Literatura construida, arquitectura escrita (y 6)

Arquitectura · La belleza intangible

Ramón González De La Peña

Jerez, 11 de mayo 2016 - 09:07

RICHARD Yates, autor del libro ‘Revolutionary road’, traducido al español como ‘Vía revolucionaria’, es junto con John Cheever, de los escritores que mejor han descrito en sus relatos la vida en los suburbios de las grandes ciudades norteamericanas, eso que en su momento se dio en llamar American Way of Life o Estilo de Vida Americano. Durante la segunda mitad del siglo XX las ciudades quedaron reducidas al tamaño de su centro de negocios, la City, rodeada de los barrios de las viviendas populares, mientras que los ejecutivos y demás integrantes de la clase media fueron a vivir a las afueras de la ciudad, más cerca de la naturaleza, en casas modernas construidas en urbanizaciones privadas, casas que fueron adquiriendo la condición de paradigma de la vida moderna. En ‘Vía revolucionaria’, Yates cuenta muy bien este sistema de vida que se generó en Estados Unidos en los primeros años 60. Superada la Segunda Guerra Mundial, la expansión de la industria del automóvil apoyada en la abundancia de petróleo, dio forma a un modelo de crecimiento de las ciudades en torno a grandes autopistas como elementos vertebradores de una red interminable de urbanizaciones dispersas en el territorio.

Arquitectos como FranK Lloyd Wright, con sus investigaciones sobre la casa de la pradera o Broadacre City, iniciaron la búsqueda de este modelo de desarrollo territorial en el que la vivienda en parcela aislada sería el ideal de la vida natural. Más adelante se les unieron los arquitectos europeos que huyendo de sus respectivos regímenes fascistas buscaron en América un lugar propicio donde desarrollar sus ideas: Mies Van der Rohe, Walter Gropius, Richard Neutra o José Lluis Sert realizaron estupendas aportaciones tanto en el campo específico de la vivienda aislada como en el de la Arquitectura, ocupando las cátedras de Proyecto Arquitectónico en las principales universidades norteamericanas.

Como suele ocurrir, los hallazgos originarios dieron lugar a repeticiones y banalizaciones exacerbadas de aquellos modelos, convirtiéndolos en urbanizaciones arracimadas en torno a las autopistas, en las cuales el objetivo de búsqueda de los valores de la vida campestre quedaron limitados a un jardín delantero, sin vallar, no demasiado grande, y un patio trasero donde organizar cada día esas típicas barbacoas que el cine ha enseñado una y otra vez. Aquél sistema de vida llevado a su grado máximo quedó ridiculizado en Agrestic, el suburbio donde viven los protagonistas de la serie de televisión Weeds, cuyas emisiones se iniciaban cada semana con la canción Little Boxes, compuesta por Malvina Reynolds aunque popularizada por Pete Seeger. La canción es una sátira sobre todas esas casas de los suburbios iguales aunque cada una pintada del color preferido de sus dueños, construidas de ticky-tacky, es decir, con materiales modernos inconsistentes.

Los protagonistas de ‘Vía revolucionaria’, el matrimonio formado por Frank y April Wheeler, que se sienten muy diferentes a sus vecinos y amigos aspiran a una vida distinta de ese modelo inconsistente que tanto Richard Yates en el libro, como Cheever en muchos de sus relatos, como Malvina Reynolds y Pete Seeger en la canción, como la serie Weeds, o como tantas otras películas del cine americano han puesto en crisis. Se plantean trasladarse a París para vivir una vida bohemia, auténtica. Finalmente, los avatares de la vida les impide realizar su sueño. Y es que la literatura, como la arquitectura, como la vida misma, no siempre es tan propicia con los sueños.

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