fernando franco. director de cine

"Si queremos un cine estable hay que ponerse de acuerdo, no hay otra"

  • El ganador del Goya a la dirección novel prepara ya una nueva película "con la misma gente" y "en libertad"

Fernando Franco celebró "bastante, hasta que vimos llegar la mañana", dice, los dos premios que obtuvo el domingo su primera película como director tras una respetada trayectoria como montador. La herida, que aspiraba hasta a seis premios en la vigésimo octava edición de los Premios Goya, recibió finalmente uno a la mejor dirección novel, directamente a las manos de este sevillano nacido en 1976, y el otro para la protagonista de la película, Marian Álvarez, mejor intérprete femenina. Al margen del "subidón", nada va a cambiar en su modo de hacer y concebir el cine, asegura Franco, que lamenta además, mientras se toma un respiro en casa de unos familiares -lleva todo el día, desde las diez de la mañana, pegado al teléfono- que sus demás compañeros de La herida no tuvieran la misma fortuna.

"Para mí, de verdad, ya el hecho de que ganase Marian fue fantástico. Luego vino el otro premio y el subidón fue doble. Aunque me dio pena que los demás miembros del equipo, gente a la que le tengo mucho cariño y que curró muy bien, no se llevaran sus premios. Pero sabíamos que, al ser premios más técnicos, sonido, montaje..., iba a ser complicado", dice el director, que se ríe cuando le comentamos que ayer, durante la gala, Álvarez pareció por momentos más entusiasmada con el premio a él que con el suyo propio. Esa sintonía fue fundamental para lograr hacer la película que él tenía en la cabeza, dice. "Cuando le propuse el papel a ella fue... como una intuición muy grande. Pero no era consciente de hasta qué punto ella era la Ana ideal", afirma sobre la mujer afectada por un trastorno límite de la personalidad a la que la intérprete madrileña da vida en el filme. "Nada más empezar a rodar me di cuenta de que si hubiese sido otra actriz no habría habido película o no se hubiese sostenido como se sostiene gracias a ella".

Con motivo de sus seis candidaturas, todo un logro para una película pequeña y alejada de los estándares narrativos o de los automatismos tan habituales en cierto cine español, el que recibe, año tras año, la bendición de la (débil) industria nacional, La herida se reestrenó el viernes con 21 copias. Cabe suponer que algún rezagado se acercará a verla atraído por la curiosidad y el brillo de los premios. "No sé cómo reaccionará el público", admite, "porque la película sigue siendo la que es, una película dura, pero yo creo que ya sólo el hecho de que vuelva a los cines y la gente que no la vio tenga la oportunidad de verla, o que gente que igual ni la conocía la haya conocido ahora, pues genial, porque las películas se hacen para que la gente las vea".

Él, en cualquier caso, trabaja ya en su próxima película. "Quiero seguir manteniendo la misma estructura. Tiene un planteamiento muy similar a La herida en cuanto a tamaño y equipo. Trabajaré con la misma gente porque quiero tener libertad para hacer la película que yo quiero hacer, y la verdad es que todo el equipo me lo ha puesto siempre superfácil. Y así es como yo quiero seguir trabajando, teniendo el control, sintiéndome a gusto". En ese nuevo filme el director contará de nuevo con Marian Álvarez y Andrés Gertrúdix (también presente en La herida) y será esencialmente, como su anterior obra, "un retrato psicológico", pero aquí acaban las similitudes. Tratará de una pareja "con un problema serio" y será "muy de personajes". "De momento, ya digo, estoy escribiéndola todavía. Me documento, tomo notas y a ratos escribo, es un proceso un poco anárquico que disfruto mucho".

Sobre la dimensión política que adquirió la gala y sobre la clamorosa ausencia de José Ignacio Wert, Franco es cauteloso. Le "entristeció" que se malinterpretaran unas declaraciones suyas del pasado viernes. "Actuar de manera cobarde trae consecuencias", dijo sobre el ministro; poco después, tras ver que sus afirmaciones habían sido "sacadas de contexto" y adquirido así matices indeseados, quiso aclarar que sus palabras no pretendían ser "amenazadoras o polemizantes". "Me fastidió, sí. Pero lo que he aprendido es que hay que pensar en positivo. Hay que intentar que ese divorcio que parece que hay entre lo institucional y el sector del cine se supere de una vez, porque si queremos que siga habiendo una producción estable y de calidad hay que ponerse de acuerdo, no hay otra. Lo peor de todo es hay muchísima gente que se ha dedicado toda la vida a trabajar en el cine y que ahora está en paro, y muchísima gente de sectores vinculados, como catering o luces, que están cerrando y vendiendo su material de trabajo, y eso es muy triste. Y eso se deja de lado porque se piensa que todo esto es sólo la alfombra roja y no sé qué, pero no. No, para nada...".

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