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Tribuna de opinión

Historia de la biblioteca popular que Jerez dedicó a Cervantes un 23 de abril de 1873 (III)

PERO aquel mismo día 23 de abril ocurrió algo muy importante, y poco conocido, que, desde el punto de vista social, habría de tener tanta trascendencia como culturalmente la tuvo la apertura de la biblioteca. Se trató de la publicación en El Guadalete de un convenio laboral no negociado entre trabajadores y patronal, sino directamente impuesto por la clase trabajadora. El Guadalete lo publicaba del siguiente modo: “Ayer se ha circulado y fijado por las esquinas el siguiente manifiesto: “A los extractores, almacenistas y capataces de cuadrilla, el Gremio de Arrumbadores”. Los que suscriben, individuos de la clase de arrumbadores, en reunión celebrada el día 14 del corriente, han convenido, en uso de su individual derecho y su libre iniciativa, sujetarse en el ejercicio de su profesión a las siguientes reglas: Horas de entrada y salida.- Desde 1º de abril al último de septiembre, se entrará a las 7 de la mañana, saliendo para almorzar a las 9. A las 10 volverán a la bodega y seguirán el trabajo hasta las 2, en cuya hora saldrán y no volverán hasta las cuatro, continuando su trabajo hasta las seis de la tarde, en que darán de mano”1

Porque no olvidemos -y olvidarlo sería creer que la biblioteca de Jerez nace solamente por una especie de amor aséptico a los libros y a la Cultura en vez de, también, por necesidades sociales muy imperiosos de formación, trabajo y dignidad de las clases trabajadoras- que la puesta en marcha de la biblioteca era un elemento más de un plan de la alcaldía republicana que El Guadalete también de 23 de abril, precisamente, resumía así: “Alcaldía Popular de Jerez de la Frontera. Autorizado el Ayuntamiento de mi presidencia por la Asamblea Municipal en sesión del 18 del corriente para levantar un empréstito de rs. vn. 3.00.000 con el objeto de construir dos plazas de Abastos, un nuevo Cementerio, reedificar la antigua casa denominada del Corregidor, y emprender los trabajos para la formación de la Ronda; queda abierta la suscripción por término de 15 días hábiles, a contar desde el 24 del actual, bajo las bases que se expresan a continuación: 1ª.-La suma de 3.000.000 estará representada por 3.000 acciones al prestador de a 1.000 rvn. Cada una… etc.” Jerez, de un modo parecido a como nos ocurre hoy, estaba inmerso en un fuerte estado de necesidad donde la Cultura no estaba, obviamente, desligada ni un centímetro de los asuntos sociales.

Aún así, regresemos al acto mismo de la apertura de la Biblioteca. Tras lo que hemos descrito en el apartado anterior, el secretario José Gargollo empezó a leer la primera página del libro donde habían de registrarse “los concurrentes a la Biblioteca”, una primera página que ya había sido escrita y donde, en relación con los contenidos bibliográficos de la nueva institución jerezana, constaba lo siguiente: “…que sirviesen de base para la formación de esta Biblioteca los volúmenes de la que en el año de 1793 cedió a esta Ciudad el Ilustrísimo Sr.D. Juan Díaz de la Guerra, Obispo de Sigüenza, dejándola a cargo del Cabildo Eclesiástico, y de la cual se incautó el Ayuntamiento a nombre del Estado en 25 de enero de 1869; como asimismo los volúmenes cedidos por la Sociedad Económica de Amigos del País, y los remitidos por el Ministerio de Fomento para la formación de una Biblioteca Popular”.

Sin contentarse con el rutinario control de las fichas de los lectores peticionarios, es de resaltar el hecho de que el alcalde Revueltas Montel dispusiera que ese libro de firmas de los asistentes a la Biblioteca Municipal había de servir en lo sucesivo “para conocer el desarrollo de la afición a la lectura”, firmando ya ese día 23 de abril los asistentes al acto de la inauguración. Esta costumbre de un libro de firmas donde los usuarios dejen constancia de su paso por la Biblioteca ya no se conserva.

El Acta que estamos reseñando dice con meticulosidad quiénes firmaron ese día el libro. Y lo hicieron, además de las personas ya citadas, estas otras: José de Antuñano, Comandante del Regimiento de Infantería de Albuera; José M. Pan, el Síndico Contencioso; Manuel Pintado, Comandante Jefe del destacamento de este Cantón del Regimiento Lanceros de Montesa; Antonio Romero Valdespino, Presidente de la Junta Local de Instrucción Pública; Gumersindo Fernández de la Rosa, Ingeniero Titular del Ayto. y vocal de la Junta de Instrucción Pca.; Jorge Guillermo Suter, Vice-Cónsul inglés; Salvador J. Trillo, Mayordomo del Municipio; Pedro Domecq, Vice-Cónsul de Francia; Juan Miró, Catedrático de Geografía; Luis Coloma, por el periódico El Porvenir; Manuel Fontán, médico; Justo Goñi, de la Sociedad de Aguas; Ramón Vega, Director del Hospicio; Juan Vargas Machuca, maestro de párvulos; Domingo Grondona, vocal del Colegio Médico; José Lacoste, Presidente del Casino Nacional; Rafael Sáez, Mayor de la Fuerza Municipal; Tomás Bueno, por el periódico El Guadalete; Francisco J. Lucena, secretario particular del alcalde; y muchos otros.

Como anticipándose a los duros tiempos de austeridad que hoy corren, otra cosa hizo Revueltas Montel ese día 23 de abril de 1873, en el día de la inauguración de nuestra Biblioteca, a saber, dar lectura a la primera página de un libro registro donde habían de hacerse constar las donaciones “que por Corporaciones o particulares se hiciesen a esta Biblioteca”.

Tras lo ocurrido en el local del Cabildo Viejo, los participantes en el estudiado acto regresaron a la Casa Capitular. Allí estaban los directores de las escuelas públicas de Jerez acompañados de los “alumnos sobresalientes”. Se habían dispuestos dos tipos de regalos. Uno consistente “en un ejemplar con encuadernación de lujo, de la obra titulada El Quijote de los niños por D. Fernando de Castro, y una caja de dulces; esto a los alumnos mayores de siete años”, y otro, para los párvulos, consistente en “un vestido completo y una caja de dulces”. De los niños mayores de 7 años recibieron premio 25 de ellos de las siguientes escuelas: San Fernando, San Miguel, Santiago, San Dionisio y Santo Domingo. De las niñas mayores de 7 años recibieron premio 25 de ellas de las siguientes escuelas: Socorro, Rosario, Concepción, Consolación y Beaterio. De las escuelas de párvulos nos encontramos que en las de San Juan Bautista, San Rafael y San Luis recibieron premio 5 niñas y 10 niños. De la escuela de adultos San José recibieron premio 5 hombres y ninguna mujer.

También relacionado con la educación pública y teniendo en cuenta el alcalde Revueltas Montel el clima social de grandes necesidades –al que nos hemos referido como contexto causal en que se origina la biblioteca popular de Jerez– de la mayoría de la población empobrecida y analfabeta de aquellos momentos, se tomó un acuerdo, ese mismo 23 de abril, consistente en “costear la carrera de segunda enseñanza a los discípulos de las escuelas públicas que más se distingan por su talento, laboriosidad y buena conducta”. Detrás de esta concreta y benéfica iniciativa  se hallaba “una exposición suscrita por D Francisco Revueltas, en la que en su nombre y en el de varios vecinos de esta ciudad”… sin mencionar quiénes exactamente eran esos vecinos.

Pero antes de seguir con la narración, mencionemos que en El Guadalete de 11 de noviembre aparecen los suscriptores que financiaron las obras de la Biblioteca Municipal de Jerez. Los que entre ellos pusieron 300 o más de 300 reales de vellón, es decir, más de 75 pesetas, encontramos, según el orden en que aparecen en el listado publicado en el periódico local, los siguientes: Damián Goñi (300), Esteban Bustamante (300), Francisco Pemartín (500), Federico G. Cossens y Cía. (1.000), Sres. González Byass (1.500), Sres. Garvey y Cía. (500), Gregorio Ysasi (500), José Pemartín (500), José Carlos Gordon (400), José Bertemati (300), Juan Haurie Sobrino (500), Sres. Mathiensen Furlong y Cía. (300), Sres. Makenzie y Cía. (300), Manuel Misa (1.000), Manuel Bertemati (500), Pedro Domecq (500), Ricardo Davies (500), Sociedad Casino de Artesanos (300), Ventura Misa (2.000). Y del importe total de los 18.000 rvn. gastados se dedicaron 15.400 a “jornales de picapedreros y albañiles desde el 6 de junio al 17 de septiembre próximos pasados ambos inclusive”. 

Cristobal Orella es Responsable Técnico del Archivo Municipal de Jerez

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