Idris Elba es Mandela

El actor Idris Elba como Nelson Mandela.
El actor Idris Elba como Nelson Mandela.
Carlos Colón

20 de enero 2014 - 05:00

Biopic, Reino Unido/Sudáfrica, 2013, 139 min. Dirección: Justin Chadwick. Intérpretes: Idris Elba, Naomie Harris, Tony Kgoroge, Riaad Moosa, Jamie Bartlett, Lindiwe Matshikiza, Terry Pheto, Deon Lotz, Mark Elderkin, Michelle Scott. Guión: William Nicholson. Fotografía: Lol Crawley. Cines: Bahía de Cádiz, Bahía Mar, San Fernando Plaza, Yelmo, Cinesa Los Barrios.

Si no fuera por la grandeza del personaje habríamos sucumbido a la mandelafobia tras la orgía de azúcar de sus interminables funerales, incluido el detalle bufo -como de comedia gamberra- del impostor que se hizo pasar por traductor al lenguaje de signos para los sordomudos. Esta película tuvo la mala fortuna de estrenarse el día de su muerte -una de sus hijas recibió la noticia durante el estreno de gala en Londres- e iniciar su andadura en los muchos días de sobreinformación en los que todos los noticiarios de todo el mundo abrían con las exequias del mandatario y todas las televisiones le dedicaban largos reportajes complementados con el pase de la estupenda Invictus de Eastwood.

Lo que en circunstancias más normales hubiera sido oportuno, se volvió contra la película. ¿Más Mandela? ¡Ya lo sabemos todo sobre él! Además en vez de centrarse en un episodio concreto interpretado por un actor que reúna el talento, y hasta el parecido físico de Morgan Freeman, Mandela del mito al hombre aspira a contar toda su larga vida con un actor menos popular al frente. Todo Mandela, desde su infancia hasta su vejez, parece una tarea más apropiada para un aplicado maestro artesanal como Richard Attenborough que para un realizador como Justin Chadwick, formado en las correctas series británicas (la dickensiana Casa desolada, Stolen) y en mediocres largometrajes históricos (Las hermanas Bolena) o en una bienintencionada historia de superación ambientada en Kenia (The First Grader).

Justin Chadwick narra, con una corrección solo rota por algunas cursilerías paisajísticas o de cámara lenta, la vida de Mandela en lo que se habría quedado en un tan aseado como aséptico biopic televisivo de no ser por la gran interpretación de Idris Elba, rescatado de obras espectaculares pero menores (El motorista fantasma 2, Prometheus, Thor, Pacific Rim) al encomendársele un personaje no sólo verdadero, sino sobre todo de verdad. Redimiendo los pecados del maquillador en los episodios del Mandela anciano, Idris Elba interpreta al líder en el sentido más exacto y profundo de la palabra interpretar. Se parezca o no físicamente a él (y no se parece) lo importante es que se apropia del personaje.

El guión tiene el mérito de abarcar a todo Mandela también en los perfiles del personaje. No sólo está el líder pacifista ejemplar, sino el joven ávido de fama. No solo está el conciliador maestro del perdón que logró una reconciliación que parecía imposible, sino al desesperado tentado por el terrorismo que respondió con violencia a la violencia. No sólo está el santo laico, sino el mujeriego. No se trata de desmontar a Mandela, sino de remontarlo restituyéndole su humanidad. Esto, y la interpretación de Idris Elba, rescatan a la película de la medianía.

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