas de skates; tablas que adoptan un especial juego artístico magnificando la realidad de una pintura que llega hasta los que la contemplan con una poderosa intencionalidad plástica y artística.

Junto a estas tables pintadas, la artista nos ofrece otros soportes que dan carácter a una pintura llena de vida. Una guitarra y una tabla de surf aparecen intervenidas con ese jugoso planteamiento estético que da carácter a una obra que no pasa desapercibida para la mirada cómplice de estos jóvenes espectadores que quedan atrapados, quizás, para siempre en la bella tela de araña que María Plata dispone en un acertado juego de intenciones artísticas.

Buena exposición la que se presenta en el patio árabe de un colegio que apuesta, de forma absoluta y decidida, por el arte contemporáneo; un arte contemporáneo que atrae a estos jóvenes que lo asimilan directamente y sin esquemas contrarios.

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