Cultura

Melancolía de ensueño en el Alcázar

  • La compañía El Despiole vuelve renovada El espectáculo recordó la figura del padre de Agustín Lastra

'Noches de verano' en el Alcázar deslumbró como nunca a los ciudadanos con un espectáculo maravilloso de la compañía El Despiole, titulado 'A Puro Tango'. El equipo artístico no pudo volver de mejor forma. El aforo estaba completo y el público esperó impaciente con caras simpáticas a la aparición que harían poco a poco todos los miembros de la compañía. Bajo una música que era capaz de llevar a cualquiera al escenario de la película francesa 'La vie en rose', dio comienzo la velada de la mano de la Orquesta El Despiole y su gran maestro, el bandoneista Orlando Dibelo.

A la izquierda del director ponían en pie su arte la pianista María Galo y Javier Delgado, en el contrabajo. A la derecha, por otra parte, los violines de Paloma Tascón y Javier Hacha lucharon contra el viento que irrumpía en la composición elaborada por todos sus artistas. El juego de luces de la noche recorrió los matices más sinuosos del arco iris para sacar lo mejor del tango, en los pasos y vestuarios de las dos parejas de bailarines: Alejandro y Cristina, grandes protagonistas de la cita; y la pareja formada por Luis y Arlene.

Los bailarines retrataron a la perfección el trabajo elaborado por la orquesta. Como pieza clave hizo su aparición, en varias composiciones musicales, el cantante argentino Martín Gatica. Tal y como apuntó, "de sangre española e italiana, es mi primera visita a Jerez y estoy maravillado con su gente". Y así se quedó el público, anonadado con los solos de la orquesta, la voz de Gatica y con algunas coreografías individuales, que despuntaron en la noche. Aunque no se puede minusvalorar el trabajo realizado con ambas parejas en conjunto en escena, la seriedad de Cristina y fuerza de Alejandro contrastaban con la simpatía de Luis y la dulzura de Arlene, al ritmo de obras musicales de los más grandes del tango: Jorge Casal, Jorge Falcón, Alfredo Belizzi y Héctor de Rosas, entre otros. El gran Orlando Dibelo despuntó en la noche guiando a los presentes por cada una de las piezas artísticas que se mostraban acto seguido. Un ejemplo de ello fue la presentación de la obra 'Melancolía', del artista y compositor Julián Plaza. El director expuso una reflexión a los allí presentes: "¿Qué significa melancólico?". El público estuvo risueño ante sus palabras y se quedó enmudecido con cada nota musical que aparecía como de la nada de su bandoneón.

Gatica no quiso despedirse de su primer encuentro con la ciudad jerezana sin antes agradecer a todos la invitación y acogida recibida. Hizo también alusión al director de Producciones Lastra, Agustín Lastra, y rememoró la figura del padre de Agustín, fallecido recientemente y al que le dedicó el espectáculo. Si hay que buscarle el punto negativo a la noche todo se queda en lo puramente anecdótico, como un pequeño percance del bailarín Alejandro, con su zapato, que asustó al público en pleno levantamiento de su pareja. El baile sí que resultó puro, con un acompañamiento musical excelente. El viento terminó ayudando a los delicados vestidos de las bailarinas y las letras cantadas a modo de vals, milonga o tango envolvieron al Alcázar en un sueño poético y melancólico al llegar a su final.

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