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Cultura

Omeyas, tribus y Coras, historias que cambian la historia

  • Encarnación Cano presenta en el Alcázar una obra que aporta nuevos datos sobre Al-andalus

El Alcázar no pudo ser mejor cobijo ayer para la presentación de un libro tan andalusí como 'Omeyas, tribus y Coras. El caso de Baguh (Priego de Córdoba) entre los siglos VIII y XI' (Peripecias Libros) dentro de la Colección A de Al-andalus, de Encarnación Cano Montoro. Una obra que versa sobre un territorio concreto de Al-andalus que abarca hoy Priego de Córdoba, Almedinilla y Carcabuey, que en la Edad Media llegó a ser una circunscripción administrativa de máximo rango, además de una cora o región, distinción que obtuvo por parte de la dinastía Omeya. Y las causas que determinaron que esa comarca llegase a este nivel está en el asentamiento de tipo segmentario que se establece en la región, con claras conexiones y apoyos a los Omeya.

Un tema que la autora -originaria de Priego- eligió también porque el coordinador de la colección A, el historiador jerezano Miguel Ángel Borrego, la animó a escribir sobre un tema en concreto de la historia de España a raíz de la lectura de su tesis doctoral hace dos años, de la que extrajo capítulos que se han convertido en un libro. Un trabajo que además Cano conectó ayer con la provincia de Cádiz, ya que "sigo algunos referentes ya publicados dentro de lo que fue la Cora de Medina Sidonia, cuya capitalidad durante un tiempo radicó en la ciudad de Sarish o Jerez, y que atañe precisamente a ese poblamiento segmentario que se da en el territorio andalusí. Y se ha podido identificar el punto de partida de esos asentamientos desde el norte de África, así como la llegada de estas facciones, de grupos que dan también nombre al territorio donde se ubican. En el caso de Priego, parten de Damasco. Para ese estudio he seguido lo parámetros ya estructurados para la provincia de Cádiz", precisa la autora.

Durante la presentación, Cano apuntó que todos estos estudios "dan un vuelco a la historiografía tradicional porque nosotros tenemos un concepto de invasión en grupo, en bloque, que cruza la península y que de Sur a Norte va conquistando la totalidad a excepción de la cornisa cantábrica. Sin embargo, por estos estudios pormenorizados en espacios locales estamos viendo que no fue así. Realmente, esa emigración que entra en la península desde el 711 no es un bloque unido con ideas comunes de conquista, sino que son facciones de grupo que se van instalando allí donde encuentran espacios libres con captaciones de agua, y de hecho no se sienten miembros del mismo grupo todos. De esta forma, en Cádiz y Córdoba repiten los medios de reproducción campesinos de sus lugares de origen".

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