Pedro Sevilla, escritor y, sobre todo, poeta desde su juventud, ha publicado varias obras de poesía y prosa autobiográficas. Nació al filo de los años 60 en Arcos y vivió parte de la dictadura franquista, algo que le marcó. Sus primeros poemas fueron publicados con la ayuda del poeta jerezano Francisco Bejarano, a partir de entonces comenzó a escribir libros de poesía como 'Y era la lluvia amor' o 'Sendero luminoso', entre otros. También ha colaborado en numerosas revistas literarias y ha sido columnista de prensa. En esta entrevista habla de su libro 'La Fuente y la Muerte' escrito en prosa y de su actividad actual en la literatura.

-¿En qué consiste su última obra?

-Es una autobiografía, publicada en la colección 'Libros de la Memoria' de 'Renacimiento' que ha sido mi editorial de cabecera. 'La Fuente y la Muerte' es un homenaje a las personas que formaron parte de mi infancia y mi adolescencia con las que conviví, y que se comportaban de manera diferente a la que se ve ahora, interactuando más. Puede ser también un reflejo fiel de los años 60 en Arcos, en los que se empezaba a salir de los horrores de la guerra civil.

-¿Qué estilo le gusta más dentro de la prosa?

-Ya publiqué dos novelas muy pegadas a lo biográfico. En una de ellas, llamada '1977', hablo de la transición política vivida por un adolescente, y en la otra, llamada 'Extensión 114', trato el tema del Sida.

-¿Cuál es su autor favorito de poesía?

-Para mí, el mejor poeta de todos los tiempos es el jerezano José Mateos, me declaro ferviente discípulo suyo. Sin salir de Jerez hay otro poeta como Francisco Bejarano, que ha tenido una misión muy importante, la de aglutinar a un grupo de jóvenes poetas a los que nos publicaba poemas en una colección llamada 'La poesía más joven', hace más de 20 años.

-¿Qué libro recomienda para este verano?

-Yo siempre recomiendo el Quijote, porque es una obra que a pesar de que se encuentra en muchas bibliotecas familiares hay muy pocas personas que de verdad lo leen y se trata de una gran aventura lectora. Si algo envidio en esta vida es a la persona que aún no ha leído el Quijote porque tendrá la ocasión de 'verlo' con nuevos ojos.

-¿Piensa que la poesía está en auge o en decadencia?

-La poesía no llenará nunca estadios, ni llenará grandes salas de conciertos, es además un acto íntimo, de recogimiento, casi como una oración. Yo no creo en las lecturas colectivas de poemas, la entiendo como un acto en que alguien en la soledad de su habitación, en una playa o algún sitio así, lee un libro que otra persona escribe y a partir de aquí se logrará o no la comunión entre lo escrito y lo leído. Creo que en realidad se lee más de lo que parece. Pero es cierto que para su lectura influyen muchas cosas, por ejemplo, el tema de la climatología, que puede parecer una tontería pero no lo es, es decir, este clima nuestro de calor no invita al recogimiento sino más, a actividades lúdicas y de ocio.

-¿Por qué decidió escribir poesía?

-Decidí escribir poesía porque necesitaba ver escrito lo que sentía. Pero esta es una cuestión muy curiosa, en realidad se escribe poesía por muchos motivos diferentes que no son fáciles de explicar. Pero lo que tengo más claro es mi necesidad de plasmar lo que siente mi corazón ya sea agradable o desagradable. Es como si la escritura diera fe y autentificara unos sentimientos.

-¿Cuál es su fuente de inspiración?

-Mi fuente de inspiración es la vida, la vida en su más alto significado. Uno se puede emocionar con una flor, con un amigo que se ha ido, con alguien que muere, con alguien que nace, con un hijo...

- ¿Está trabajando en una nueva obra?

-Yo me conformo con que salga de vez en cuando un poema publicado, pero ahora mismo no tengo previsto ningún proyecto. A esta última obra le he dedicado unos años y he estado alentado por José Mateos, que me ha corregido algunos párrafos y me ha dado alguna sugerencia. Sin ir más lejos, la idea del título es suya.

-En estos momentos, ¿se dedica por entero a la poesía o realiza otras actividades en relación a la literatura?

-Fundamentalmente, me considero poeta, pero mi incursión en la prosa proviene de la necesidad de contar algo que no se puede expresar con la poesía. Puesto que si comparamos la literatura con un perfume, digamos que la prosa sería el frasco y la poesía sería esa gotita de néctar que se saca de ese perfume.