He escrito infinidad de veces hasta poder parecer cansino que la pintura que se hace en Jerez está entre lo mejor que tiene lugar en España. También habrán leído, amables lectores, mi repetidísima afirmación de que el momento actual es más dulce de cuantos han existido en la historia del arte de esta ciudad. Lo he afirmado constatándolo con hechos puntuales por los muchos reconocimientos que nuestros artistas tiene en los foros más prestigiosos del panorama artístico, con Premios y Becas de grandísima significación, por las importantes exposiciones en salas y galerías de suma trascendencia donde muestran sus obras. Artistas la mayoría jóvenes con un camino inmenso por recorrer y con una unánime consideración en las colecciones de verdadera entidad hasta donde llegan sus obras sin solución de continuidad. Empiezo así mi escrito para informarle de la inminente puesta en escena del Museo del Realismo Español Contemporáneo en la ciudad de Almería y porque, ya, se conoce la relación de los doscientos nombres que ocuparan la exposición permanente del nuevo museo, entre los que se encuentran tres grandes pintores jerezanos. Vayamos por partes.

Actualmente se está dando las últimas puntadas al que será el MUREC, Museo del Realismo Español Contemporáneo, una institución museística que tendrá su sede en el antiguo Hospital Real de Santa María Magdalena y que va a servir para dinamizar culturalmente la zona y abrigar una realidad artística necesaria y que las burdas, espurias e interesadas actuaciones de los santones de lo artístico, habían dado de lado; considerando al realismo si no como una actividad, menor, sí como la hermana pobre de la pintura. Craso error y estúpida creencia cuando en la creación artística sólo existen dos tipos de obras: las buenas y las malas. Los argumentos de los abanderados del arte han estado, desde hace tiempo, bastante escorados hacia tendencias poco proclives a lo real; dando pie a que durante mucho, el realismo -incluso, el muy bueno salido de artistas geniales- era poco más que denostado. Todavía hoy, en ciertos sectores de mal considerado elitismo cultural y progresía artística, se tienen dudas de una realidad aplastante que debería estar muy por encima de tontas y superadas disquisiciones.

Lo cierto y verdad es que el MUREC va a ser un hecho desde el día 15 de marzo cuando el Señor Presidente de la Junta de Andalucía corte la cinta inaugural y ponga en marcha una entidad que va a ser importante, no nos cabe la menor duda de ello, y va a permitir relanzar museísticamente una parte muy, muy importante de la creación artística. Su exposición permanente va a estar compuesta sobre doscientas piezas que ocuparán doce salas del conjunto del museo, dejándose otras dos para exposiciones temporales.

Obra de Eduardo Millán.

La nómina de artistas y obras es tremendamente importante y abarca el arte de los siglos XIX, XX y XXI. La significación de los autores no deja lugar a dudas: Joaquín Sorolla, Mariano Benlliure, Darío de Regollos, Antonio Muñoz Degrain, Ignacio Pinazo, Ramón Casas, Joaquín Mir, Isidri Nonell, Mateo Inurria, Ignacio Zuluoga, Julio Romero de Torres, José Gutiérrez Solana, Ricardo Barjola, Lorenzo Coullat Valera, Gonzalo Bilbao, Daniel Vázquez Díaz, Rafael Zabaleta, Baldomero Romero Ressendi, Ramón Gaya, Antonio López, Amalia Avia, Francisco López, Isabel Quintanilla, María Moreno, Julio López, Carmen Laffón, Cristóbal Toral, Luis Gordillo, Matías Quetglas, Pedro Escalona, Daniel Quintero, Antonio Barahona, entre muchísimos. Y, además, tres de nuestros ilustres pintores jóvenes: Eduardo Millán, Ignacio Estudillo y Antonio Lara.

Después de la inauguración, el MUREC presentará una gran muestra de Antonio López, que va a coincidir con otra de Eduardo Millán. Dos artistas de infinita trascendencia. Aquel ha llenado una época; ha sido pintor de pintores y maestro de maestros. Su obra ha estado muy por encima de las modas y de las endiabladas veleidades del arte, demostrando con ello que, en lo artístico, las modas, las tendencias pasajeras, los criterios interesados son producto de un tiempo efímero. Lo que realmente permanece es la obra. Eduardo Millán, por su parte, es un joven artista en ejercicio; autor de una pintura veraz, inequívoca, con un sentido y una dimensión que se aparta, asimismo, de modas interesadas y de episodios con más dialéctica que enjundia artística. Son dos ejemplos inequívocos de que el buen arte realista no tiene tiempo ni edad; mucho menos argumentos espurios de santones voceros, la mayoría de las veces, equivocados.

Obra de Ignacio Estudillo.

El reto es magnífico y las expectativas, absolutamente, ilusionantes. Estamos de absoluta enhorabuena. La relación de artistas que todos tenemos en la mente y que podría magnificar el sentido del museo es grande. Hay nombres de sobra para que este proyecto sea apasionante y tenga absoluta vocación de futuro. Nosotros, con cuarenta años a la espalda, luchando por el buen arte, nos sentimos llenos de alegría por un nuevo Museo que va a constituir un referente, además, sabemos que desde esa factoría que se llama Jerez y que crea muchísimos importantes pintores que hacen muy buen realismo van a ser, más pronto que tarde, miembros ilustres de esa docta institución. Los primeros han sido Eduardo Millán, Antonio Lara y Nacho Estudillo. Pero a la puerta llaman otros muchos: Malali Bachiller, David Maldonado, Rocío Cano, Ana Barriga, Javier Palacios, Juan Ángel González de la Calle y muchos otros, por citar algunos de los de Jerez y sin mirar fuera de nuestras fronteras donde existen grandísimos pintores realistas: Pedro Cuadra, Belén Mazuecos, Simón Arrebola, José Carlos Naranjo, Jorge Gallego, Julia Santa Olalla, Cristina Megía, Miki Lel, Silvia Lermo, Paco Pomet, Santiago Yáñez... Todo un camino por andar con suficiencia, solvencia y verdad.

El MUREC, un museo ilusionante.