La escondida senda de José Antonio Sáez
Literatura
La escondida senda que conduce al hallazgo interior penetra los cuatro poemarios que integran La memoria en llamas: poesía reunida 2010-2020 (Editorial Alhulia, Col. Palabras Mayores, 2022), del poeta almeriense José Antonio Sáez. El primero de éstos, 'En gran silencio', parte de un "mutismo impronunciable" para escuchar el canto de los grillos y detenerse en una reflexión existencial donde se aprecia el paso del escepticismo a la esperanza. Los pájaros, las hojas amarillas otoñales, la nieve, los parques y arboledas armonizan melancólicas imágenes que llevan al éxtasis contemplativo. Fray Luis de León, Miguel de Molinos y la mística sufí alientan el regreso hacia la patria verdadera, aun con la certeza de que «no han de volver jamás esos días de antaño».
El segundo poemario, 'Luminaria', acoge versos a propósito de la luz y el fuego, para afrontar la indefensión y la muerte, como los del poema que da título a la obra: 'La memoria en llamas', que sentencia: "No hay piedad para el hombre/ cuya memoria en llamas/ los dioses han prendido". El magisterio de José Ángel Valente —un autor particularmente vinculado a Almería— ilumina pasajes beatíficos y reveladores, que fluyen en juanramoniana corriente infinita: "Somos seres de luz, envueltos/ en claridad y ardiendo en ella". La asunción de la finitud, la añoranza por la juventud perdida y el devenir de la noche tienen un sabor de despedida que no apaga el erotismo —un erotismo "con que asirse al espíritu"— y alumbran la paradoja: "¿qué hago yo aquí, si todo me es ajeno,/ exiliado y huido en un valle de espino?".
El tercer gran apartado del libro, 'Unción', rinde tributo a la filósofa María Zambrano, cuya madre era natural de Bentarique (Almería). Textos de un delicado temblor, himnos sedientos del vino que anima la osadía, propicios al amor y sus migajas se suceden profundos y sensitivos, en un imaginario de símbolos cristianos para aliviar el duelo y procurar la purificación: "ora desde el silencio al Dios/ de nuestros padres". Encontramos en este bloque momentos de máxima elevación, de rara perfección formal y espiritual, como el homenaje a la figura y obra de Ramón Llull.
Por fin, 'Arroyo de las torcaces' agrupa los amorosos cantos del autor para su esposa, sirviéndose de imágenes vivas, naturales, extraídas del Cantar de los Cantares del Rey Salomón, de cuyos versos una cita precede a cada una de las tres partes en que se divide este cuarto poemario con el que viene a culminar el volumen. El lance de amor y la dicha de los cuerpos se hacen forma triunfante que cuaja en palpitantes versículos. Las palabras son ascuas y los verbos se expresan en modo imperativo, a medida que ascienden los grados de pasión. Son frases de amor subyugado, la total entrega de «un corazón en combustión perpetua». El fuego vuelve a ser motivo dominante. La actitud del poeta disipa tinieblas: "Necesito tu luz para saber que vivo»" Páginas también de gratitud, por el gozo de tantos días felices.
La memoria en llamas ofrece, por tanto, la producción poética en verso de José Antonio Sáez durante la segunda década del actual siglo, que viene a sumarse y a engrandecer una obra ya de por sí prolífica y de impresionante calidad.
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