Sabina Puértolas. Soprano

"El Villamarta es una referencia y por eso la lírica es algo que no puede morir"

  • La cantante navarra se subirá al escenario del coliseo jerezano los días 29 y 31 de mayo para ser una de las protagonistas de 'Lucia di Lammermoor' junto al tenor Ismael Jordi

Por Jerez pasea estos días una de las más importantes sopranos españolas del momento, Sabina Puértolas. La cantante navarra se subirá los días 29 y 31 de mayo a las tablas del Teatro Villamarta para interpretar a Lucia Ashton en 'Lucia di Lammermoor', junto a Ismael Jordi, con la dirección escénica de Francisco López, la musical de Carlos Aragón, la escenografía de Jesús Ruiz y el Coro del coliseo jerezano. Vuelve a esta ciudad, en la que insiste en que se siente como en casa, y para la que siempre tiene un hueco en su comprometida agenda, ya, hasta 2017.

-Regresa a Jerez, su casa un poco, al menos como usted dice.

-Sí, en el Villamarta me acogen siempre con una sonrisa, con los brazos abiertos. Y la ciudad me gusta. Llego a Jerez, y aunque pueda estar cansada, aquí, con el solecito, las palmeras, los paseos, la tranquilidad... ¿Qué más quiero? Cuando me pidieron disponibilidad para hacer esta Lucia, no me lo pensé. Volver a Jerez es maravilloso, reencontrarme con la gente del Teatro, con Paco (Francisco López). Aquí aprendo muchísimas cosas nuevas, me exprimen mucho y eso me encanta. Me gustan los retos.

-Tras dos años sin lírica, el ciclo ha regresado esta temporada.

-Cuando me dijeron que no había temporada, no me lo creí, fue tremendo. Ha tardado un tiempo en recuperarse pero ahí están en el Teatro, de pie, con más ganas que nunca. Hay mucha motivación por que siga adelante este ciclo lírico para Jerez. El Villamarta es un teatro de referencia en España y no puede morir algo así.

-Háblenos de su personaje, Lucia Ashton, que de hecho interpreta por segunda vez en su vida.

-Sí, lo he hecho sólo una vez, en Oviedo, en 2012. Pues el concepto que quieren dar aquí es el de una mujer con muchos miedos interiores, maltratada psicológicamente, débil, cuya única salvación es Edgardo y aún así, también es un ser crecido en la Escocia un poco con fuerza, con momentos de ira. Un hombre de aquella época. Y yo soy una persona que crece subyugada al hermano, a los tiempos, bajo el escrutinio de todo el mundo. Así que tengo muchos miedos, muchos. Incluso a veces soy bipolar. Un personaje musicalmente y escénicamente muy complicado, que tiene muchas caras y es difícil sacarlas una detrás de otras.

-¿Qué le aporta al personaje esta segunda vez?

-Ya en cada producción es diferente, por lo que pide el director de escena. Y en este caso va a ser muy diferente. La concepción de Paco es muy dura, porque es un personaje que tiene mucho que decir, escénicamente mucho que hacer. Para mí es un reto llegar a hacer lo que me piden. Pero ya digo, me gustan los retos.

-¿Cómo ha sido la preparación para esta ópera?

-He visto varias versiones, me estudio el libreto... pero, sobre todo, escucho lo que me diga el director de escena. Su concepto del personaje, que le da una vuelta de tuerca genial. Aunque hayas leído mucho, el concepto es el que dice el director de escena.

-¿Qué vuelta de tuerca es esa?

-Mira (saca el libreto y un folio con numerosos apuntes), aquí tengo tantas cosas apuntadas que me dice Paco... Violencia de género, oscuridad, miedo, me caigo al suelo, pánico... Todo esto es lo que más se repite. Miedo. Porque el presente me recuerda a lo que viví en mi infancia. Me anularon mi mente.

-¿Es más fácil expresarse en el drama que en la alegría?

-Mmm, no sé. Me gustan las cosas dramáticas. Soy un poco dramática en mi vida (ríe). Aquí se me pide más y más. Y eso sí que no me da miedo, aunque espero hacer una Lucia como la que propone Paco. Y lo espero, en ello estamos. Y así será porque estamos trabajando mucho. Aquí todo tiene su porqué, hasta en el silencio. Yo estoy disfrutando mucho con esta ópera.

-Esta Lucia que usted interpreta, ¿es un papel en el que se puede lucir?

-Absolutamente, son fuegos artificiales del canto y escénicamente es la locura del personaje. Tienes muchas cosas en las que lucirte. Es un personaje que deja huella al espectador, y a quien lo canta.

-Acaba de estrenar espectáculo con Josep Carreras, bajo la dirección de Emilio Sagi, en 'El juez', en el Arriaga de Bilbao; está inmersa junto a Plácido Domingo en 'Luisa Fernanda', en el Teatro Real; debutó hace unos meses en la Royal Opera House, con 'La Rondine' de Puccini...

-Sí, es fantástico, disfruto muchísimo. Ya tengo agenda hasta 2017, Bruselas, Ámsterdam, Viena, Oviedo, el Liceo... Y con Carreras y Domingo, pues te das cuenta de la humanidad del mito. Son personas que son excelentes compañeros y aprendes a que si están ahí, es porque les gusta, disfrutan en el escenario. Te hacen sentir uno más y ellos son uno más.

-¿Le han propuesto personajes impensables en su carrera?

-Creo que siempre me proponen cosas que están dentro de mi línea, no me han propuesto cosas impensables.

-En el mundo de la lírica, ¿qué le da más respeto?

-Pues lo primero, la partitura, después el público, por supuesto, aunque ya haya hecho el papel hace dos años. De todas formas, no soy una persona que me ponga metas, no quiero frustrarme si no se cumplen. Prefiero vivir el momento, disfrutarlo. Las cosas que hago me llenan, los sitios a los que voy me gustan y me cuidan en los teatros a los que actúo, ¿qué más quiero?

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