Diario de las artes

Esa pintura felizmente viva y actuante

  • DEVENIR PINTURA / Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) / SEVILLA

Obras de Guillermo Pérez Villalta.

Obras de Guillermo Pérez Villalta.

EL Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, esa institución que tiene su sede en el antiguo monasterio de la Cartuja -después fábrica de loza y, durante la EXPO 92, Pabellón Real hasta su conversión definitiva en Centro de Arte y espacio del IAHP, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico- ha realizado una actividad primordial en los últimos años dando a conocer parte de su importante colección constituida por los fondos provenientes de aquel Museo de Arte Contemporáneo que existió en la Cilla del Cabildo sevillana y, posteriormente, sobre todo en la última década, por adquisiciones y donaciones. Varias han sido las importantes muestras que se han podido contemplar donde el arte andaluz ha ofertado su trascendente potestad, posibilitando que muchos de los grandes realizadores, tanto de generaciones anteriores como de los importantes autores más recientes, fuesen objeto de conocimiento y análisis por el gran público para que éste tuviese cumplida idea de la gran significación de un arte contemporáneo andaluz abierto y llena de absoluta entidad.

'Devenir pintura' es una muestra que continúa la línea expositiva iniciada con 'Escultura expandida' y 'Sobre el papel' -esta última, todavía, activa en los espacios del Claustrón Este del propio recinto-; en ella podemos encontrarnos con veintiún artistas andaluces de distintas generaciones que han dado máxima potestad a un arte con determinante actividad y proyección en el contexto general del arte español contemporáneo. Se trata de una muestra que va a ser larga en el tiempo -abierta hasta el 7 de enero del 2024-, concebida de una forma no cerrada sino que, en sucesivas etapas, algunas de las obras expuestas serán cambiadas por otras de autores andaluces en el mismo segmento de calidad y trascendencia.

Para esta ocasión, Juan Antonio Álvarez Reyes, Director del CAAC y comisario de la misma, ha conformado una selección de artistas que ofrecen una pintura total, realizada con las más abiertas formulaciones plásticas y dejando constancia de los argumentos, también abiertos, de los postulados conceptuales de un arte andaluz en abierta expansión. La muestra se compone de tres apartados -el estudio del pintor, la abstracción y la figuración- en los que la pintura contemporánea circunscribe infinitas realidades y se abre a las múltiples circunstancias formales y estéticas donde todo es posible -figuración, abstracción, geometrismo, conceptualidad, expresionismo...- con tal que desarrolle una verdad creativa sin trampa y posicionada desde los intereses de un arte sin restricciones.

Pinturas de Manolo Quejido y Alfonso Albacete. Pinturas de Manolo Quejido y Alfonso Albacete.

Pinturas de Manolo Quejido y Alfonso Albacete.

La pintura es un ente absolutamente vivo que no ofrece duda en el conjunto general del arte. Hoy se pinta mucho y se pinta muy bien. Aquellas veleidades agoreras de que la pintura estaba abocada a un cercano ostracismo no eran nada más que infundios de aventurados poco conscientes. Nadie pone en duda el valor de una pintura que, hoy, como ayer y, por supuesto, como mañana, sigue siendo excelsa y con infinita vitalidad. Esta muestra lo pone en evidencia. Artistaa que ocupan segmentos de un pasado que, casi, es presente, comparten lucidez creativa y ofertan posturas paralelas en una expresión artística poderosa y llena de energía.

En el primer conjunto de obras, aquellas que nos recrean la actividad creativa suprema, la soledad del estudio, el centro generador desde donde comienza todo el proceso, nos encontramos con obras de Alfonso Albacete ( Antequera, 1950), Manolo Quejido (Sevilla, 1946), Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) y un enorme lienzo de Curro González (Sevilla, 1958); la pintura de estos artistas, absolutamente consagrados, ofrecen un compromiso estético y conceptual parecido al de las obras de dos artistas más recientes, Cristóbal Quintero (Pilas, 1974) y Ángel Alén (Sevilla, 1975). La artista de Villafranca de los Barros, nacida en 1978 y afincada en Sevilla, sin estar en el mismo parámetro conceptual de los anteriores, presenta un proyecto donde se cuestiona la propia situación del arte, el comercio y algunos de los sistemas que entran en el juego de la actividad artística.

Obras de Soledad Sevilla. Obras de Soledad Sevilla.

Obras de Soledad Sevilla.

El segundo apartado de la muestra incide en los amplios procesos de la pintura no concreta, aquella que tuvo una absoluta importancia en el arte de la segunda mitad del siglo pasado y que abrió, de par en par, las puertas diario de las artesde una pintura, ya, con los horizontes diáfanos para que, en ella, desde ella y sobre elldiario de las artesa aparecieran los más insospechados desarrollos y desenlaces. Obras de José Ramón Sierra (Olivares, 1945), Gerardo Delgado (Olivares, 1942) y un gran lienzo abstracto de Alfonso Fraile (Marchena, 1930 - Madrid, 1988) comparten escenario y apartado conceptual con obras de tres artistas nacidas fuera de la comunidad andaluza pero tremendamente implicadas con el arte de aquí, Soledad Sevilla ( Valencia, 1944), Mónika Buch (Valencia, 1936) y Rosa Brun (Madrid, 1955). Junto a ellos obras de Paz Pérez Ramos (Cazalla de la Sierra, 1946), la pintura monocroma de Paloma Gámez (Bailén, 1964) y la poderosísima obra de Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) realizada con bragas a la manera de mandalas.

La figuración de muy amplio espectro -se echa muy en falta una parte dedicada a ese realismo veraz que, en la actualidad, ofrecen bastantes buenos pintores andaluces y que son olvidados, de manera injusta, una y otra vez- es el tercer apartado con obras de Pepe Espaliú (Córdoba, 1955 - 1993), Salomé del Campo (Sevilla, 1961), Mari Ángeles Díaz Barbado (Granada, 1969), Irene Sánchez (Granada, 1963) y Ana Barriga (Jerez, 1984).

Muy buena muestra -salvo esas ausencias del realismo con mayúsculas- de muy buena pintura componen una exposición donde se homenajea a esa gran labor pictórica, absolutamente viva, que es fundamental en la historia reciente de nuestro arte contemporáneo.

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