Cultura

Obras sobre corrupción, la memoria, el amor y el arte optan al Premio Azorín

  • La editorial Planeta y la Diputación de Alicante convocan este galardón, que se falla mañana

Pinceladas de amor y arte, recuerdos del pasado, citas imaginarias con la historia y un caso de prevaricación urbanística en la España actual conforman el abanico temático de las diez obras finalistas al Premio Azorín de Novela 2013. Dotado con 68.000 euros, el fallo de este galardón literario se dará a conocer mañana en el transcurso de una gala que tendrá lugar en el Auditorio de la Diputación de Alicante.

Como antesala de esta cita, el director del Área de Relaciones Exteriores del Grupo Planeta, Carlos Creuheras, y el responsable de Cultura de la Diputación de Alicante, Juan Bautista Roselló, dieron ayer a conocer las diez obras finalistas, seis de ellas presentadas por sus autores bajo seudónimo.

Estas son La salvaje inocencia, de Gloria Cécil; La luz pasajera, enviada por Desmond Angell desde Villena (Alicante); El laberinto de la mente, de Ángel Robles (Sevilla); El otro lado del lienzo, de At Last! (Guadalajara); El tiempo del magnesio, de Jane Wellesley (Jaén), y Consejos y dudas (sobre antropología) para el uso de viajeros y residentes en tierras salvajes, de Claude Lévi-Strauss (Tenerife). Las cuatro restantes son Hormigas en Sincairén, del escritor y médico alicantino Andrés Botella; Alla prima, de la novelista catalana Queta García; La orilla perdida, de Julián Saudí Viejo, natural de Tánger (Marruecos) pero afincado en Illescas (Toledo), y Cuando la batalla esté perdida y ganada, de José María Velasco Lázaro, remitida desde Madrid.

A esta edición se han presentado 97 obras, de las cuales 71 proceden de España, una del resto de Europa, 17 de América, mientras que ocho son trabajos cuya procedencia no se especifica.

Roselló y Creuheras desvelaron algunas temáticas, como la artística, pues dos novelas se adentran en los sentimientos de dos mujeres hacia Picasso y Boticelli, respectivamente. El retorno a la vida de un pueblo abandonado tras la II Guerra Mundial (Hormigas de Sincairén), la memoria de un pequeño núcleo rural narrada por un escritor (La luz pasajera) o el ansia de libertad de unos entrañables personajes tangerinos a mediados del siglo XX (La salvaje inocencia) conforman el apartado de novela histórica con trazos muy personales. A estas se suman El tiempo del magnesio, donde una fotógrafa, junto a Lincoln, convierte su trabajo en instrumento de denuncia, y Consejos y dudas (sobre antropología) para el uso de viajeros y residentes en tierras salvajes, un relato ambientado en Sierra Leona durante la dominación británica. Una novela policiaca (Alla prima), otra sobre las enfermedades mentales más habituales (El laberinto de la mente) y un relato de prevaricación urbanística ambientado en un pueblo de Alicante completan la horquilla temática.

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