Cultura

"He perdido oportunidades por decir lo que pienso"

  • El autor de 'Saber perder' asegura en su visita a la provincia que "el aburrimiento lo recuerdo como algo de lo que he oído hablar mucho, pero yo no lo experimento"

David Trueba irradia una normalidad talentosa que encandila. Ni el Premio Nacional de la Crítica en 2008 por Saber perder le ha hecho desviarse de su vereda, de ese hacer en cada instante lo que le pide el cuerpo, que en unas ocasiones le codea con lo más granado de la literatura y otras con cineastas, músicos, actores, deportistas... Días atrás estuvo en Cádiz como protagonista de una nueva cita de las Presencias Literarias de la UCA, pero momentos antes de partir hacia el Aulario La Bomba conversó en el hotel donde se hospeda con Diario de Jerez.

-Es usted director de cine, guionista, escritor, actor, músico... En alguna entrevista ha dicho que el aburrimiento es un trabajo entre dos: el que aburre y el aburrido. ¿Llega a aburrirse alguna vez?

-El aburrimiento lo recuerdo como algo de lo que he oído hablar mucho, pero no lo experimento. Entiendo que uno se aburra si hace esfuerzos por llegar a ese estado. Por lo general me da la sensación que no hay tiempo para hacer tantas cosas como uno quisiera.

-Para su hermano Fernando, Billy Wilder es como Dios. ¿Idolatra usted a alguien?

-Claro, a mucho gente, de muchas disciplinas distintas, lo mismo me da Paco de Lucía o Woody Allen que Philip Roth. La admiración es un músculo que se atrofia si no lo utilizas. Tienes que ser capaz de ver que hay gente que hace las cosas bien y rendirte a su talento.

-Imagínese que algún ser superior le hubiera ofrecido en su juventud cambiar su creatividad por ser futbolista de elite, por ejemplo. ¿Hubiera aceptado?

-No, porque es una vida muy aburrida. Son diez años concentrados, con un partido cada tres días... Si nos ponemos en esta hipótesis igual hubiera preferido ser tenista, ciclista, nadador, algo como más individual y en temporadas. Yo me imagino la vida de un ciclista y, obviamente, aparte de tener que hacerte las transfusiones de sangre y todo eso (risas), tienes cuatro meses para ti mismo, para reflexionar, es muy duro pero me gusta más. Con los futbolistas me pasa que a veces los veo y me digo: con la cantidad de dinero que tienen y no disponen de tiempo libre.

-¿Es cierto que al final se va a hacer del Barça?

-Si sigue jugando así de bien, sí. Yo soy del Atlético de Madrid, pero como aficionado hay que estar muy orgulloso de que un equipo español juegue así. Ni siquiera el Barça de Cruyff lo hacía de este modo.

-Es que posiblemente este Barça sea el equipo más holandés de la historia.

-Yo creo que sí. Tiene un punto brasileño también, yo creo, por la alegría. Aquel Ajax de la transición con Van Gaal, Overmars, los De Boer, también era parecido, pero más físico y menos alegre. Para mí tiene la mezcla exacta entre un equipo holandés y uno brasileño.

-Vamos que es la perfección absoluta.

-No, la perfección no existe.

-Bueno, pero se le parece a ratos.

-Ah, eso, seguro.

-Volviendo a la literatura. Cuenta García Márquez que tarda meses en escribir la primera página de sus libros. ¿Usted le concede tanta importancia?

-La primera página de un libro es como la presentación de algo que acaricias durante muchos años. Es normal que si un libro tardas tres o cuatro años en redactarlo del todo la primera página la cambies cada mes, le des vueltas y vueltas al primer párrafo. El escritor tiene que seducir a la gente. Patricia Highsmith dice que la primera frase de un libro es fundamental.

-Nueve años entre Cuatro amigos y Saber perder. ¿Qué hizo durante este tiempo?

-Pues he hecho cosas, pero es verdad que los libros cuestan y por lo menos yo los maduro mucho en la cabeza. Luego son libros muy distintos, que para mí son importantes. Hay que tomárselos con calma. Se edita mucho y tampoco hay que contribuir. De hecho, con algunos autores, en vez de críticas brutales, sería mejor una especie de condena carcelaria. Usted, después de esto, no puede escribir en tres años. Y ya está. El tipo estaría ahí, con su condena, e igual en tres años... España es un país muy pequeño y tampoco hay que cansar a la gente.

-En Saber perder recurre a una figura que parece en desuso en la literatura moderna, el narrador. ¿Le costó trabajo?

-Lo que está en desuso es tener la humildad de no caer en que el ejercicio autoral encubra lo que estás contando. Más que la presencia del narrador, lo que es importante es la presencia de los personajes, de querer contar una historia... Creo que es el ejercicio mayor de humildad. Aquí estoy yo y me gustaría contarte algo. ¿Clásico? Seguro. De los griegos a nuestros días.

-En sus libros, el amor suele ser protagonista absoluto. Sin embargo pocas de sus historias tienen final feliz. ¿Le parece más valiente ese tipo de desenlace? ¿Por qué?

-Es que el amor y el desamor son los dos extremos de una misma cuerda. Un novelista no puede permitirse las alegrías que nos permitimos en la vida. Todas las emociones humanas tienen principio y fin, son relaciones complicadas. No creo que nadie tenga una vida monótona, para bien o para mal, todo el rato.

-Volviendo al deporte, ¿por qué no se ha hecho una gran película de fútbol, como sí las hay de boxeo, béisbol, atletismo...?

-Es difícil, porque hay pocas películas de 11 protagonistas. Además, creo que el fútbol es un espectáculo tan perfecto en sí mismo que si le quitas lo que tiene de juego en directo inmediatamente pierde interés. Por ejemplo, Saber perder es una novela que tiene un futbolista dentro, pero que lo que intenta es contar la vida de este futbolista. No he tenido la debilidad de hacer poesía en torno al fútbol, lo que he pretendido es que la gente viera lo que hay detrás de un jugador.

-¿Le ha sido difícil mantener su independencia?

-Trato de hacer las cosas que me gustan. La mejor receta en esto es trabajar como los burros, con la mirada baja y siguiendo el camino. Al final me he dado cuenta que soy más feliz así. He perdido oportunidades por el hecho de decir lo que pienso, pero sería peor vivir con miedo. Creo que la gente pasa y la esencia tuya tiene que permanecer.

-¿Qué tal su último trabajo, Madrid 1987?

-Bien, es una película que he rodado este verano con los medios que he podido reunir y los actores que quería. La acción transcurre en un baño durante agosto del 87 y la he rodado en dos semanas de agosto en Madrid. Lo he pasado tan bien. Además ahora presento una serie de televisión que se llama ¿Qué fue de Jorge Sanz? y que va a estrenar Canal+ el próximo día 12. Son seis capítulos de 40 minutos y su grabación ha sido otra experiencia interesante. Los músicos en esto son ejemplares. Hacen una canción porque les sale, me gustaría que otros oficios creativos pudieran tener esa sencillez.

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