Cultura

Profeta entre dos tierras

  • La escritora Marta Dunphy, estudiante en Jerez, ya ha editado en Inglaterra su primer libro, 'The prophecy of the Shalforen', y busca hueco a su edición en castellano

"Éste es un mundo global. Hay que coger lo bueno de cada cultura". Marta Dunphy Moriel tiene 22 años. Aparentemente es una chica normal, con las bondades y las carencias de una chica de su edad. Eso a simple vista, porque tiene varios secretos. El primero, que por sus venas no corre sangre de castellana vieja. Su padre es inglés y su madre es sevillana. Eso de tomar el té a las cinco y ser amante de la feria lo define con un paralelismo con el peñón de Gibraltar. Luego está lo de la cultura. Porque, se lamenta entre carcajadas, cuando conoce a alguien nuevo teme ser presuntuosa. Marta es un nuevo perfil del artista del Renacimiento. De aquellos que cultivaban casi todas las artes. Toca el piano y la flauta travesera, produce cortometrajes y escribe. Sobre todo escribe. Además, estudia quinto de Derecho con Empresariales en el campus de Jerez. "Me defino como polifacética. Aunque me gusta definirme como escritora". Prueba irrefutable es que su primer libro lleva dos meses publicado en Gran Bretaña.

Marta empezó "contando cuentos a mis hermanos pequeños. Primero inventaba un cuento nuevo cada día, pero luego me di cuenta de que era más divertido retomar el mismo cada día y hacerlo más grande". Fruto de ello nace el "esbozo primitivo", como ella misma dice, de su primer libro. Es una novela "para todos, grandes y pequeños" donde desarrolla como trasfondo el tema de la muerte. A pesar de eso, promete "un final feliz. La vida no está para pasarlo mal. Si un niño lee mi libro, no va a salir traumatizado, lo prometo, porque tendrá delante la historia de una familia un poco loca, pero creo que alguien con una mente reflexiva percibirá mi opinión acerca de la muerte".

La vida, según dice, depende de cómo se mire, tanto en su novela como en la de Marta, así que las vicisitudes que encontró para cumplir su sueño no la tumbaron "El mundo editorial es muy complicado. Necesitas un agente, que cuesta cuatrocientos euros al mes".

Una de las facetas más complejas de Marta es su dualidad, la compatibilización de las leyes y el arte, un cóctel perfecto para el mundo editorial, del que es conocedora. "En España -dice- son menos arriesgados que en Inglaterra. Allí tienes que luchar mucho, porque hay mucha competitividad y hasta te piden una fianza por si no se termina de vender la edición de tu libro, pero sale adelante si lo trabajas. Aquí la gente lee menos, las ventas son más bajas y es un mercado más duro, aunque sigo intentándolo". En esas está, porque a pesar de que hay una edición en castellano, no ha podido colocar 'La profecía del Shalfhoren' en las estanterías españolas.

Marta tiene su propio secreto para conseguir lo que se propone. "La gente tiene ideas buenas pero no se sienta a desarrollarlas, es una pena, porque el diez por ciento de esto es la capacidad y el noventa por ciento te lo da el trabajo".

Ella por ejemplo tiene una agenda azul con ideas nuevas y la musa, cuando llega, llega y te coge desprevenido: "Estando en una discoteca, a las cinco de la mañana, si te viene una idea, no puedes dejarla pasar". Además, presume de tener una mente abierta. Es capaz de ver una película para adolescentes que la crítica apalee, de tragarse la filmografía de Hitchcock o incluso de alternar un "ya lo dijo Maquiavelo" con un "depende, ya lo dijo Jarabe de Palo". Porque es de esas que ven "en el dvd los comentarios del director, me parece apasionante, porque de todos se aprende".

Ahora, está preparando su primera obra de teatro, un texto suyo puesto en escena por una compañía que ella va a dirigir. En noviembre se estrenará en Sanlúcar y al igual que con las editoriales, busca más teatros donde actuar. Por otro lado, sigue adelante con sus cortometrajes. Aparte de los ya estrenados, tiene en mente otro de terror, estancado porque requiere algo más de dinero. Y del libro publicado, promete toda una saga. "Ya tengo escritos tres y medio. Mi idea es hacer doce". Lo fía tan largo porque no faltan ideas. Del futuro habla de forma peculiar. "Tengo dos maneras de verlo. En mi mundo de fantasía quiero seguir escribiendo teatro, libros, cine y ojalá pueda decirte el día de mañana que he vendido un millón de libros y me han traducido a 26 idiomas y ser -dice casi santiguándose- como J. K. Rowling (autora de la saga Harry Potter). Pero, con los pies en e suelo, espero acabar la carrera, trabajar y abrir mi propia empresa, una editorial o una productora". Ninguno de los dos sueños es moco de pavo. Tampoco lo es tener a los 22 años un libro a la venta y ya lo ha conseguido.

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