Unos frente a otros

Lectores sin remedio

José López Romero

21 de octubre 2022 - 06:00

Viajes con Heródoto.
Viajes con Heródoto.

En su ‘Viajes con Heródoto’ (reseñado en esta página hace unas semanas), el escritor Ryszard Kapuscinski refería la anécdota, que pudo terminar en tragedia, que le sucedió cuando visitó el Congo cuando este país amanecía a la independencia, después de haber pertenecido como colonia a Bélgica. Nos cuenta el gran viajero polaco cómo al pasear por la pequeña ciudad de Lisala, con un sol de castigo y sin un alma en las calles, se le aparecieron dos gendarmes. Ya antes nos había advertido Kapuscinski de que cuando “el sistema colonial se había desmoronado, los administradores belgas habían huido a Europa y su lugar había sido ocupado por una fuerza lóbrega y desbocada que solía encarnarse en gendarmes congoleños borrachos como cubas”. La situación, por tanto, no podía ser más delicada para su integridad física, hasta el punto de que confiesa que el miedo lo paralizó, pues los dos policías iban armados hasta los dientes. Se le acercan y cuando ya ni las piernas le responden, uno de ellos le pide muy amablemente en francés si tiene un cigarrillo.

A Kapuscinski, en sus propias palabras, le faltó tiempo para echarse la mano al bolsillo y sacar el paquete de tabaco y ofrecerles cuantos cigarrillos contenía. ¿Reacción natural? ¿Prejuicios de raza, que encubre ese soterrado e inconfesable racismo? Kapuscinski justifica ese miedo cerval en el peligro que supone esa “libertad despojada de toda jerarquía y de todo orden… pues… desde el mismísimo principio se imponen las fuerzas del mal y la agresión, la vileza en todas sus facetas, bestialidad y barbarie. Así era el Congo tomado por los gendarmes”. O dicho de otro modo, el Congo postcolonial. Y sin embargo, de todos es sabido que los países occidentales se repartieron el continente africano como si de un mercado persa se tratase, que impusieron en sus colonias un sistema de gobierno a sangre y fuego, que esquilmaron sin escrúpulos de ninguna clase sus riquezas naturales y mantuvieron el régimen de esclavitud hasta mediados del siglo XX. Y el rey Leopoldo II de Bélgica es un buen ejemplo de lo que decimos. El encuentro de dos gendarmes y un periodista en una calle de una ciudad congoleña no es solo una anécdota que contar en un libro. Como el propio escritor reflexiona en ella “también toma parte un buen pedazo de la historia del mundo, la cual nos colocó unos frente a los otros hace ya mucho tiempo… Pues se interponen entre nosotros largas generaciones de tratantes de esclavos, los sicarios del rey Leopoldo, que cortaban brazos y orejas a los abuelos de estos gendarmes…”. Un miedo de raíces más profundas, un miedo de siglos sin duda atenazaría a aquellos abuelos que nunca se podrían haber imaginado que sus nietos le pudieran infundir tanto temor a un blanco.

Personajes en la sombra

No es infrecuente que se adjudique el mérito de iniciativas que luego adquieren relevancia histórica, a políticos que poco más hicieron que poner su firma al pie de un documento oficial. Hasta hace relativamente poco el origen de las Bibliotecas Populares, aquellas que fueron el germen de las redes bibliotecarias públicas de hoy en día a la que pertenecen, por ejemplo, las bibliotecas municipales, fue atribuida al impulso de ministros como Ruiz Zorrilla o José Echegaray, que al frente del ministerio de Fomento durante el “Sexenio Democrático” (1868/1874), lograron sacar adelante la Orden de septiembre de 1869 en la que se creaban las Bibliotecas Populares. Sin embargo, y como acertadamente escribe Luis García Ejarque, “…algún mérito debió corresponder, también en el parto de las Bibliotecas Populares a José Picatoste, Jefe del Negociado Primero de Instrucción Pública del Ministerio de Fomento, pero ya se sabe que en política es normal a la hora del parto, figure ya como padre otra persona distinta a aquella bajo cuya gestión se concibió la idea que luego se hizo realidad…” Pero sí, Picatoste fue el verdadero impulsor de aquella Orden ministerial, y el que luchó hasta el final para que las Bibliotecas Populares acabaran con la desigualdad en el acceso al libro en nuestro país. Al finalizar el Sexenio casi medio millar de bibliotecas fueron inscritas en el Ministerio, entre ellas la hoy Municipal de Jerez que hacía la número 155, como se recoge en la “Relación de bibliotecas populares concedidas desde el 15 de enero de 1869 al 31 de diciembre de 1880 (Imprenta Tello, Madrid, 1888). De las 154 que la precedieron muchas no llegaron a ser inauguradas y de las restantes ninguna ha llegado al día de hoy. Es por ello que podemos afirmar que la Biblioteca Municipal de Jerez es en la actualidad la única biblioteca heredera de aquella primera hornada de Bibliotecas Populares, pero también que Felipe Picatoste es uno de esos personajes en la sombra que forma parte también de su centenaria historia. Ramón Clavijo Provencio

Reseñas

El método Catalanotti

Andrea Camilleri. Salamandra, 2021.

Cuando se edita el primer libro de la serie Montalbano su autor ronda los 69 años, lo que no le impidió iniciar una saga que a lo largo de décadas cautivará a miles de lectores. Ahora se da la coincidencia de la emisión en nuestro país del último capítulo de la serie televisiva sobre dicho personaje, ‘El método Catalanotti’, que congregó ante la pantalla para sorpresa de muchos a cientos de miles de espectadores, con la publicación en España de ‘Riccardino’, la última novela, esta sí, de la serie Montalbano. De esta manera en el corto espacio de dos años se habrán publicado en nuestro país la tres últimas novelas protagonizadas por el icónico personaje (junto a las dos mencionadas, el año pasado lo hacía también ‘El cocinero del Alcyon’). Es la que traemos hoy a esta sección, sin perder todos los alicientes que han rodeado a la serie, intriga, mucho humor, ironía, reflejo de la Sicilia profunda, etc. encontramos a un perturbado Montalbano que comienza a cuestionarse muchas cosas, entre ellas su larga relación sentimental con Lidia. R.C.P.

Guía de Viaje por el Imperio Romano

Marco Sidonio Falco/Jerry Toner. Crítica, 2022.

Es sin duda este un libro sorprendente, cuando tan difícil hoy día es sorprender al lector. Quizás sea uno de sus méritos, pero indudablemente no el único para el que se aventure a seguir a través de estas páginas, el viaje del noble romano Marco Sidonio Falco por las rutas de aquel Imperio que dominó el mundo durante siglos. Se vale el autor de una singular forma de enfocar la ruta: crear un personaje ficticio que vive en el periodo de mayor esplendor del Imperio romano, para en un viaje también en el tiempo trasladar al lector a modo de crónica las experiencias de su viaje. De esta manera Jerry Torner, un continuador de la gran escuela británica de historiadores del mundo clásico, nos va recreando la tupida red viaria que recorría el imperio, la experiencia del viajero en las posadas, eso sí, atestadas de chinches, el fascinante bullicio de las ciudades mediterráneas de la época... El resultado de este singular viaje no puede ser más fascinante para el lector. R.C.P.

HHhH

Laurent Binet. Seix Barral, 2011.

Laurent Binet consiguió con esta novela el prestigioso premio Goncourt a la primera novela. Su título responde a las cuatro H de la frase en alemán “Himmlers Hirn heisst Heydrich”, que se traduce “el cerebro de Himmler se llama Heydrich”. Por lo que ya podemos suponer el tema sobre el que trata el relato y su protagonista: el “carnicero” Reinhard Heydrich o, mejor dicho, Binet insiste en darles todo el protagonismo a los dos paracaidistas que llevaron a efecto la llamada “Operación Antropoide”: Jan Kubis y Jozef Gabcik, que lograron asesinar a quien en aquel momento ostentaba el cargo de Protector de Bohemia-Moravia y había sido nombrado por el propio Hitler el máximo responsable de la llamada “Solución Final”. Binet, que combina la crónica histórica con el proceso de creación del relato, no quiere dejar en el olvido a las familias de Praga que ayudaron a aquellos héroes a lograr su objetivo. Un relato estremecedor. J.L.R.

Los ingenuos

Manuel Longares. Galaxia Gutenberg, 2013.

Doce años después de la primera edición de su deslumbrante ‘Romanticismo’, Manuel Longares publicó esta novela corta que recrea en tres partes la vida de una familia en tres de los periodos preferidos del escritor: los años 40, los comienzos de los 60 y la muerte de Franco. Periodos que también le sirven de marco a su obra ‘Las cuatro esquinas’. Y como ya es característico de Longares: Madrid como espacio central de sus narraciones; en este caso la Puerta del Sol y sus carteles de cine, y sus calles aledañas (modestia y prostitución). En uno de los inmuebles de la calle Infantas tiene la portería la familia formada por Gregorio, Modesta y sus dos hijos, Goyo y Modes. Una familia a la más pura vieja tradición española: las mujeres deben cuidar de los varones, mientras estos, como Gregorio, se dedican a sus fantasías y veleidades. Como toda novela de Longares, excelente literatura. J.L.R.

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