ESTAMPA Una feria en abierta expansión que ha de cuidarse
Diario de las Artes
Muy buena presencia andaluza en una edición donde sobresale la buena pintura
Creo, sin temor a equivocarme, que, después de ARCO, sólo tres Ferias de las que se celebran en nuestro país muestran un interés creciente y están muy por encima de esas otras periféricas que, todavía, subsisten, aunque ya, muy de capa caída. En este sentido, ArteSantander, Urvanity y Estampa son las que, verdaderamente, mantienen la calidad y el sentido que se exige para este tipo de acontecimientos. La de la bella capital cántabra es más pequeña y asequible para el visitante pero conserva vivos los mejores argumentos. Urvanity y Estampa se parecen mucho. La que, últimamente, se celebra en el Matadero madrileño se ocupa de los planteamientos más nuevos, encontrándose cerca de un arte joven, más urbano y, si se quiere, con postulados más rompedores. Estampa, por su parte, nos conduce por una producción más canónica y con las fórmulas que son habituales en las grandes Ferias.
La que, ahora, se presenta en el pabellón 6 de IFEMA, dejó atrás, hace mucho tiempo, la mera dedicación al arte seriado -de ahí su nombre de Estampa-, manteniendo sus principios fundacionales en las primeras ediciones, para pasar a ser una Feria absolutamente previsible y con todos los esquemas de este tipo de eventos. Estampa, en esta trigésimo tercera edición, ha reducido espacio con muchas menos galerías -tampoco hace falta tantas, cuando, en otras ocasiones hemos visto algunas de calidad más que dudosa- presentando una selección seria, rigurosa y con una mayor dimensión artística.
Además, del Programa General, donde encontramos galerías de tradición y suma entidad - Álvaro Alcázar, Artizar ( La Laguna), Artnueve y T20 (Murcia), ATM, Llamazares y Aurora Vigil-Escalera (Gijón), las sevillanas DI Gallery y Espacio Derivado, la malagueña Isabel Hurley, Juan Silió y Siboney (Santander), La Polígrafa y Mayoral de Barcelona, así como las madrileñas Veta by Fer Francés, White, Rafael Pérez Hernando, Moisés Pérez de Albéniz, Max Estrella, Gärna, Fernando-Braso, Estampa, Daniel Cuevas, Álvaro Alcázar, Blanca Berlín o Espacio Mínimo-, esta edición se ha contado con el proyecto ‘Ensayo Futuro’ dirigido a las galerías nuevas - E10, El Chico, Enhorabuena Espacio, Garage Bonilla, La Oficina, Marc Bibiloni, Picnic, Pradiauto, todas de Madrid, así como la mallorquina Stain Projects- que están abriéndose camino con entusiasmo, seriedad y gran creatividad. Proyecto que ha sido comisariado por el cordobés Jesús Alcaide, que ha escogido un ramillete de nueve galerías que están aportando frescura y dinamismo a un arte necesitado de muy buenas acciones como esta.
Estampa, que ha pasado por muchas vicisitudes, que ha cambiado muchas veces de escenario sin encontrar un perfecto acomodo, parece haber hallado el sitio adecuado en los pabellones de Ifema, el número 6 para esta ocasión, mucho más reducido que los de las ediciones pasadas, lo que proporciona un carácter más fácil y entrañable a un visitante que parece tenerlo todo a mano y no en el laberinto imposible de los dos escenarios gigantes. Acoge al espectador avezado sin apreturas y el visitante es más consciente de dónde está y lo que va a ver. No existe la bulla festiva al encuentro del famoseo, ni gente queriéndose dejar ver porque lo cultural está de modo, da brillo social aunque, muchos, estén allí sin saber dónde están y para qué se está.
Esa feria de las vanidades que se encuentra en ARCO, está infinitamente más atenuada y sólo algunos advenedizos - galeristas en su primera lección de afectado pose a lo divino, queriendo parecerse a la gran Juana, artistas de nuevo cuño, críticos sin serlo luciendo ufanos la acreditación que poco los acredita y jubilados de excursión- ocupan un lugar para los que no están llamados. La plataforma del figureo, es por tanto, mucho menor, abundando artistas -casi todos todavía jóvenes- que son el alma y el corazón de todo lo que, allí, se ofrece. Por poner algunos peros, me parece poco acertado abrir al público a partir de las cuatro el día de la inauguración, cuando en las instalaciones se ofrecen actividades y los stands permanecen abiertos. También hemos observado cierta disposición caótica en la colocación de los nombres de los stands, confundiendo los espacios. Sin estas mínimas circunstancias, Estampa es, sin lugar a dudas, una Feria atractiva, sencilla y donde se pueden encontrar, sin mucha cohetería desvirtuante, bastante buena pintura y pocas cosas para olvidar.
La Feria tiene de todo, nombres imprescindibles en el universo artístico del XX y del XXI y sobre todo grandes del arte contemporáneo español que se dan la mano con esos artistas de media carrera que están pegando con fuerza y son los verdaderos sustentantes de la plástica actual. Para empezar, comentemos la poca presencia andaluza, sólo DI Gallery y Espacio Derivado, las dos de Sevilla y la malagueña Isabel Hurley. Se echa muy en falta, Barrera Baldán, Alarcón Criado y, por supuesto, Rafael Ortiz, así como las malagueñas Yusto Giner e Isolina Urbulu, presentes en ediciones anteriores. Claro que, bien mirado, todas estas que nombramos, las que están y las que no están, son las que, ahora parten el bacalao en una Andalucía con muchísimos y muy buenos artistas pero poca infraestructura galerística. DI Galleri apostaba por un sólo, pero imprescindible artista: Miguel Gómez Losada, artista grande donde los haya que presentaba un stand lleno de pintura poética con una narración profunda donde subyace una realidad sabiamente meditada. Espacio Derivado presentaba la obra de Matteo Pacella, con una fortaleza materialidad fuera de serie; el sutil planteamiento compositivo, en aluminio, de Paula Santomé; los buenos espacios bien distribuidos plasticamente de Misha Bies Golas y los escenarios yuxtapuestos de Arturo Comas. También Isabel Hurley apostaba por una sola artista, en este caso, por la malagueña Pepa Caballero, pintora dominadora de un abstracto que ella hace sutil y sumamente esencial, con piezas con son bellos cantos al reduccionismo cromático.
Junto a estos stands andaluces, a lo largo de la Feria, la presencia de piezas salidas de artistas de Andalucía es constante. La obra de Eduardo Millán, en Wit de Madrid, es el punto álgido de la galería con una gran pieza, espectacular en continente y en contenido, que nos muestra esa potencia creativa en la que se encuentra el artista jerezano. Un interior de su estudio en el que la realidad pierde muchas de sus posiciones para adaptarse al supremo valor de un arte que él magnifica en su juego mágico de reflejos, de presencias y ausencias. La granadina Belén Mazuecos, en Garage Bonilla, continúa con su cruzada artística contras las derivas de un arte con demasiados entresijos, siempre en detrimento del artista y su obra. Con un lenguaje personalísimo recrea un espacio donde la historia del arte y los grandes creadores están presentes.
Muy buen dibujo de Juan Francisco Casas, en su línea de pintor pintor, en Álvaro Alcázar; muy en su estilo de realidad transgredida de Matías Sánchez en Veta by Fer Francés; una pieza poderosa del jiennense Miguel Ángel Tornero en Juan Silió. Magnífico todo el stand de Fernandez-Braso, con Soledad Sevilla, Alfonso Albacete, Guillermo Pérez Villalta, así como una sutil obra de Rafols Casamada y una pieza superior de la genial Rosa Brun.
Pablo Capitán del Río transcribía una etérea pieza en ARTNUEVE de Murcia, con dos compañeros ilustres, Cristián Lagata y Manuel M. Romero. Un gran Antonio Montalvo en la galería Espacio Mínimo. En María Porto y David Bardía, junto a obras de Antonio López, la particularísima, genial y única obra de Pepe Baena que compartía espacio con la poderosa abstracción cromática de Ángeles Mena. Espectacular en fondo y forma la obra de Julia Santa Olalla; joven que de las realidades más contundentes de la pintura española, en T20 de Murcia, donde se presentaba, además, unos buenos Miguel Fructuoso y una especialísima pieza de Timsan Harding.
Aparte de esta presencia andaluza nos encontramos con un sabio siempre Luis Mayo en la galería Estampa. El tarroconense Gerad Castellví presentaba una poderosa figuración en la galería Víctor Lope. La galería santanderina de Juan Riancho (Siboney) mostraba delicados Dis Berlín, poderosos paisajes de José Lourenço y un artista de toda la vida en el espacio cántabro, Emilio González Saínz. Muy bueno todo lo presentado en Benlliure de Valencia o en Calzada y Cervera de Palma de Mallorca. Y así, un conjunto de buena pintura; sobre todo pintura, que sobresalía muy por encima de otras expresiones artísticas.
La Feria Estampa ha llegado a su trigésima tercera edición, una absoluta mayoría de edad. Feria convincente que debe convencerse, desterrando algunos fallos incomprensibles.
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