Diario de las Artes

Los muchos matices de una exposición conmemorativa

Pieza central. Luis Gordillo y Stephane Rolland en ELLE Pieza central. Luis Gordillo y Stephane Rolland en ELLE

Pieza central. Luis Gordillo y Stephane Rolland en ELLE

No es habitual que una exposición cuyo centro de interés sea una revista dedicada a los amplios postulados que intervienen en el universo femenino sea protagonista de una página de crítica de arte contemporáneo. Sin embargo, como el arte más inmediato sabe acoger en su seno lo más inesperado, en los últimos años, hemos podido asistir, en espacios artísticos de especial significación, a muestras de hondo calado sobre la realidad de la moda y de sus importantes modistos.

Son míticas las exposiciones de Cristóbal Balenciaga, Karl Lagerfeld, Martin Margiela, la de Los Locos Años Veinte del Museo Guggenheim de Bilbao o, incluso, la de los 25 años de Vittorio y Lucchino en el CAAC de Sevilla, por citar sólo algunas. En este sentido, una de las revistas más importantes dedicadas a los amplísimos intereses del universo femenino es ELLE, que, ya ha cumplido, setenta y cinco años. Con tal motivo, en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla – Plaza de América en los medios del Parque de María Luisa - se lleva mostrando, desde el mes de octubre, la exposición “ELLE, 75 años al lado de la mujer”. Una exposición que no sólo se dedica a conmemorar tal efemérides y a presentar algunos de los grandes eventos que han constituido los contenidos de la revista en estos años sino que, además, sirve para que los postulados del Arte Contemporáneo se hagan presentes en una configuración expositiva rigurosa y llena de un sentido que va, infinitamente, más allá de los propios elementos que han positivado los contenidos de la publicación y su realidad sobre el universo femenino en estas décadas.

Es importante la realidad expositiva que nos encontramos en la muestra: maniquíes con diseños de importantes modistos españoles y extranjeros – Jean Paul Gaultier, Carolina Herrera, Óscar de la Renta, John Galiano, Tom Ford, Giambattista Valli, Stéphane Rolland, Palomo Spain, Vicky Martín Berrocal, Lina 1960, Juana Martín, Leandro Cano y Javier Mojarro -; sesenta de las portadas más icónicas de la revista donde se nos ofrecen la visión mitificada de una mujer que ha ido evolucionando hasta alcanzar la absoluta realidad que, hoy, posee y que, desde ELLE, se han puesto las bases para desentrañar muchos de los aspectos incidentes en la potestad de un mundo femenino lleno de entusiasmos.

Pero, a este que esto les escribe, treinta y cinco observando y escribiendo los entresijos del arte contemporáneo, la muestra le plantea infinitamente más cosas; sobre todo porque parte de una idea fundamental: la de unir el concepto amplio y determinante de una publicación sobre la mujer y, además, manifestarlo en un contexto muy particular: el propio desarrollo del arte más inmediato en sus muchos aspectos. Luis Gordillo, ese germen creador de una pintura con infinitas perspectivas y vasto desarrollo que ejemplifica y que ha potenciado buena parte del arte que ha tenido lugar en España desde la segunda mitad del siglo XX, forma parte del entramado de la exposición con una obra emblemática que se manifiesta como vehículo integrador en un diseño expositivo especial que es otro de los parámetros importantes de lo que allí se muestra.

Paco Pérez Valencia, uno de nuestros más lúcidos y preclaros museógrafos, ha generado un entramado expositivo que integra, sin desvirtuaciones, la propia realidad de la revista y su patrimonio como publicación de setenta y cinco años en torno al mundo de la mujer, con el sobrio, riguroso y espectacular diseño museográfico que suma en lugar de restar, que aúna intereses y abre las máximas perspectivas de un desenlace argumental donde todo está más que medido, estructurado para que el espacio sea un contenedor de amplias propuestas que amplifica, sin excesos, los muchos aspectos que intervienen en el contexto general de ELLE. Y todo, con un soberbio Gordillo que yuxtapone las muchas disposiciones expositivas.

De nuevo, el artista y museógrafo sanluqueño – con la profesionalidad abismal de otro grande de la museografía andaluza, Abraham Parrón – ha generado un corpus expositivo donde todo está medida y complementado para que la realidad conceptual del evento muestre sus muchos y determinantes registros. Maniquíes con diseños de modistos importantes, los complementos que maximizan dichas obras y les impone un especialísimo desarrollo visual, sesenta de las mejores portadas, estructuras compositivas de un modo museográfico poderoso y lleno de entidad y trascendencia creativas, sobriedad en la propuesta museológica, solvencia en la manera de exponer, iluminación exacta, pulcra y motivadora… todo, en definitiva, para que la exposición sea, en sí misma, una obra llena de sentido.

La exposición en el pabellón de la Plaza de América nos plantea un recorrido por la historia de un revista emblemática pero, también, por los parámetros de un arte contemporáneo que, desde la pintura de Luis Gordillo y la museografía inquietante y llena de expectativas de Paco Pérez Valencia, nos introducen en los rigurosos esquemas de un modo artístico con infinitos matices.

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