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La ciudad de la Historia por Eugenio J. Vega y Fco. Antonio García

La identificación de Asta con Tartesos (I)

Publicamos esta semana y la próxima una parte del interesante estudio de Rebeca López Macías, graduada en Historia por la Universidad de Sevilla en el año 2014. El presente artículo está enmarcado dentro de su trabajo fin de grado titulado 'Protohistoria de la ciudad de Asta (Mesas de Asta, Jerez)', dirigido por la doctora del Departamento de Prehistoria y Arqueología de Sevilla, María Belén Deamos.

La ciudad de Tartesos es mencionada en numerosas fuentes clásicas, al margen de la debatida mención bíblica (Reyes I, 10, 22) que asimilaría Tarshish con Tartesos, y como consecuencia ha ido un tema constante de estudio. La Ora Marítima de Rufo Festo Avieno es la fuente más utilizada por los autores para establecer la situación de la ciudad; sin embargo, esta obra que describe las costas de la Península Ibérica, tiene contradicciones y mezcla los lugares que describe, lo que da lugar a multitud de interpretaciones (CARO, 1999: 82-83).

La escasa precisión de las fuentes ha sido uno de los motivos que ha provocado que diversos investigadores plantearan su ubicación en multitud de lugares. En la mayoría de los casos coinciden en decir que la ciudad se encontraría en la zona suroccidental de España, entre Huelva y Gibraltar, concretando algunos su ubicación en un punto situado entre los ríos Guadalquivir y Guadalete. Aunque con el presente trabajo no pretendemos abordar exclusivamente el tema sobre Tartesos, sí que haremos referencia a varios autores que han coincidido en situar en el yacimiento de Asta Regia la ciudad de Tartesos. Los eruditos que han abogado por esta hipótesis son diversos: Martín de Roa (1617), Bartolomé Gutiérrez (1886) y Fray Esteban Rallón (1660). Más reciente lo han hecho autores como Chocomeli (1940), Pemán (1941), Martín de la Torre (1941) y Esteve Guerrero (1969).

Uno de los estudios sobre Tartesos que han tenido mayor repercusión historiográfica se debe al profesor alemán A. Schulten (1924: 260-276), quien sitúa Tartesos en el Coto de Doñana. En un principio va a trabajar con G. Bonsor, el cual ya había realizado investigaciones en la zona, así como con O. Jessen, que será el que realice los mapas topográficos y geográficos del territorio en cuestión. Para él (1924: 270-271), Tartesos estaría localizada en una isla en el Coto de Doñana, concretamente en el Cerro del Trigo, entre los dos brazos del río Guadalquivir (SCHULTEN, 1924: 270-271). Sabe que hay otros autores que plantean diferentes lugares, entre ellos Mesas de Asta, proponiendo que esta zona sería un lugar de comunicación entre el estuario del río Betis y el Guadalete. Schulten niega tal hipótesis haciendo referencia a los trabajos geológicos realizados, los cuales demuestran que el estuario solo llegaba hasta Asta y no conectaba con el Guadalete. Refuta también esa idea aludiendo a que Asta no era una ciudad marítima apta para la navegación, como era Tartesos, sino una ciudad apropiada para la agricultura (SCHULTEN, 1924: 186, 274). A pesar de la gran cantidad de sondeos realizados en el Coto de Doñana, no halló ningún indicio claro que le permitiera afirmar que allí se encontraba Tartesos (MEDEROS MARTÍN, 2008: 109- 112).

A raíz de las investigaciones, Schulten (1941) realizará un artículo dedicado a Asta Regia y a su posible vinculación con Tartesos, haciendo una trayectoria por las noticias sobre la ciudad que conocemos a través de autores antiguos. En este escrito, como ya se ha mencionado anteriormente, niega la posibilidad de que Tartesos se encuentre en Asta, considerando que son dos cosas totalmente distintas, aunque no descarta la posibilidad de encontrar material tartesio en Mesas de Asta debido a la proximidad con Tartesos, a tan solo 20 km de diferencia, según su hipótesis, con la que mantendría una estrecha relación. Termina el relato exponiendo su deseo de encontrar Tartesos, sin importar el lugar: "Termino augurando buena suerte a los excavadores de Asta. Y si sucediese un milagro y de las cenizas de Asta saliese, como ave fénix, Tartessos, también yo me alegraría. Es igual que Tartessos se encuentre por mí, que más trabajo que nadie le he dedicado, que si la descubren otros. ¡Lo que importa es que se encuentre!" (SCHULTEN, 1941: 256).

Uno de los autores que va a abogar por la idea de Tartesos en Asta Regia, influido por sus contactos con Schulten, es Chocomeli (1940: 35). Para él conocer la ubicación de Tartesos radica en saber reconocer sus atributos y circunstancias políticas, partiendo de la hipótesis de que la urbe no ha desaparecido. Establece un razonamiento por el cual los tartesios se identificarían con los turdetanos y túrdulos, ocupando estos el mismo territorio, por lo que la ciudad más importante de los turdetanos tiene que ser la misma que la de los tartesios, es decir, "un lugar que poseía otro nombre, tan prestigioso, que no hace más de dos siglos que reñían batallas literarias y políticas por heredarlo y atribuirse su esplendor y fama" (CHOCOMELI, 1940: 35): Asta Regia.

Refuerza esta idea apoyándose en el escrito de Amador de los Ríos (1925: 261) sobre la Atlántida, donde establece la identidad de Tartesos en relación con Asta Regia. Ambos planteamientos van a tener un resultado común, pero con una exposición distinta: para Amador de los Ríos, Asta es una ciudad por antonomasia, llamada Asta Regia por los romanos, es decir, una ciudad real, según él, por referirse a la ciudad del rey Argantonio. Mientras que para Chocomeli ambas coincidirían por la necesidad de tener la misma capital, y porque Asta en griego significaría "ciudad principal".

En resumen, Chocomeli viene a decir que Asta Regia es la capital de Tartesos, haciendo en su obra todo un recorrido por las fuentes y la geografía de la zona para vincular esos datos a su idea.

César Pemán, al igual que Chocomeli, mantuvo ciertas relaciones con Schulten, de ahí que en su libro El pasaje tartésico de Avieno a la luz de las últimas investigaciones (1941), llevase a cabo una descripción del paisaje tartésico antiguo y actual, estableciendo diferentes posibilidades para la situación de la ciudad tartésica. La base de su estudio es el texto, ya referido, de Rufo Festo Avieno, el cual compara con el mapa geológico de la zona realizado por Gavala y Laborde. En esta investigación sugiere la viabilidad de la ubicación de Tartesos en Mesas de Asta.

En sus conclusiones saca a relucir que habría que buscar Tartesos entre las bocas del río Betis, aceptando la idea de que estas fuesen el Guadalquivir y el Guadalete. Una vez establecida esta base, alude a la Isla de Cártare del texto de Avieno (vv. 256-259) como lugar para localizar la ciudad, con dos emplazamientos importantes: Mesas de Asta y Jerez de la Frontera (PEMÁN, 1941: 92-94). Su estudio, al igual que el de Gavala y Laborde (1959: 21-25), se basa en la obra de Avieno, por eso no es de extrañar que ambos coincidan en la vinculación de la isla a ese lugar y sus características. En lo referente a Mesas de Asta, realiza una descripción sobre su entorno propicio para el asentamiento de una población, así como las diferentes referencias acerca de ella. Pero además, pone en duda que se pueda vincular la ciudad de Tartesos a las Mesas de Asta mientras que no se demuestre ese horizonte poblacional tartésico en una excavación, ya que piensa que hay datos en las fuentes literarias que son difíciles de aplicar a Asta Regia. Finalmente sugiere la importancia de realizar excavaciones para hallar dicha ciudad, añadiendo que es probable que no se llegue a encontrar debido a que otras ciudades se han superpuesto sobre sus restos y a los posibles errores en las fuentes literarias que posteriormente se interpretan.

Se continuará el tema la próxima semana con las conclusiones pertinentes y la bibliografía citada.

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