Piruetas de pasión
La jerezana Alicia Parra acude como única participante española al concurso internacional de danza 'Adeline Genée' en Nueva Zelanda
Vestida de aparente fragilidad, mueve sus manos de uñas cuidadosamente pintadas. Se desliza de puntillas por la clase porque con sus castigadas zapatillas de punta parecen que sobrevuelan. Sin embargo, es un titán. Su recogida figura esconde una fortaleza que derrocha cuando baila. La técnica y el músculo de la pasión conducen cada día a la jerezana Alicia Parra Porras hacia su meta: bailar, bailar y bailar. Son muchos años, desde los 4, en la escuela de música y danza 'Belén Fernández'. Los frutos se van viendo.
Hace unas semanas, esta joven, con 20 años recién cumplidos, se marchó a Nueva Zelanda con su profesora, Belén Fernández, para participar en el concurso internacional de danza 'Adeline Genée' al que acudieron un total de 71 bailarines y bailarinas de todo el mundo. Ella era la única española. Un país, el nuestro, que el jurado se alegró de ver sobre el escenario, ya que hacía varias ediciones que no presentaba a ningún participante.
Para estar en este concurso era necesario haber aprobado con 'distinction' el grado de Advanced 2 con menos de 18 años. Un examen que superó en 2011. "Supe seguro que iba a ir cuando me compré el billete (sonríe la jerezana), este verano. Desde entonces hasta diciembre, que es cuando se celebró el concurso, he tenido que prepararme varias coreografías, libre y de repertorio clásico. Y una tercera que nos montaban allí durante los cinco días previos de entrenamiento, y que tuve que bailar en el teatro Saint James Theatre", cuenta Alicia. Hay que destacar que en el jurado había nombres como el protagonista de la película 'El último bailarín de Mao', el bailarín Li Cunxin.
Australianos, indonesios, japoneses, sudafricanos, escoceses, ingleses, americanos..., y ella. Todos los participantes se alojaban en el mismo hotel, incluso la gente se acercaba por la calle para hablar con ellos por la importancia cultural que se le da al ballet clásico en ese país. En total, casi tres semanas de estancia en Wellington con una gran acogida por parte de autoridades y ciudadanos. "No llegamos a la final, pero con haber bailado allí y que los profesores me hayan mirado a mí sola, ha sido un placer, con música en directo... Ha sido una maravilla. No íbamos para ganar, sino para ver y que nos vieran, para aprender mucho y para trabajar con estos profesionales". Ha sido un sueño hecho realidad, del que Alicia asegura que no se arrepentirá nunca. "Lo voy a recordar siempre porque además era el último año que podía ir, ya que no podía superar los 19".
Para la profesora de danza Belén Fernández es primordial animar a los alumnos que puedan aspirar a ese concurso. "El problema es que este año era lejísimos, no había otro punto más lejos de España (ríe). Hombre, también tiene sus dificultades económicas pero está organizado para que cueste lo mínimo. Esta alumna se ha ganado estar allí y si ella quiere bailar tiene que sacar un pie de España y ver qué se hace por ahí y por aquí también. Ver el nivel porque hay que tener los pies en la tierra". "Y que vean -añade- que en España también bailamos. Ha sido un concurso de mucho nivel. Para superarse hay que ponerse a prueba y este viaje es un ejemplo". No es la primera vez que la escuela de Belén Fernández se presenta a este tipo de certámenes. Ya lo hizo con la jerezana Isabel Olivera, bailarina de numerosos musicales. "Estamos muy orgullosas de haber ido a este concurso. Además, el Consulado de España allí patrocinaba el certamen porque iba una española. La cultura de la danza allí es muy distinta. Las empresas se mueren por que pongan sus emblemas en los programas de los espectáculos", apunta Belén Fernández.
¿Lo peor de bailar? "Que el momento en el escenario es muy corto". ¿Lo mejor? "El camino para llegar. Si esto no te gusta, te tienes que dedicar a otra cosa", reconoce Alicia. Y los siguientes pasos son hacer un examen en Londres para obtener nuevos títulos y presentar vídeos a audiciones de diferentes compañías, todo mientras continúa con su carrera de Diseño Industrial. "Voy a intentar bailar, que no me quede con la cosita de 'y si lo hubiera hecho...' Me quiero dedicar a esto. Lo tengo claro. Quiero estar en un escenario, que la gente me mire y me aplauda (ríe). Bailar, al fin y al cabo".
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