Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La ciudad de la historia por Fco. Antonio García Romero y Eugenio J. Vega Geán

La feria (y III): en el González Hontoria

A pesar de que la feria de Caulina pervivió hasta 1902, en que se trasladó al recinto del González Hontoria, el espacio de Caulina pervivió como lugar de ocio hasta la guerra civil. En Caulina siguieron realizándose carreras de caballos, por lo que hubo que reformarse el hipódromo, así como las cacerías de liebres y competiciones de tiro. Se instalaron restaurantes, como el famoso Restaurante Viena, propiedad del conocido cocinero Pepe Caballero, tatarabuelo de quien escribe este artículo, quien llegó a dar varios banquetes al rey Alfonso XIII, uno de ellos en el Casino Jerezano.

En 1902 la feria se trasladó desde los llanos de Caulina hasta el antiguo Paseo de Capuchinos, en los terrenos cedidos para tal fin por el entonces alcalde Julio González Hontoria, lugar donde se ha desarrollado la feria de Jerez hasta la actualidad. El nuevo Real fue diseñado por el arquitecto modernista jerezano Francisco Hernández Rubio en 1889. El afamado arquitecto dispuso un plano ortogonal con una calle principal de 10 metros de ancho, con andenes laterales de 4 metros, que era cruzada por calles perpendiculares. En las intersecciones de las calles distribuyó una serie de pabellones permanentes, fabricados en hierro, donde se colocaron las casetas más importantes de la feria: las del Ayuntamiento (no es la actual), la del Círculo Lebrero, el Casino Nacional (actual caseta del Ayuntamiento), la del Casino Militar (después del Casino Jerezano, desmontada hace un año y trasladada al parecer este año a otro sitio del ferial), la de Pedro Domecq y la de González Byass. Dichos pabellones fueron construidos siguiendo la línea modernista utilizando columnas de hierro colado, con entrepaños calados de hierro con labor de filigranas de motivos vegetales y geométricos, cresterías lobuladas, cúpulas metálicas (algunas bulbosas, recordando la estética bizantina, como la del desaparecido pabellón de González Byass), verjas de latiguillo, finas agujas, etc.

La presencia de estos pabellones de hierro, construidos todos por Hernández Rubio en 1903, hicieron del recinto del González Hontoria un espacio artístico de primer orden, que sin embargo los jerezanos no hemos sido capaces de conservar. De aquellos pabellones sólo se conserva la antigua caseta del Casino Nacional, hoy del Ayuntamiento, del que desapareció el cuerpo posterior de ladrillo visto que conservaba sutiles decoraciones con motivos geométricos.

La zona para el ganado se habilitó al fondo del recinto, donde hubo que construir costosas obras de infraestructura para crear abrevaderos. Hernández Rubio supo construir un gran conjunto espacial, armonioso en todas sus partes, que servía a la vez de parque con todo tipo de árboles y jardines, recinto ferial con casetas y paseos para caballos y carruajes, y zona apartada para el ganado, perviviendo el sentido comercial de la feria.

El recinto ferial del González Hontoria ha pervivido hasta nuestros días con todo tipo de reformas, en las que lo peor fue la pérdida de los pabellones mencionados. En 1948 el recinto ferial albergó también la Feria de la Vendimia, que fue suprimida en 1983, por el alcalde Pedro Pacheco. Dicha feria fue sustituida por las fiestas de Otoño, de mayor importancia desde el marketing turístico, pero que sustituyó unas fiestas que se estaban consolidando en una ciudad donde el vino ha sido tradicionalmente el elemento impulsor de la ciudad.

En 1966, el entonces alcalde, Miguel Primo de Rivera y Urquijo, creó una serie de festejos dedicados exclusivamente al caballo que denominó 'Fiestas del Caballo'. Se trataba de crear una serie de actividades ecuestres adicionales a la 'Feria de Primavera de Jerez', aumentando la duración de los festejos. Se pretendía dar una dimensión internacional a la feria, más allá de un interés local, provincial y regional. En 1968, dicho alcalde explicaba en la prensa del momento (La Voz del Sur) su intención de aglutinar como 'Feria del Caballo' todos los actos festivos, reuniendo bajo esa nueva denominación los actos de diversión en el Real, los espectáculos hípicos y las exposiciones de ganado y maquinaria agrícola que desde 1965 se venían desarrollando. A partir de entonces fue el caballo el verdadero protagonista de la feria jerezana, atrayendo cada vez a más público que gozaba con los espectáculos ecuestres. Entre éstos surgen el raid hípico, exposiciones de sementales, concursos de carruajes y enganches, concursos de saltos, actividades de acoso y derribo, competiciones de polo, la corrida exclusiva de rejoneadores en el coso de la calle Zaragoza, etc.

En estos espectáculos hípicos hay que buscar el origen de la actual Escuela de Arte Ecuestre. A partir de la década de los 70, ya se conocía popularmente la 'Feria de Primavera de Jerez' como 'Feria del Caballo', haciéndose realidad los deseos del alcalde Primo de Rivera. Fue una pena que no se rescatase la tradicional 'batalla de las flores', que fue anulada por los casos de gamberrismo y daños a la moral de la época que se producían, a juicio de la autoridad municipal del momento. Desde entonces, el caballo ha pasado a ser el símbolo de la ciudad y la feria de Jerez ha conseguido un sello propio que la hace distinta a las demás ferias del entorno. En los años de la democracia, la Feria del Caballo no sólo se ha consolidado, sino que ha conseguido un prestigio espectacular. La pervivencia aún de exposiciones de ganado recuerda el primitivo origen de esta fiesta.

Los orígenes de la actual feria de Jerez hay que buscarlos en la historia y la tradición. El firme apoyo popular ha servido de base para que este festejo perdure a través de los siglos, desde prácticamente la conquista cristiana de la ciudad. Esperemos, por el bien de la ciudad y el regocijo del pueblo de Jerez, que la Feria del Caballo perdure durante muchos siglos más.

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