"Velázquez no fue un pintor prolífico"

- ¿Cómo nace la idea de escribir sobre Velázquez?

- El año pasado la Editorial Irreverentes, en Madrid, editó mi novela sobre Goya, 'El ocaso de los sueños'. A finales de ese mismo año, comencé a escribir sobre Velázquez, otro genio de la pintura española, reconocido por la crítica como el artista más universal de todos los tiempos. Miguel Ángel de Rus, director de la Editorial, me animó a escribir otra novela sobre un artista universal. Entonces, pensé en Velázquez, sevillano, que desarrolló su trayectoria artística en el Siglo del Barroco por excelencia, el Siglo XVII. De este modo, nació esta nueva novela, tras un estudio intenso de la obra del artista, contando con una recopilación de artículos monográficos que yo había escrito y que habían sido publicados en diversas Revistas especializadas, como el Boletín Camón Aznar de Zaragoza.

- ¿Por qué ha combinado dos siglos tan diferentes en la novela?

- He mezclado el siglo XVII y el siglo XXI, pero no porque quisiera establecer una a modo de similitud o de comparación entre ambos siglos, sino porque la trama de la novela se desenvuelve en estas dos épocas, muy diferentes, desde luego, la una de la otra. Lo que sí es evidente es que, hoy en día, hay muchas personas que están investigando en profundidad la obra de Velázquez, su vida, los entresijos de su pintura y, sobre todo, algo que a mí me ha interesado muchísimo: el tema de los espejos en su obra.

- En el cuadro Las Meninas, ¿hay algo especial para usted?

-Los espejos de Velázquez son, en sí mismos, inquietantes. Yo recuerdo cuando tenía quince años que fui por primera vez a Madrid y, en concreto, a visitar el Museo del Prado. La impresión que recibí al poder admirar, en una sala, el cuadro, realmente fascinante de Las Meninas, fue muy fuerte. Los espejos quieren decir algo, no están ahí sin más, no están pintados al azar o por puro capricho. Es esto algo evidente.

- ¿Qué destacaría de Velázquez?

- Velázquez no fue un pintor prolífico. De ahí que, al tener en su haber un número no muy amplio de obras, es más fácil para el investigador detenerse en algunos puntos que, a mi juicio, son esenciales para comprender su pintura. De esta forma, a través del estudio y análisis razonado de sus obras, se llega a los misterios, los enigmas del artista. Estos misterios son, básicamente, dos, aunque se podrían mencionar otros muchos: los espejos, y la pretendida frialdad religiosa de nuestro artista. ¿Fue Velázquez tibio en materia religiosa? Tengamos en cuenta la época en que vivió y desarrolló su trayectoria artística. Es la época del Barroco, el Siglo de Oro de las artes en España, pero Siglo también de oscuridades en cuestiones de fe, de creencias, Siglo complejo de entender en esta cuestión, donde la fe es impuesta y no fruto de una libre decisión propia de cada persona. Es una fe externa, de boato y magnificencia. Y Velázquez se ve inmerso en este mundo y se ve obligado, por así decirlo, a pintar cuadros religiosos, porque él está al servicio de la Corte, cuadros de tema sacro, como La Coronación de la Virgen, o su famoso Cristo de San Plácido. Y él opta por mantenerse al margen del tema representado, colocándose a una distancia, lejana, del tema en sí mismo

- Antes hemos hablado de los siglos XVII y XXI, en los que se desarrolla la novela. ¿Se queda con alguno de los dos?

- Yo me quedo con el Madrid actual, a pesar de todos los inconvenientes que tiene una ciudad tan grande, porque, al menos, en este Madrid hay libertad, y no en el Madrid del XVII.

- ¿Cree que esta temática acerca al ciudadano a estos artistas?

- Yo pienso que sí, que es una forma de que el ciudadano que no es experto en arte tome conciencia de la importancia de conocer a un artista español, andaluz y universal como lo es Velázquez. A través de mi novela se analiza al artista y a su época y se da una visión global de su obra, algo que es perfectamente comprensible para cualquier persona, conozca o no al artista.

- ¿Podemos entender que Veláz quez es su autor preferido?

-Mi pintor preferido, por encima de todos los demás, es Goya y a él le dediqué mi novela anterior a ésta. Velázquez es, a mi gusto, un pintor demasiado cerebral. Yo prefiero la pintura de Goya.