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Primer concierto del ciclo 'Música para el alma'

Música deliciosa que sana el alma

La solista de flauta de la Orquesta de RTVE María Antonia Rodríguez y la solista de arpa de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Daniela Iolkicheva ofrecieron el jueves un mágico e insuperable recital en los Claustros de Santo Domingo abriendo el ciclo 'Música para el alma'. Ambas artistas venían precedidas de una justificada reputación por una trayectoria artística de gran altura, pues han mantenido una constante actividad profesional de celebrado bagaje, tanto en su labor como solistas como pertenecientes a las más prestigiosas orquestas españolas.

En esta ocasión se presentaban en Jerez con un interesante programa de dúo en el que se conjugaban obras de compositores franceses como Naderman-Tulou y Saint-Saëns. La primera obra, inspirada en 'Guillermo Tell', es una obra prerromántica y los temas y su desarrollo presentan caracteres propios de las frecuentes fantasías operísticas de la época, que requería de ambos solistas grandes dosis de virtuosismo. La 'Fantasía' de Saint-Saëns es una obra de su última etapa, en la que el longevo compositor no pudo librarse de la inevitable influencia impresionista, aunque abjurara de ella. La 'Serenade' del interesante y poco frecuente compositor norteamericano Vincent Persichetti es una obra compuesta por ocho deliciosos fragmentos, cada uno con personalidad propia, en un lenguaje ecléctico, propio de la escritura creativa del siglo XX, donde tantos estilos confluyeron en tan pocos años. La 'Sonata' de Nino Rota, célebre compositor de bandas sonoras de películas de culto, fue quizás la obra más inconsistente del programa, y no precisamente por defecto de su interpretación, pues a pesar de los esfuerzos de Rodríguez e Iolkicheva, éstas no lograron dar el brillo a una música falta de interés estético, tan alejada de otras tan célebres del mismo autor.

'Tríptico', del compositor jerezano Julio Lozano Garijo, consiste, según el propio autor, en "tres narraciones musicales diferentes enlazadas". La primera de ellas, titulada 'El pájaro en el jardín de los sauces', presenta un largo solo de flauta de carácter intimista, que recordaba vagamente a Olivier Messiaen, el compositor que tradujo musicalmente el canto de las aves. El segundo movimiento, titulado 'Erato', incluye un solo de arpa que refleja estados emocionales e íntimos con la musa de la poesía lírico-amorosa de fondo. La tercera narración, en homenaje a 'Euterpe y Terpsícore' y subtitulada 'En la Calita de Sancti Petri', refleja la luminosidad y el color a través de un placentero paseo, combinando ritmos y sabores cálidos, que fueron perfectamente traducidos por las inteligentes solistas.

Los aplausos del público llevaron a Lozano hasta el escenario y las intérpretes regalaron al numeroso auditorio una pieza de Ibert, que puso el broche de oro a una velada de música curativa para espíritus apocados y deseosos de sanar.

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