Cultura

Intensidad 'made in Sordera'

Cante: Enrique Soto 'Sordera'. Guitarra: Salvador Gutiérrez. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Viernes 1 de julio. Aforo: Lleno.

Enrique Soto cantó una taranta de su paisano Cepero, de nombre José, que en los años 30 del siglo pasado denunciaba la explotación: "Los capataces de las minas/ van a comprar una romana/ para pesar el dinero/ que roban a la semana/ a los pobres de los obreros", desmintiendo de esta manera a los que con poca memoria afirman que el flamenco nunca se metió en temas sociales o políticos. Y lo cantó con esa intensidad jerezana made in Sordera que identifica a todos los miembros de esta familia. No se trata ya de esa lujuria vocal propia de su padre Manuel, el homenajeado de la noche. Son otros los tiempos y se impone más austeridad vocal, más intimismo. Incluso en el acompañamiento de Salvador Gutiérrez, que se movió toda la noche por los registros clásicos jerezanos, esa polaridad de tensión nerviosa y dulzura, pero con esa pátina contemporánea que a veces saltaba restallante en las falsetas: en la soleá por bulerías, en la larga introducción del taranto, en la fiesta final. Y, sobre todo, en el toque solista con el que inició el recital.

Intensidad vital, la de Enrique Soto, que se vio en ocasiones ensombrecida por algún desajuste en el volumen vocal o un titubeo en la afinación. Son cosas de oficio, que evidencia que Enrique Soto no suele cantar adelante. Y ya sabemos que los desajustes señalados no son tenidos en cuenta en el baile donde prima el virtuosismo rítmico, que mostró de sobra el jerezano, en un recital con tientos, tangos por partida doble, soleá por bulerías, tarantos, fandangos y bulerías. Lo mejor fue la soleá por bulerías, donde su padre era un estilista consumado, y los fandangos del Gloria, que hizo Enrique de forma mesurada, recogida, pero muy efectiva, dándole la vuelta, con excelentes resultados, a la interpretación tradicional de este cante. Me habría gustado que la segunda entrega de tangos hubiese sido sustituida por una seguiriya, pero así fue como transcurrió la noche.

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