Viernes Flamenco. La crítica

Dos malagueñas y un poema

  • Lugar: Alcázar de Jerez. Fecha: (26 de julio 2019. Aforo: Un tercio. Cante: Antonio Malena, Alonso Núñez 'El Purili', Tomás Rubichi, Ana de los Reyes, Coral de los Reyes y Eva Rubichi. Toque: Domingo Rubichi e Ismael Heredia. Palmas: Ali de la Torta y José Rubichi.

Dos malagueñas y un De izq. a dcha., Rocío Martín, Ana de los Reyes, Eva Rubichi y Coral de los Reyes, durante el espectáculo de este viernes.

Dos malagueñas y un De izq. a dcha., Rocío Martín, Ana de los Reyes, Eva Rubichi y Coral de los Reyes, durante el espectáculo de este viernes.

Con la sensación de estar en un cumpleaños, pero al anfitrión no le dejan soplar las velas, es con la que nos fuimos algunos para casa después de finalizar la tercera sesión de los Viernes Flamenco de este año que organiza el Ayuntamiento de Jerez en el Alcázar. Sí, esa que se te queda en el cuerpo cuando estás en una fiesta, todo es muy bonito, los invitados se lo están pasando divinamente, pero al agasajado no le dejan ni siquiera mediar palabra.

La noche era la propicia. El espacio escénico inmejorable. Corría poniente largo. El calor era un recuerdo. Hasta hacía falta chaqueta. El público, menos que el de siempre. Y el elenco nos recordaba esas noches de auditorio de Ifeca o Cine Astoria de antaño. Esas en las que nada más llegar te encontrabas con Manolo Montoro entre cartuchos de pescao frito y vino siempre a punto de nieve a precios razonables. Noche de dos cantes por delante, descanso, un baile y de cierre una figura. Como siempre fueron. Y como algunas veces ya no son.

Con José María Castaño elogiando la figura del 'Papa del Cante' comienza a andar la noche. En 2019 se cumple el 150 del aniversario del nacimiento de Don Antonio Chacón. Y también el 40 aniversario de la entidad flamenca que le rinde pleitesía en la ciudad. Motivos más que suficientes para que fueran partícipes este año de este ciclo. Efemérides que deben ser reconocidas.

Pero nuestro gozo en un pozo. Salvo Antonio Malena, con dos malagueñas – las que dicen “que te quise y que te quiero en mi vida negar” y la clásica “del convento las campanas”-, nadie más se acordó del cantaor de los Reyes. Bueno, esos dos y el poema que le dedicó Coral de los Reyes al cantaor que iba a cantar a Palacio en Madrid, que es la Corte, y además creó un sinfín de estilos. Malagueñas, granaínas, medias granaínas, cartageneras, caracoles, milongas o seguiriyas que han pasado a la historia de la música y el flamenco, tienen rúbrica del niño que adoptaron Antonio Chacón Rodríguez y María García Sánchez y que aprendió a cantar entre zapatos en la calle Sol, como se descubrió recientemente, y no en la calle Cazón, donde figura su placa.

Por tonás abrieron de una en una las tres damas cantaoras de la cita. Ana de los Reyes por delante, Coral de los Reyes asentando el terreno y Eva Rubichi rematando el cante. Poema dedicado al Don del flamenco y ronda de bulerías para despedirse. Tres cantes por pase fue la tónica habitual de una primera parte en la que Alonso Núñez ‘El Purili’ no encontró el acople necesario junto a la guitarra de Domingo Rubichi en la soleá por bulerías, fue de menos a más acordándose de Paco La Luz y Agujetas por seguiriyas y, en las bulerías, sí que se cantó y bailó del gusto del respetable. La bulería por soleá de Tomás Rubichi hizo centrar las miradas en el escenario, se acordó de los suyos en los fandangos y por bulerías tiró del territorio plazuelero para finiquitar el primer acto y dar paso a media horita larga de descanso, que algunos aprovecharon para irse a casa.

Por tangos nos esperaba Rocío Marín. Bailaora de la escuela de Ana María López que estuvo arropada por Eva Rubichi y Ana y Coral de los Reyes al cante, el toque de Ismael Heredia y el compás de José Rubichi y Ali de la Tota. Clásico repaso al compás binario entre cantes trianeros, malagueños y granaínos y, para rematar, cantiñas y alegrías enfundada en una bata de cola blanca con lunares negros. Público en pie. Al visitante y espectador de los Viernes Flamenco le gusta el baile más que el toque y el cante. Axiomático. Fue una fórmula usada por el Ayuntamiento hace unos años, pero que luego quedó en el olvido. Lo mismo podría ser la solución para que llenar más de un tercio de aforo. El pasado no siempre tiene por qué ser peor.

Para rematar la faena, la noche nos traía un cantaor conocedor del cante y los cantes. Cantaor de compañía que también sabe echar la silla p’alante como los toreros echan la pierna antes de citar al toro en suerte. Cantiñas. Al uno por arriba se la puso Domingo. Exigiéndose en los tercios. "¿Hoy es San Fermín?", dijo el de la Tota antes de sentarse al escuchar un acople. Genio y figura. El flamenco no sería lo mismo sin él y su hermano Luis. Antonio pide que echen para atrás la soleá por bulerías. Le gusta lento. Con cadencia. Despacio. Más soleá que bulería. Más canto que cante. Más modulación que velocidad. Repaso al territorio santiaguero. ¡Qué gustazo!

"Me voy a acordar de Chacón que para eso es su día hoy’". Detalle bonito. Junto al poema, el único. Malagueñas. Dos. Que te quise y te quiero no negaré. Del convento las campanas. Letras históricas. Bien por Antonio. Para despedirse, seguiriyas. El cante que le gusta. El que le hizo a Moraíto en Rito y Geografía del Cante cuando era niño. El que aprendió escuchando a Tío José de Paula entre vivas candelas. El que cerró con las cabales del Pena. El que finiquitó su intervención a la espera del fin de fiesta. Ese al que el presentador dio paso agradeciéndole el gesto al de Santiago diciendo que “menos mal que, al menos, Antonio se ha acordado de él’’. Sí, de Don Antonio, de Chacón. El que hace 150 años que nació. El que vivió ayer un cumpleaños sin velas. Al que no le dejaron decir más que dos malagueñas y le recitaron un poema. Ni mil palabras más.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios