EL REBUSCO

El jerez en las novelas de Agatha Christie

  • Un misterio resuelto

  • Usos y consumo en su vida y obra

El gusto inglés por el jerez goza de alcurnia literaria en un género que le ha hecho famoso en el mundo, el del misterio. Una tradición que tiene autores relevantes, como Conan Doyle y su Sherlock Holmes, o bien G.K. Chesterton y el padre Brown, Colin Dexter y el inspector Morse, y Dorothy L. Sayers con su creación de Lord Peter Wimsey. Todos ellos, autores y creaciones de ficción, tienen en común el de ser buenos consumidores de nuestros vinos.

Pero la que aún ostenta el título de reina del crimen, incluso después de fallecida, es la escritora Agatha Christie. Sus obras han alcanzado los 2.000 millones de ejemplares, tan solo superada por las ediciones de la Biblia y las de su compatriota, William Shakespeare.

Pero en su caso, el jerez tan solo lo toman los personajes surgidos de su imaginación. Ella era abstemia. Como escribe Cathy Cook en ‘The Agatha Miscellany’: “She never drank alcohol, and was a complete teetotaller because she simply did not like the taste...".

Dato que queda reflejado en dos de las biografías escritas sobre ella, la de Janet Morgan, y la de Gillian Gill.

Siguiendo la pista

Agatha Christie nació en Torqay, en 1890, en un tranquilo pueblo pesquero. Su familia disfrutaba de una posición desahogada, donde el jerez era un aperitivo tradicional, como el que tomaba el padre con sus amigos en el club antes de regresar a casa a almorzar.

Años más tarde, su segundo marido, Max Mallowan, hombre de mundo, y con buen paladar para los vinos, nunca consiguió que ella compartiera su interés, aunque sí estaba atenta a sus explicaciones a la hora de abrir una botella de marca.

Christie mostró siempre un cierto rechazo crítico por las bebidas alcohólicas, que queda evidente en la escasa información que sobre vinos y licores puede encontrar el lector en sus historias. El jerez es una excepción junto a los fortificados portugueses del oporto y el madeira, además de otros europeos como el Borgoña, el del Rhin, o el Champagne, presentes también en sus relatos como un elemento distintivo de los personajes.

Agatha Christie fue realmente una cronista de la Inglaterra de su tiempo y, por tanto, sus novelas son un reflejo de la sociedad de aquel tiempo, de las costumbres y modas imperantes.

Gracias a la inestimable ayuda de mi buena amiga Esmeralda Pérez-Calderón, que aún conserva la colección completa de los relatos de Christie, editados en España por la editorial Molino, he podido completar los huecos que tenía en la mía, lo que me ha permitido descifrar muchos detalles a la hora de conocer las maneras en las que la escritora introduce el jerez en sus argumentos.

Y aunque a veces los responsables de la versión española se tomaban ciertas libertades, como la de traducir un sherry party, organizado por el mismo Poirot, por una simple ‘merienda’, cabe concluir, comparando los textos originales en inglés, que el jerez, así, sin variantes y con pocos adjetivos, lo podemos encontrar en una treintena de sus truculentas narraciones, una relación que no se había hecho antes: ‘Muerte en la vicaria’, 1930, ‘Parker Pyne investiga’, 1934, ‘Tragedia en tres actos’, 1935, ‘Muerte en las nubes’, 1935, ‘Cartas sobre la mesa’, 1936, ‘Testigo mudo’, 1937, ‘El espejo del muerto’, 1937, ‘Navidades trágicas’, 1938, ‘Matar es fácil’, 1939, ‘El misterio de Sans-Souci’, 1941, ‘Un cadáver en la biblioteca’, 1942, ‘El caso de los anónimos’, 1942, ‘Sangre en la piscina’, 1946, ‘Pleamares de la vida’, 1948, ‘Testigo de cargo’, 1948, ‘Se anuncia un asesinato’, 1950, ‘La señorita McGinty ha muerto’, 1952, ‘Después del funeral’, 1953, ‘Asesinato en la calle Hickory’, 1955, ‘El templete de Nasse House’, 1956, ‘Inocencia trágica’, 1958, ‘El misterio de Pale Horse’, 1961, ‘El espejo se rajó de parte a parte’, 1962, ‘Los relojes’, 1963, ‘En el hotel Bertram’, 1965, ‘Tercera muchacha’, 1966, ‘Némesis’, 1971, ‘Los elefantes pueden recordar’, 1972, ‘Un crimen dormido’, 1976.

Fallecería el 12 de enero de 1976, a los 85 años de edad.

Poirot y Miss Marple

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El personaje de Hércules Poirot aparece por primera vez en la primera novela de Agatha Christie, ‘El misterioso caso de Styles’, publicada en 1920.

Poirot es un oficial de policía jubilado de origen belga. Se caracteriza por su atusado aspecto, algo rechoncho físicamente, y su peculiar bigotito. Protagonizaría más de 30 novelas y 54 narraciones cortas.

Algunos de los actores que le han dado vida en la pequeña, y la gran pantalla, han sido Albert Finney, Peter Ustinov, y David Suchet. Éste último el que mejor ha sabido asumir la personalidad del famoso detective.

A parte de su habitual créme de menthe, lo que a Poirot le gusta es el jerez, como lo afirma en ‘Tragedia en tres actos’: “El jerez lo prefiero mil veces a los combinados, mil millones de veces al whisky”.

En cambio, la Sta. Marple tiene su aparición más relevante en ‘Asesinato en la vicaria’, de 1930. Figura que se mantendría hasta los años 70. Miss Marple es una solterona inglesa que vive en la bucólica aldea de St. Mary Mead, y en el cuarto de estar de su casa siempre tiene a mano un decanter de sherry, al que recurre con cierta frecuencia, a pesar de los consejos de su doctor.

Ella no es una detective al uso, pero suple con eficacia la labor del inspector de turno. Su instinto y su conocimiento de la naturaleza humana es su principal instrumento.

Christie se basó en su abuela, las amigas de ésta y sus tías para crear al personaje.

En el cine la han interpretado la peculiar Margareth Rutherford; y para la televisión las actrices Joan Hickson y Geraldine McEwan son las más destacadas en sus respectivos trabajos.

Miss Marple aparece en 12 novelas y 20 historias cortas.

Del libro a la pequeña pantalla

Las adaptaciones más populares de las obras de Agatha Christie que se han adaptado a la televisión han corrido a cargo de las cadenas británicas BBC, y la independiente ITV.

En la mayoría de los casos los guionistas eran fieles al texto literario, pero en otros, y para dar ambiente a la escena, era inevitable el recurso a una copa de jerez ofrecido como educado agasajo.

Esto se puede comprobar, en el caso de Poirot, en títulos como: ‘La mina perdida’, ‘Tragedia en tres actos’, ‘El apartamento del tercer piso’, ‘El misterio en Cornualles’.

Respecto a la menuda, y siempre curiosa Miss Marple, a la que da vida la actriz Joan Hickson, lo encontramos en ‘Un cadáver en la biblioteca’, ‘Se anuncia un asesinato’, ‘Un crimen dormido’, ‘El caso de los anónimos’ y ‘El espejo se rajó de lado a lado’.

Como vemos, el jerez, es un elemento indispensable a la hora de adentrarse en las historias de misterio de Agatha Christie.

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