Artistas de Jerez

HUMBERTO DEL RÍO. El justo rigor de la pintura

Una obra de Humberto del Río.

Una obra de Humberto del Río.

La creación artística, por su propia entidad de ejercicio vivo de actuación, posee un número infinito de activos; tantos como ejercientes de su abierta realidad. Sería tarea imposible realizar una caracterización de cada uno de ellos. Sin embargo, sí se podrían agrupar y establecer unos pocos conjuntos bastante aclaratorios y definitorios. En primer lugar y como unidad genérica existen artistas buenos y artistas malos. Desde ahí un océano abierto de posibilidades. Trabajadores, entusiastas, serios, cultos, rigurosos, de gran profesionalidad, creativos, constantes, apasionados, auténticos... artistas buenos. Los hay, desgraciadamente, equivocados, mentirosos, fantasmas, prepotentes, inseguros, ficticios, poco trabajadores, fulleros..., artistas malos. Humberto del Río pertenece a la primera categoría.

Su trabajo es bueno y, además, es trabajador, serio, riguroso, creador, auténtico; en definitiva, artista de verdad. Es asimismo, un pintor de fuste, conocedor de los muchos planteamientos del arte más nuevo y sabedor de cuantas circunstancias plenas transcurren en la pintura más inmediata. No es artista de multitudes ni de actuaciones ruidosas; todo lo contrario, siempre permanece en una posición un paso atrás de donde la cohetería es ruidosa y deslumbra hasta hacer entornar los ojos; por eso posee una visión más clara y diáfana de cuanto acontece en este arte de divismos, pamplinas y episodios poco clarificadores. Está al tanto, no obstante, de todo lo que hay, de lo bueno y de lo malo, de lo absurdo y de lo edificante, de lo que vale y de lo que no es sino pólvora mojada que sólo humea y despista.

Vino de Sevilla para quedarse y en Jerez encontró el camino doble de una profesión artística que produce caminos paralelos y tangentes, nunca extraños y divergentes. Es pintor de muchas luces y docente entusiasta, incluso, con lo que está cayendo donde llegar hasta las aulas es aventura heroica. En ambos estamentos de lo artístico ejerce en profundidad dando muestras de que, en el arte como en la vida, hay que imponerse con pasión a los imponderables de una realidad a la que hay que saber domeñar con ilusión, esfuerzo y ganas. Humberto así actúa, convencido de cuanto hace. Conoce la historia del arte, la pretérita y la reciente; es, por tanto, artista impregnado de la sabiduría que da conocer la esencia de una pintura que domina de principio a fin y a la que concede un estamento de clarividencia y verdad. Humberto del Río no pinta, como hacen muchos, de oídas, ni mucho menos trasladando simplemente lo que de real capta la mirada sin pasarlo, previamente, por el tamiz de una razón clara y sin contaminación. Humberto piensa el concepto, idea el hecho estético y, después, traslada esa realidad consciente a los soportes con mucha fortaleza plástica.

Obra de Humberto del Río. Obra de Humberto del Río.

Obra de Humberto del Río.

El primer argumento a favor del trabajo de Humberto del Río es la contundencia formal de la que parte. Su pintura está perfectamente sustentada en una cimentación técnica poderosa, con una gramática plástica impregnada de afortunados elementos matéricos y de sabias estructuras que los organizan. Desde tales planteamientos formales eclosiona una pintura en la que todo está perfectamente suscrito. Por eso, la pintura de este artista no ofrece la menor duda. No son experimentaciones vacías, sin sustancia alguna; todo lo contrario, la realidad física de la pintura recrea contundentemente los desarrollos de una idea muy bien organizada. Es, por tanto, autor de una obra bien constituida en fondo y forma. Desde esa determinante naturaleza pictórica nace el estamento creativo de Humberto del Río.

Su pintura ha ido evolucionando desde una plataforma de imágenes que recreaba un universo donde todo era posible y en el que se sucedía un imaginario compuesto por infinitos elementos extraídos de mundos mediatos e inmediatos; una iconografía pararreal donde todo tenía su sitio perfectamente organizado. Eran espacios con múltiples elementos que desentrañaban episodios presentidos donde se movía una variada colección de especies iconológicas. Referencias al mundo del cómic, a iconos sacados de la estética pop, ídolos extraños que se hacían inmediatos en un espacio lleno de encanto visual y atractivo pictórico.

En tales postulados plásticos, Humberto del Río nos ofrecía un relato de imposibles, un encuentro de posiciones contrarias, un diálogo entre lo real y lo ficticio, entre lo posible y lo presumible.Desde esta sabia filosofía artística llena de encuadres, de personajes encontrados o inventados, de elementos muy bien estructurados desde una realidad artística convencida y convincente, el artista, en posesión de una preclara verdad, ha ido evolucionando; su pintura se ha hecho más íntima, infinitamente más espiritual. Parece como si aquella fiesta de contrarios se hubiera ido reduciendo a una esencial forma dibujística en la que aparece un mundo casi como sacado de un yacimiento arqueológico. Su obra pierde intensidad cromática y gana en poderío formal. El dibujo, de una elegancia y trascendencia abrumadoras, configura una unidad creativa donde todo es posible. La realidad pierde muchos enteros y se adentra por una ambientación presentida que reduce todo a modelos icónicos.

En esa iconografía contenida, con el dibujo marcando rutas de diáfanos horizontes se encuentra el actual trabajo de Humberto del Río. Un pintor sereno, justo, sin estridencias, sabio conocedor de la realidad artística y un ejecutor culto que lleva la pintura actual a un modo nuevo donde se prevé una feliz historia de bellas formas evocadas. Es Humberto del Río un artista distinto, poseedor de un lenguaje propio, sabiamente modulado desde el conocimiento y la sabiduría artística. Un pintor que nos transporta a lo mejor de la pintura contemporánea, esa que se nos hace distinta porque su realidad es distinta; su modo conceptual a contracorriente y sus esquemas representativos, el resultad de una idea muy bien concebida y mejor transmitida.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios