Ana Peña· Cantaora

"Los mismos artistas no respetan los cachés y eso es malo para todos"

  • Después de varios años apartada de la actualidad flamenca, vuelve con ganas de recuperar "el terreno perdido" y con la ilusión de "la que acaba de empezar".

Ana Peña está de vuelta. Su figura, una habitual en festivales y recitales de las décadas de los 80 y 90, se difuminó por circunstancias de la vida y ahora, varios años después intenta recuperar el terreno perdido en un mundo del flamenco cada vez más complicado.

-Está usted de vuelta a la actualidad flamenca después de un tiempo...

-Sí, me siento con muchas ganas de trabajar y a ver si se acuerdan de mí. Llevo un tiempo alejada de los círculos más flamencos pero ahora he vuelto con más ganas e ilusión que nunca.

-¿Y por qué ese alejamiento?

-Primero fue por la muerte de mi marido, que estuve un tiempo sin cantar, luego por temas de salud, y después porque he estado más de diez años trabajando con la compañía de Salvador Távora. Hacíamos 'Carmen, ópera andaluza de cornetas y tambores'. He recorrido el mundo, he aprendido mucho y económicamente no me puedo quejar, porque gracias a Dios he podido sacar adelante a mis hijas. Pero luego, para mi plan artístico me ha ido fatal porque no he hecho el flamenco que a mí me gusta. Tenía que cantar pero de otra manera, sin esforzarme, y yo sin esforzarme, sin pelearme con el cante no estoy contenta.

-O sea que ha tenido que recuperar sensaciones...

-Sí, he necesitado un tiempo de rodaje pero cada vez estoy mejor. Como dice el refrán 'donde hubo fuego, hay rescoldito', algo queda de lo que he sido, y eso es lo que estoy trabajando. Escucho cosas, estoy currándomelo, y bueno, a ver si puedo demostrar que todavía está Ana Peña aquí.

-Cuando una persona lleva toda la vida cantando, cuando no se expresa de esa manera, ¿es como si le faltara algo?

-El cante es como todo, si lo dejas, como puede pasar con el toreo o el fútbol, se pierde la práctica. Si no utilizas la garganta, las cuerdas vocales se duermen y eso no es bueno. A mí por ejemplo una de las cosas que más me ha costado recuperar han sido los bajos en los fandangos.

-¿Cómo ve el panorama actual?

-Me gustan pocas cosas, porque flamencos por derecho se pueden contar con los dedos de la mano. Antes el que se subía a un escenario lo hacía porque cantaba y encima cobraba, hoy se sube cualquiera y ni siquiera cobra, y el que cobra, cobra tirado por los suelos. Eso no es bueno porque ahora te llaman para trabajar y lo primero que te preguntan es '¿tú cómo estás?', ¿cómo estás tú que eres el que va a pagar? O si no te ofrecen una porquería porque saben que si dices que no, llaman a cualquier joven que está empezando y le pagan menos.

-¿Y por qué se ha llegado a eso?

-Porque los mismos artistas hemos consentido cosas que no se deberían de haberse consentido. Me refiero sobre todo al tema económico donde se debería respetar más, no bajarse de determinada cantidad. Pero claro, si tú me dices un precio y digo que no y llega otro y acepta, al final se pierde caché y tarde o temprano o entras en esa dinámica o no trabajas. Mira yo este año he estado en la Feria de Jerez y te puedo asegurar que no canto más. Es de vergüenza.

-¿Tan mal pagan?

-Pagan muy mal, pero ya no sólo es el dinero, es la manera de tratarte. Yo he estado toda la semana trabajando en la Feria de Sevilla y no tiene comparación. Cobrar lo cobras bien y encima te respetan como persona. No aquí que al final, como te irritas tanto, se te quitan hasta las ganas de cantar. Con decirte que con una noche en Sevilla no te pagan aquí ni cuatro noches. Por lo menos a mí.

-Cambiando de tema, ¿con el tiempo se canta mejor?

-Claro que sí. La experiencia sirve de algo, y los años te hacen madurar en muchos aspectos. En mi caso, como soy tan temperamental a veces no me controlo. Hay gente que me dice que con el tiempo que llevo me debería aliviar muchas veces cantando, pero no puedo. Como a mí el cante no me cueste trabajo hacerlo no me gusta.

-¿Y se respeta o se escucha el cante hoy día?

-Yo creo que no, sólo en sitios concretos. La gente hoy día tampoco quiere recitales pa escuchar, se conforman con tanguitos y dos cuplecitos por bulerías. Hoy es difícil escuchar una buena soleá o una buena seguiriya y eso es preocupante. Que no generalizo porque sé que hay gente que sí transmite, pero los pocos.

-Hace unos meses estuvo en Los Cernícalos, ¿le veremos por alguna peña más?

-Eso espero, yo estoy abierta a que me llamen. Yo he cantado mucho en las peñas, sobre todo en Antonio Chacón, La Bulería y la Buena Gente, aunque es curioso que hay algunas en las que nunca he cantado como Tío José de Paula, por ejemplo.

-Ya que habla de las peñas. Ahora que ha vuelto, ¿cómo las ha encontrado? ¿Están mejor o peor que antes?

-Hombre, lo que he visto es que antes te pagaban mejor, pero claro también hay que tener en cuenta que esta crisis que tenemos encima es muy dura. Ya no hay subvenciones como antes y muchos socios que están apuntados no pueden pagar porque las criaturas no pueden.

-¿Saldremos alguna vez de esta crisis que llevo escuchándola desde hace ya no sé cuánto tiempo?

-Yo espero que sí, que alguna vez esto se acabe, porque el flamenco se ha quedado como atascado, todo el mundo cantando lo mismo y todo el mundo haciendo lo mismo. Y encima cada vez más gente cantando, que quizás sea lo peor. Hay poco nivel, la verdad. En esto del cante yo lo comparo con la berza. Hoy las berzas que se hacen tienen todos sus ingredientes, pero sin embargo no saben igual que las que se hacían antes con menos avíos.

-Eso es como los discos, que todo el mundo graba hoy en día...

-Eso es igual y tampoco es bueno. Antes las casas te pagaban por grabar y eso servía de filtro, pero ahora no. Enciendes el móvil y te encuentras a doscientos cantando. Antes no era así, antes te lo tenías que currar. Yo tengo dos discos, con Manolo Parrilla y Paco Cepero, y a mí me los pagaron bien. Es más, tenía contratos firmados para ir a México pero me enamoré de mi marido y lo dejé todo. Y eso que tenía todas las herramientas de trabajo, mi representante, tenía voz, juventud, fuerza, ganas...lo tenía todo, pero me casé y lo dejé todo. Pero mira, sigo estando aquí después del tiempo que me he llevado sin cantar porque mi Petaca no me dejaba cantar.

-Y ahora, tanto tiempo después, ¿se arrepiente?

-No es que me arrepienta, pero sí le das muchas vueltas a todo. Recuerdo que mi padre, que no quería que fuese artista porque entonces eso estaba mal visto, el día que recibí mi primer disco lo partió porque ya le había dicho que lo iba a dejar todo y casarme.

-Sus discos los grabó hace ya casi treinta años, ¿no le apetece volver a grabar?

-Por supuesto, yo lo pido a gritos, pido a gritos un guitarrista a mi lado y llevarnos ahí un mes trabajándolo.

-Usted puede presumir de haber compartido escenarios con nombres ilustres del cante, ¿qué recuerda de ello?

-Cosas muy bonitas. Es cierto que puedo presumir porque he tenido la suerte de cantar con todos los grandes en aquellos festivales que empezaban a las nueve de la noche y terminaban a las nueve de la mañana. Eso lo llevo yo a gala, porque encima todo lo he aprendido sola. La primera vez que yo canté en Jerez fue con Manuel Morao en los Viernes que él hacía. Y bueno, luego he coincidido con Antonio Mairena, con su hermano Manuel, con La Paquera, La Negra, los Farruco, José Menese, Fosforito, Fernanda y Bernarda...

-Usted nació en Utrera pero lleva aquí casi cuarenta años...

-Sí, desde que me casé. Yo quiero mucho a Jerez y sé que hay mucha gente que me quiere, lo que pasa es que, como ocurre en todos los trabajos, el dinero manda. Lo bueno es que mi ilusión está intacta, y tengo muchas ganas de trabajar. También que sigo teniendo fuerzas para cantar y eso es importante.

-Este año el Ayuntamiento ha decidido modificar el formato de la Fiesta de la Bulería, ¿qué le parece?

-La Fiesta de la Bulería hace mucho tiempo que se la cargaron. Lo que hace falta es llevar artistas, pero artistas de todos los sitios, no siempre los mismos. Que artistas hay millares, pero es bueno cambiar las caras.

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