Obituario

Muere José Martínez Calvo, fundador de la Galería Espacio Mínimo, una de las más importantes de España

José Martínez Calvo.

José Martínez Calvo.

Cuando, en los años noventa de la anterior centuria, ARCO, la Feria de Arte Contemporáneo que ya se había consolidado y era un hecho indiscutible, unánimemente valorado, los amantes del arte empezamos, realmente, a gozar de lo que allí tenía lugar. Era el sitio adecuado para conocer, de primera mano, lo que, antes, sólo habíamos visto por imágenes, algunas en blanco y negro. Poco a poco nos fuimos introduciendo en un mundo apasionante y empezamos a contactar con gente maravillosa, verdaderos abanderados de lo artístico y lúcidos trabajadores por el arte y sus artistas. Por entonces, se presentó el stand de una galería nueva, llegada de Murcia y con un nombre bastante curioso, Espacio Mínimo.

Más tarde nos enteramos que el nombre se debía a las reducidas dimensiones que tenía la galería. No era, todavía, la capital murciana un enclave importante en el mundo del arte. Tampoco era habitual que una galería de provincias ofreciese lo trascendente que ésta aportaba. En pocos años, Espacio Mínimo fue un stand buscado porque allí se encontraba, con toda seguridad, lo mejor de lo mejor. Después fuimos conociendo a sus responsables, José Martínez Calvo y Luis Valverde, y nos entusiasmamos con su trabajo y con los artistas que conformaban su determinante catálogo.

Llamaba mucho la atención cómo en una ciudad sin mucha actividad en el mundo de la plástica más actual y en unos años en los que lo contemporáneo era casi desconocido para una inmensa mayoría, una galería se abriera camino en el complejo mundo del arte y fuese capaz de introducirse en los laberínticos esquemas de una feria internacional, estableciéndose en un universo lleno de dificultades y episodios esquivos a los que había que saber domeñar para seguir subsistiendo. Los Mínimos, como se les conocía, en poco tiempo, no sólo lo consiguen, sino que dejan Murcia para dar el gran paso hasta instalarse en la calle Doctor Fourquet de Madrid, allí donde se encuentran, nada más y nada menos, las galerías Helga de Alvear, Silvestre, F2, Moisés Pérez de Albéniz, Nueva, Maisterravalbuena y Nogueras Blanchard; toda una milla de oro del arte. Espacio Mínimo es uno de los centros neurálgicos de la artística calle madrileña.

Por Espacio Mínimo hemos visto pasar lo mejor del arte español y algunos de los nombres importantes del panorama internacional. El trabajo de Pepe y Luis, en estos años, nos ha centrado en un arte sin concesiones; en unos artistas buenos que eran protagonistas del más influyente arte contemporáneo. Pero, sobre todo, nos ha llevado a una realidad artística rigurosa, sin las tonterías que tanto abundan en este mundo de muchas verdades a medias y episodios llenos de exuberancias y desorbitadas alharacas. Ellos han dado mucha credibilidad y seriedad a un arte necesitado de buenas proposiciones y sabios argumentos.

Pero la vida impone una potestad que, muchas veces, es tremendamente injusta con algunos. El otro día supimos que José Martínez Calvo, Pepe Mínimo, nos había dejado prematuramente. Tenía 67 años, pero era casi un chaval con la alegría suprema del que sabía vivir una vida joven, llena y entusiasta. Pepe era un hombre culto, muy culto; de una cultura sin empachos ni pedanterías. Conocía lo artístico por dentro y por fuera y sabía, junto con Luis, bandearse por esas aguas turbulentas del proceloso mar del arte y sus circunstancias. Pepe no llega a lo artístico, como otros tantos, queriéndose sumar a la moda de un momento; llega desde el conocimiento y la formación.

Antes de afrontar la maravillosa historia de Espacio Mínimo, Pepe estaba metido de lleno en el mundo del arte. Fue un activo gestor en la Consejería de Cultura de la Región de Murcia. Durante la Expo de Sevilla desempeñó un importante papel en el Pabellón de esa comunidad, comisariando importantes exposiciones. Pero su labor en el arte pasa, sin duda, por Espacio Mínimo. Una galería que es un auténtico espejo donde mirarse gracias a Pepe y a Luis. Su trabajo al frente de la misma ha supuesto el lógico argumentario de la verdad de una profesión que, por culpa de espurios intereses y esquivos planteamientos de algunos más preocupados por ellos que por el arte, han dado una imagen desenfocada de lo que, en realidad, es un trabajo lleno de entusiasmo y de infinitas perspectivas. José Martínez Calvo, Pepe Mínimo, lo hizo muy grande y dio la máxima dimensión a un arte que con él, con ellos, llegó a lo más alto.

Por siempre y para siempre, galerista.

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