La sección oficial de San Sebastián enfrenta a 'El rey de La Habana' y 'Moira'

El Festival de San Sebastián enfrentó ayer dos películas cuyas temáticas difieren como la noche y el día, El rey de La Habana y Moira, la primera sobre la Cuba del periodo especial, y la segunda, sobre la vida de hoy en un pequeño pueblo de Georgia, pero coinciden en derrochar realidad.

En El rey de La Habana, Agustí Villaronga adapta al cine una de las más brutales novelas de Pedro Juan Gutiérrez, sobre la capital cubana a finales de los 90, con una retranca costumbrista que tiene su gracia. Durante los primeros veinte minutos.

Después, el Villaronga más temible, el que pone negro sobre blanco la realidad más cruda, dolorosa y sórdida, aparece hasta dejar al espectador sin aliento.

"Como historia de amor, es muy extraña -opina el director de Pa negre (2011)-. Se trata más bien de un fresco sobre una Cuba en la que se vive para sobrevivir. (...). No es la sociedad cubana que se ve normalmente, pero no es inventada en absoluto", advierte.

"Hay amor y sexo también hay, pero no podía ser el sexo de 50 sombras de Grey", aclara para explicar el impacto que causan algunas escenas.

Villaronga se ha sentido llamado ahora a "dar voz a los sin voz", a poner "negro sobre blanco" lo que pasa en las zonas más marginales de Cuba, las que "no salen tanto". "Creo -dijo- que muchos cubanos me lo van a agradecer".

Y Moira, según explicó su director, el georgiano Levan Tutberidze (Tiflis, 1959), es un drama social basado en hechos reales, situaciones "bastante habituales en Georgia -dijo- que son como una plaga para nuestro país. Lo que cuento es lo que nos divide y nos duele".

Pero no son problemas solo de mi país -apunta-: esto también se ve en las calles de México, por ejemplo".

Se refiere a la batalla diaria de la gente de un pequeño pueblo de pescadores que no puede dar un paso sin enredarse en los trapicheos de la mafia: secuestros, extorsiones, asesinatos y, a la postre, ajustes de cuentas.