La Virgen de La Estrella y la Puerta de Sevilla

La Virgen de La Estrella y la Puerta de Sevilla
La Virgen de La Estrella y la Puerta de Sevilla

27 de marzo 2012 - 05:00

La ciudad de la historia

NUESTROS compañeros del Museo Arqueológico de Jerez, liderados por Rosalía González y Laureano Aguilar, han reconstruido, con todo lujo de detalles y con infografías muy didácticas, las cercas de la ciudad y las puertas de acceso. Gracias a sus trabajos y su documentación, podemos hoy conocer con certeza cualquiera de las estructuras del antiguo Jerez.

En el caso de la Puerta de Sevilla, los primeros datos descriptivos son de un documento de 1510. Nos hablan de dos torres que avanzan sobre el lienzo de la muralla (una estructura distinta al resto de las puertas jerezanas). Años más tarde, Wingaerde la representa en un dibujo de la ciudad (más bien unos apuntes) de 1567 y en un grabado. También la tenemos representada en el mapa y planta de los muros de Jerez de B. Gutiérrez, de 1757, así como en la planta de la villa de Jerez de José Ángel Dávila de 1768. Otros dibujos planimétricos son de Pedro de Cos, de 1770; de Juan Díaz de la Guerra, de 1789, y otro anónimo de 1783. Tenemos datos de informes de 1588, de 1742 y de 1776 (este último para el derribo de una escalera interior, que estaría a la altura de la actual sede de la Fundación Teresa Rivero).

La torre que protegía el arco era cuadrada y medía 9,70 m de lado; los arcos de paso tenían una luz de 3,34 m y el alcazarejo medía 12,50 m de largo por 6,70 m de ancho. Sus grandes dimensiones se deben a que la puerta se desarrolla hacia el exterior (y solo son dos torres, y no tres o cuatro de otros alcazarejos). Estas torres en etapas posteriores sirvieron de cárcel de nobles y de viviendas.

La defensa se completaba con un antemuro y un foso, para éste último se aprovechaba un arroyo natural que pasaba por delante de la puerta procedente de Ancha y Porvera en dirección a Larga y Honda (que en el XVIII era conocido como 'arroyo de la Victoria'). Este cauce se salvaba mediante un pequeño puente o 'alcantarilla' (que los dominicos piden que se reponga en 1571 y que seguía existiendo en 1770).

La decoración de dicha puerta es descrita de manera muy sucinta por E. Rallón y B. Gutiérrez (XVII-XVIII), quienes centraron su interés en la inscripción arábiga del arco de acceso. En un documento de 1785 del Archivo de la Catedral de Sevilla, el maestro mayor de obras del cabildo catedralicio hispalense, Manuel Núñez, dibuja los motivos ornamentales de las puertas jerezanas. La decoración se limitó a la entrada exterior, cuyas dos fachadas tenían las enjutas de los arcos adornadas con figuras geométricas talladas en piedra: dos rosetas o veneras, típicas de la iconografía almohade (tomadas de la decoración califal), dos hexágonos con una estrella en su centro y un friso monumental en relieve mostrando inscripciones islámicas (en el que se conserva se puede leer: 'Dios es Nuestro Señor') en cartelas que enmarcaban una estrella de ocho puntas. Un dibujo del friso lo recoge B. Gutiérrez. La decoración es austera, algo normal entre los almohades.

Tras la expansión urbanística del XIX, que acaba con los restos de la cerca y con la demolición de las puertas (entre finales del XVIII y mediados del XIX), la última demolida fue la de Sevilla (orden de derribo en diciembre de 1864 y demolición en la primavera de 1865). La referencia del plano de José de la Coba, arquitecto titular de la ciudad, levantado antes de su derribo, nos la ha hecho llegar nuestro compañero Juan Luis Sánchez Villanueva: alineación de calles, 1861-1873 (tomo 1), contrato estipulado por Juan M.ª Plegas para ensanche y alineación de la casa nº 1 de la calle de la Porvera. La referencia es: Archivo Municipal de Jerez de la Frontera, Archivo Histórico Reservado, Cajón 23, N.º 1, folio 248.

Como muy bien ha estudiado el personal de nuestro Museo Arqueológico, todas las puertas de la ciudad tienen símbolos que adquieren un carácter mágico y religioso. En el caso de nuestra ciudad, nos encontramos tanto inscripciones, como relieves geométricos y vegetales. Desde la Antigüedad las puertas tienen símbolos que adquieren un carácter mágico de protección (hay testimonios incluso en la historiografía griega). La puerta es la parte más vulnerable del sistema defensivo, por lo que su protección tanto poliorcética como mágico-religiosa es esencial. Al mismo tiempo, el hombre perdía la cálida protección de la ciudad cuando se aventuraba en un viaje. En cada uno de nuestros accesos hay un símbolo religioso, que tiene carácter mágico, como la estrella que dio origen a la advocación mariana de la puerta de Sevilla.

Decía Agustín Muñoz y Gómez a finales del XIX: 'Venerábase allí la Virgen de la Estrella, pintada al óleo, bellamente, y con buen colorido. Consérvase hoy junto al cancel de la puerta mudéjar de San Marcos, digna por cierto de una inteligente restauración'.

Dicha imagen mariana adquiere el título popular (creemos que la advocación 'Estrella' es un título otorgado por el pueblo) y relacionado con una iconología precristiana (otra puerta similar a la jerezana es la de la Virgen de la Estrella de Cáceres en la puerta de entrada a la ciudad, del siglo XV). Sin duda es una advocación muy devota por su protección de los viajeros (por tierra y por mar). En el cuadro se recoge esta inscripción: 'Trasladado a esta Iglesia por/ Derribo del Arco de la/ Puerta de Sevilla en el/ Día 25 de Febrero de 1865'.

Pero veamos otras puertas de nuestra ciudad: por ejemplo, la Puerta del Real tiene su dedicatoria a la Virgen de los Remedios (de claro origen bélico y que rememora los enfrentamientos de frontera); frente a la Puerta de la Oliva se levanta una capilla, sobre una antigua estructura defensiva árabe, dedicada a la Virgen de la Paz; y el arco del Arroyo tiene un oratorio dedicado a la Virgen de la Antigua.

La iconografía de la Virgen de la Estrella que se conserva en San Marcos podría ser (tras un primer examen visual de carácter más arqueológico que artístico) una pintura con características manieristas (finales del XVI o principios del XVII) y de influencia italianizante: esa interacción intimista y muy maternal entre la Virgen y el Niño, y su mirada hacia el espectador atraen sin duda; el cuello de la Señora, su peinado romano austero, el escorzo y la composición en 'S', la disposición grecolatina del ropaje, y el Niño Jesús, cual juguetón querubín, son rasgos de gran belleza. Habrá que esperar a una restauración que nos aporte una nueva visión, matices y colores, que aclaren el origen de esta bella Madonna jerezana. Tendría que evaluarse la incidencia que los agentes atmosféricos tuvieron en la pintura, puesto que se ubicaría en una pequeña capilla u oratorio dentro del alcazarejo, pero con reja al exterior, al estilo de la capilla del Señor de la Puerta Real.

Ya el 21 de marzo de 1967, el periodista de La Voz del Sur, Joaquín de Soto Beltrán señalaba la coincidencia de la advocación de la Patrona del Instituto de los Hermanos con esta advocación antigua. Y un año después de la fundación de la Cofradía de Cristo Rey, en diciembre de 1950, el Hermano Mayor, Antonio Pérez de Cos, y el Secretario, Miguel Romero López, recogen este objetivo fundacional: 'Dar culto al Señor en su advocación de Cristo Rey y a su Santísima Madre Nuestra señora de la Estrella, es el objetivo esencial de nuestra Cofradía… vivo reflejo de la devoción a María, que se nos ha inculcado en la Escuela y acrecentado siempre en las Congregaciones...'.

Nuestro compañero y lasaliano Juan Parra Holguín nos ha hecho llegar un artículo de marzo de ese mismo año del secretario Miguel Romero que se recoge en la recordada revista 'Eco de La Salle': '… la devoción mariana se emplea como uno de los principales medios educativos… una imagen de la Señora, radiante de gracia y alegría, como estaría seguramente en aquel día… Y queremos también venerarla con el título de Nuestra Señora de la Estrella, para restaurar así una advocación que tan arraigada estuvo en la feligresía de San Marcos…'.

Creemos demostrado que la advocación mariana de la entonces naciente cofradía lasaliana de Jerez tuvo una motivación local. Con todo, no podemos excluir que en el ánimo de los hermanos fundadores pesara también la relación que de antiguo tenía con los Hermanos de la Escuelas Cristianas la Estrella de Monteburgo (devoción medieval de Normandía, Francia), que creció progresivamente desde los años 30 del siglo XX y que es patrona coronada de todo el Instituto de La Salle (de 75 países) desde finales de los años 50.

Aunque ya esto es otra historia, tras la Hermandad de Cristo Rey y la Virgen de la Estrella de Jerez, se fundan otras hermandades en la provincia gaditana que tienen una vinculación directa con la de nuestra ciudad.

Fco. Antonio García Romero

Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

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