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Cultura

Los irreductibles Astérix y Obélix cumplen 50 años de historias

  • Nacieron en el verano de 1959, pero una página de Pilote fecha su primera salida ante la opinión pública un 29 de octubre de 1959 coincidiendo con el primer número de la que acabará convirtiéndose en una de las revistas de cómics más emblemática de toda la historia

Vercingetórix lanza su escudo y su espada a los pies de Julio César, que grita dolorido. Es la imagen de la victoria romana sobre la Galia. ¿Sobre toda la Galia? ¡No! Hay un pequeño pueblo pesquero que se resiste al invasor. Un pequeño pueblo cuyos vecinos tienen una fuerza increíble, milagrosa.

Cuentan los legionarios romanos que han tenido la desgracia de enfrentarse con ellos que todo se debe a una poción mágica ideada por el druida Panorámix, que los galos beben cuando saben que tienen que enfrentarse a las tropas de César. Bueno, todos no. Hay un galo gordo, bonachón, tímido, que se cayó de pequeño en una marmita repleta de la poción y desde entonces no necesita beberla para mantener su fortaleza, aunque él lo intente una y otra vez. Es Obélix.

El líder de la aldea se llama Abraracúrcix, héroe de históricas batallas y que disfruta de la buena mesa, porque el único temor que tienen los galos es que el cielo caiga sobre ellos. Nada más. Abraracúrcix se pasea sobre un escudo que portan dos de sus guerreros, torpes en el manejo lo que provoca que acabe en más de una ocasión mordiendo el polvo.

Pero es Astérix  quien de verdad lleva la batuta en la aldea, aunque ello provoque en más de una ocasión los celos de sus vecinos. Bajito, muy inteligente, tiene como amigo de toda la vida a Obélix.

Ambos, Astérix y Obélix, cumplieron  el pasado jueves 50 años, aunque no los aparentan.

Es cierto que nacieron unos meses antes, en el verano de 1959, pero su partida de nacimiento, una página de Pilote, fecha su primera salida ante la opinión pública un  29 de octubre de 1959  coincidiendo con el primer número de la que acabará convirtiéndose en una de las revistas de cómics más emblemática de toda la historia.

René Goscinny, guionista, y Albert Uderzo, dibujante,  son los padres  de las criaturas que lograron en apenas unos años crear un auténtico imperio que irá más allá del papel, con parque temático incluido. Mucho dinero que ha acabado incluso por crear fricciones entre Uderzo y sus herederos, porque Goscinny murió en 1977 dejando huérfano a los millones de fieles lectores de la aventuras de los valientes galos.  Los cierto es que los álbumes guionizados por Uderzo siempre han estado a años luz de los firmados por su amigo.

En todo caso, se ha atrevido con  un nuevo tomo, el número 34, como homenaje a los cincuenta años de los galos, con cifras de vértigo. Sólo en el mercado español se han editado 300.000 ejemplares, que se unen a los 300 millones de cómics que se han vendido de Astérix en este medio siglo a lo largo de todo el mundo.

Antes de la llegada de Internet los tebeos de Goscinny y Uderzo ya eran un fenómeno global. En 107 lenguas y dialectos están traducidas sus historias. No es extraño. Los galos han viajado por todo el mundo. Han dado la vuelta a la Galia (de la que se trajeron un amigo desde entonces inseparable, Idéfix), han recorrido España, Alemania, Bélgica, India... incluso han descubierto América o se han codeado con la mismísima Cleopatra. Y ya puestos, en plena decadencia de la serie, los valerosos galos  se toparan con una nave del espacio cuya tripulación viajó a la aldea en busca de la poción mágica.

Tal vez haya sido la capacidad de utilizar la ironía, el doble sentido del lenguaje y sacar a la luz con un fino sentido del humor los defectos, virtudes  y, sobre todo, los tópicos de estos pueblos, empezando por el francés, lo que ha permitido asentar el éxito de estas aventuras por todo el mundo. En el viaje a las islas británicas se toparán con la parsimonia de los isleños con una evidente mofa a su consumo del te en la hora sagrada de las cinco de la tarde; en Suiza será objeto de mofa la meticulosidad de este pueblo con escenas geniales como la limpieza de los lugareños durante celebración de una comilona por parte de los invasores. Y en España, la fiesta continua y el descanso perenne...

Junto a ellos,  la treintena larga de álbumes  han ido acompañada por un genial elenco de personajes secundarios ejemplo de la magistral imaginación de Goscinny. El bardo, el pescadero y el herrero siempre enfrentados y, a la vez, siempre amigos, el veterano de la aldea cuya escultural esposa provoca la envidia de todos, las mujeres cotillas, los piratas marcados por el gafe, los temerosos soldados romanos ...

El 5 de noviembre de 1977 moría René Goscinny. “Es un muchacho más bien reservado, incluso tímido, ni alto ni bajo, delgado de aspecto pulcro, una pelambrera negra y crespada que cubre una frente ancha, unos ojos bastante grandes y burlones, una nariz generosa que intenta nutrirse con una barbilla prominente que separa una boca de labios finos, delimitada por dos hoyuelos risueños en las mejillas”, le retrataba Uderzo en un artículo-homenaje a uno de los grandes del cómic europeo, creador, también, de otros grandes personajes del mundo del cómic como Lucky Luke o el visir Iznogud.

Le dará tiempo a Uderzo a poner en marcha los Studios Idéfix, el primer estudio de animación francés que, al final, sólo producirá una película: ‘Los doce trabajos de Astérix’; pero no tuvo tiempo de disfrutar del parque temático que su amigo planteó en 1981. Los dos, grandes seguidores de Walt Disney y de su mundo animado.  El Parque Astérix abrirá sus puertas en la primavera de 1989, en un extenso terreno de 155 hectáreas a treinta kilómetros de París. Curiosamente, la apertura también en las proximidades de la capital francesa de Disneyland París supondrá una dura competencia.

Y no podía faltar el cine. Ya desde un primer momento las aventuras de la aldea enfrentada con César se llevaron a la gran pantalla en películas de dibujos animados, siempre con un gran éxito de público (la primera, en 1967 con ‘Astérix el Galo’) hasta que  llegaron los actores de carne y hueso, pasando con nota el difícil transito entre el lápiz de papel y el personaje vivo en pantalla. Otra cosa es la calidad o no de los guiones utilizados. En todo caso, las tres  han tenido un gran rendimiento  en taquilla.

Pero tal vez lo más peculiar del impacto mediático y social del trabajo de Uderzo y Goscinny se produjo el 26 de septiembre de 1965, cuando el Gobierno francés lanzó al espacio su primer satélite con el nombre de...  Astérix. No es por ello extraño que la sesuda revista política L´Express  llevase en su portada un dibujo del guerrero galo en un número especial.

La muerte de Goscinny  supuso el lento declive de la serie, que sólo se mantiene por las ingentes beneficios que producen en todo el mundo la venta de cada nuevo álbum.

Los jabalíes sin duda formarán parte esencial del banquete celebración del cincuenta aniversario de Astérix y Obélix. Durante la cena, el bardo permanecerá amarrado al árbol mientras que los pequeños de la aldea jugarán con Idéfix y emularán a sus mayores, los héroes galos. Que sólo temen que el cielo caiga sobre sus cabezas

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