Pulcra metáfora de la existencia

Pulcra metáfora de la existencia
Pulcra metáfora de la existencia

08 de octubre 2011 - 05:00

LOS aficionados a lo artístico hemos tenido la gran suerte de contemplar durante este verano la espléndida muestra de los fondos de la Colección DKV, una exposición que ha vuelto a llenar de esplendor expositivo los magníficos espacios del Palacio Provincial. Entre las buenas piezas presentadas, el espectador tuvo la oportunidad de encontrarse con una obra de Javier Palacios - representante junto con Javier Velasco del arte gaditano -, un jovencísimo artista jerezano, que obtuvo la prestigiosa Beca DKV, lo que le permitió una estancia en Polonia, donde completó su formación y le sirvió para abrir horizontes artísticos.

Hemos seguido a Javier Palacios en su corta pero fructífera carrera y, desde un principio hemos observado una decisión y un carácter artístico fuera de lo normal. Su trabajo en torno a la figuración se aparta diametralmente de las propuestas habituales de esta modalidad pictórica y patrocina unas formas llenas de entidad y sustentadas desde un poderoso concepto que abren infinitos desenlaces significativos.

Tanto entusiasmo creativo nos levantó su obra en las mínimas comparecencias donde lo vimos que hemos hecho todo lo posible para que su obra estuviese presente en la programación de la sala 'ArteaDiario'. Su generosidad y su encomiable trabajo ha permitido esta exposición donde el joven pintor se adentra por los vericuetos de la existencia humana. La vida y la muerte sirven de coordenadas ilustrativas para plantear una metáfora de la naturaleza existencial. Desde ese contundente patrimonio pictórico que caracteriza al autor, con un dominio absoluto de la forma plástica, una concepción dibujística pulquérrima y un manejo particularísimo de la materia cromática, Javier Palacios nos plantea un canto a lo efímero de la vida, al impenitente discurrir de una existencia que describe su línea argumental sin solución de continuidad y que el artista soluciona con un juego metafórico sobre el deambular vital. En esta nueva iconografía donde la visión de las postrimerías tiene mucha importancia, Javier Palacios nos adentra por diferentes aspectos de una simbología donde la vida y la muerte y su transcurrir asumen un papel de elementos cotidianos; desde portentosos retratos sutilmente planteados con una estructuración pictórica fuera de serie hasta un magnífico dibujo de un pájaro o la aplastante contundencia formal y visual de unas bolsas de basura, elementos icónicos de una realidad que transportan a postulados significativos de especialísimo sentido conceptual.

Javier Palacios es el representante aventajado de una nueva hornada de pintores andaluces que abren absolutamente las perspectivas de un arte lleno de entusiasmo creativo. Atrás han quedado los epidérmicos, poco convincentes, de una pintura figurativa ilustrativa de nada. Aquí nos encontramos un nuevo concepto estético, una realidad que desentraña mucho más infinitos asuntos que los que la mirada abarca.

La exposición nos plantea el ideario estético de un artista del que estamos seguros porque patrocina un arte lleno de trascendencia, pulcramente acondicionado en fondo y forma. Javier Palacios ha dejado de ser un artista emergente para convertirse en una auténtica referencia.

stats