El reino cantaor de Los Mijitas

La familia Carpio Fernández ha logrado convertirse en uno de esos islotes en medio de La Plazuela donde se guarda la tradición como si fuese el Santo Grial.

El reino cantaor de Los Mijitas
El reino cantaor de Los Mijitas
Fran Pereira

Jerez, 19 de octubre 2015 - 07:12

‘De pare a hijos’, como bien dice el subtítulo de su disco, la familia Carpio Fernández ha logrado convertirse en uno de esos islotes en medio de La Plazuela donde se guarda la tradición como si fuese el Santo Grial. De generación en generación han sabido transmitirse una manera de decir el cante con un sello personal y que hoy por hoy, en un momento en el que la personalidad está en extinción, es como un tesoro para los buenos aficionados. Su legado ha quedado grabado para la posteridad en un disco, ‘Estirpe’, que el pasado sábado se presentó en Villamarta y que pese a la expectación que previamente había generado, no obtuvo el respaldo del público. Algo más de media entrada se congregó en el coliseo jerezano para vivir una presentación transformada en espectáculo y que se extendió durante casi dos horas.

Fue al patriarca de la familia, Alfonso Carpio Gallardo, a quien iluminó el foco tras alzarse el telón. Martinetes a compás del yunque. Su voz, cuajada e hiriente, levantó los primeros ole entre un público entregado desde el principio. La ronda de martienes la continuaron sus hijos y la remataron, como otras veces hemos visto, haciendo cada uno tercios del mismo. Son tres metales distintos, cada uno con una sensibilidad diferente y todos con una especial manera de ejecutar el cante.

Siempre tratando de cuidar la escena con transiciones correctas y una iluminación acorde, José dio paso a las alegrías que ha grabado en el disco, con letra de José Gálvez, quien para la ocasión le acompañó a la guitarra. Toca limpio y con mucho gusto el jerezano, al que se le ve pocas veces en estas labores, pero que no ha descuidado para nada. Aquel Niño Gálvez de sus comienzos aún perdura.

Con traje gris, camisa blanca y pañuelo blanco en la solapa, Alfonso Carpio Fernández asumió el protagonismo por seguiriyas, esta vez con la guitarra solemne de Manuel Parrilla. Conoce bien el cante, acumula experiencia, y en los últimos tiempos ha adoptado un registro diferente a la hora de interpretar. Remató bien, acordándose de Cádiz y Los Puertos, y con claro acento ‘mairenero’.

Por bulerías de Jerez se arrancó de nuevo el patriarca. Letras cortitas y con sentimiento, las de toda la vida, esta vez con Antonio Higuero respaldando el cante. Es complicado seguir al Mijita, un cantaor anárquico para la tonalidad y los tiempos. Pero Higuero lo aguantó bien, esperándole y dándole el sitio, como debe ser. Fue un aporte brillante de Alfonso, que culminó con una pataíta marca de la casa. Ovación.

Del cante de La Plazuela, a una zambra caracolera que interpretó José. Las manos de José Zarzana, elegante como de costumbre en el vestir y en cada nota, introdujeron en el piano al cante del menor de Los Mijita y al baile de Carmen Herrera, con buen manejo de mantón. Se conocen bien encima del escenario, y ambos saben sacarse jugo cuando trabajan juntos. Pero esta vez y eso que para mi gusto la zambra estuvo más hecha que la que suena en el disco, faltó chispa. Quizás porque Carmen estaba convaleciente de un reciente problema en el gemelo que le impedía moverse con esa naturalidad que tanto gusta.

Tras el brindis por Jerez, un recurso ya utilizado en el paso de la bailaora y Los Mijita por el Festival de Jerez de hace dos años, bulerías al golpe, un mano a mano entre los tres que dejó detalles. Igual ocurrió con la bulería de Alfonso Carpio Fernández, un tema muy fresco y que junto con la guitarra de Manuel Parrilla y el violín de su hermano Bernardo levantaron al público. La letra, en la que se homenajea a El Torta, gustó y sirvió para que el Mijita se llevase una de las mayores ovaciones de la noche.

Soleá a cargo del patriarca, bulerías de José, también con letra muy original, y una tanda de fandangos en las que el aire agujetero se hizo notar, fueron la antesala de uno de los momentos que más esperaba el respetable, la aparición de Miguel Poveda. Sin querer cobrar especial protagonismo, Poveda se limitó a escuchar, cumplir el guión y a lidiar, con bastante educación por cierto para ser una superestrella, con los problemas de sonido. Soniquete no faltó, ni tampoco un cruce de letras impecable por parte de todos. “¡Qué me gusta esa mesa!”, gritó el Bo desde el otro lado del escenario.

El público les despidió por todo lo alto, aunque quizás y a modo particular, entiendo que no fue la mejor versión de Los Mijita, encorsetados en algún momento por las necesidades del guión. Y ya se sabe, cuando a espíritus libres y de cante anárquico se les enmarca, se pierde el leivmotiv verdadero. Sea como fuere, su estirpe cantaora, como dejaron claro el pasado sábado, está asegurada.

LA CRÍTICA

‘Estirpe’

Cante: Alfonso Carpio Gallardo, Alfonso Carpio Fernández y José Carpio Fernández. Guitarras: Antonio Higuero, José Gálvez y Manuel Parrilla. Palmas: El Bo, José Rubichi, Chicharito yCarlos Grilo. Yunque: José Rubichi. Colaboración especial al baile: Carmen Herrera. Colaboración especial al piano: José Zarzana. Artista invitado: Miguel Poveda. Día: 17 de octubre. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Media entrada.

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