El ritual milagroso del Villamarta

Navidad 2019

Un momento de la actuación en el Teatro Villamarta.
Un momento de la actuación en el Teatro Villamarta. / Miguel Ángel González
Fran Pereira

07 de diciembre 2019 - 23:00

Como cada año, el ritual de la Navidad sucede en el Villamarta. Es casi como un milagro, pero lo cierto es que año tras año, este alumbramiento de villancicos resurge allá por diciembre. Así, a la habitual representación de las peñas jerezanas se han agregado en los últimos tiempos todo tipo de propuestas, y una de ellas, ‘Navidad de Coral’, se estrenó en la noche del pasado viernes en el coliseo jerezano.

Fue una velada intensa cuyo secreto estuvo en la buena estructuración que las protagonistas, Coral y Ana de los Reyes, hicieron del espectáculo. Ambas supieron situar a la perfección cada uno de los villancicos programados, tanto que las dos horas justas de montaje no se hicieron para nada pesadas.

Tiene mérito, la verdad, sobre todo si tenemos en cuenta que no hubo parones ni descanso de por medio, así que se tuvo que jugar, en algunos instantes, con el ingenio y con la teatralización, siempre con naturalidad y sin caer en estereotipos.

Quizás la única pega sea, como viene ocurriendo últimamente, el bombardeo de nuevas creaciones, cuando el público que viene busca siempre lo tradicional. Está bien renovar el repertorio, introducir nuevas letras y arreglos que, en el caso de algunos villancicos de Coral, son una delicia, pero nos olvidamos de dónde venimos, por eso, para escuchar las primeras letras conocidas tuvimos que esperar media hora. Fue en ese preciso momento cuando sonaron las las estrofas de Calle de San Francisco, recibido por el público como agua bendita. Pero ya se sabe, el gozo en un pozo, pues su aparición, como otros muchos villancicos clásicos (Al pasar por Casablanca, Entre en el jardín de Venus, Los caminos se hicieron, La mare abadesa, Los Peregrinitos o Tin tin Catalina), fue a modo de popurrí. Visto y no visto.

Antes, y tras una introducción que daba título al espectáculo, ‘Navidad de Coral’, Manuel de la Fragua, cada vez más cuajado, nos regaló las primeras notas de arte, algo que también hizo Eva Rubichi. Eva, de negro y oro y escoltada por el siempre elegante violín de Bernardo Parrilla, defendió su villancico, ‘Reina y madre’, con fuerza y sin parecerse a nadie. Su actuación levantó al público.

Con el listón en todo lo alto, Ana de los Reyes homenajeó a su madre Milagros con una composición hecha para la ocasión, marcada a ritmo de bulerías, y Gregorio Fernández y Luis Santiago sacaron toda la flamenquería en su aparición, escenificando e interpretando a dúo con especial solvencia el villancico ‘Mi niño Manué’. ¡Viva Jerez!, sonó entre el patio de butacas.

Llegó entonces Sandra Rincón, con una voz limpia y cristalina para entonar otro villancico a modo de nana, donde exhibió sus buenas dotes para moverse por el escenario. Le siguió José Montoya Carpio ‘El Berenjeno’, un artista cuyas cualidades quedaron a un treinta por ciento con el villancico elegido. No era la mejor opción para él, y pese a ello, se exprimió sin descanso.

Carmen Grilo tomó el relevo con otro villancico de nuevo cuño, un villancico bien trabajado a nivel guitarrístico (como todos los temas de la noche gacias a Juan Manuel Moneo, Domingo Rubichi e Ismael Heredia), y donde demostró que su garganta es un primor, otra cosa es que el tema por sí solo no tuviese excesivo calado.

Era el momento de Coral de los Reyes con ‘Tres reyes’, esa creación propia que dedica a Antonio Gallardo, Parrilla y Fernandito Terremoto, los reyes de la Navidad jerezana. Coral tiene nervio artístico y sobre el escenario hay pocas que le igualen. Se movió bien, interpretó y cantó desde dentro acompañada por el violín de Bernardo.

Una charla entre las dos hermanas De los Reyes, que se acordaron de Juanillorro, y Ali de la Tota, que de gracia está sobrado, hizo las veces de intermedio mientras el resto del elenco femenino se ataviaba con amplios y coloridos trajes en otro guiño a aquel primer disco de ‘Así Canta Nuestra Tierra en Navidad’ que grabó su madre Milagros Bermúdez, con ‘Las cepas’, sus vecinas de calle. El recurso, original, se completó con un recuerdo a La Paquera por parte de Ana de los Reyes con varias letras de ‘Por el camino de Egipto’, y un movido popurrí interpretado a capella por el resto del grupo y acompañado por todo el teatro en el que se recorrieron piezas como ‘La pandereta’; ‘Ya vienen los Reyes Magos’, ‘Ande, ande, ande’, ‘Mi carbonero’, ‘Camina la Virgen Pura’, ‘Estando La Micaela’, ‘De pestiños y alfajores’, ‘A la hojita verde’, ‘Iban caminando’, ‘Tarantrán’….Lástima que no pudiéramos escucharlos al completo, al menos alguno de ellos. A veces no se entiende tanta obsesión por renovar el repertorio habiendo auténticas maravillas que no se cantan.

En medio el alboroto, José Méndez paró el cante. Sus tablas se denotan nada más salir, y su experiencia cantaora más si cabe. Llevó el ‘Niño chiquetito’ a su territorio demostrando que es un cantaor como la copa de un pino.

De nuevo se tiró de ingenio para captar la atención del público. Fue mediante la aparición de la cantaora gaditana Ana Polanco y la bailaora portuense Diana Andrades. De voz afillá, Ana se acercó a su tierra para hacer unos tanguillos que Diana, primero con mantón y luego con buenas dotes, completó a la perfección.

De la originalidad a la moda, la que marcan los niños de ‘Así Canta Jerez en Navidad’ de Luis de Periquín, pues la caja a ritmo acelerado de bulerías de Carlos Merino, introdujo ‘Ya se van los quintos, mare’.

En plena ebullición, Joaquín ‘El Zambo’, que apareció en escena con sombrero y un llamativo pañuelo de lunares al cuello, realizó una personal versión del ‘Con azúcar y canela’, y Coral y Ana bordaron un nuevo villancico, a dúo, ‘Que se levante el aire’, que sirvió para que María Bermúdez y Fernando Jiménez pusiesen de nuevo al baile en escena. Fernando es Jerez, es baile al natural, el que sale de dentro, y María, la calma y la sapiencia sobre las tablas. Exquisito.

La guinda llegaría con otro grande, Don Luis Moneo, que con la guitarra de Juan Manuel Moneo, cuyo toque tuvo por momentos un aire actual y por otro un aire clásico, interpretó de manera magistral ‘Los campanilleros’. Un fin de fiesta perfectamente cuadrado sirvió para bajar el telón. Ya es Navidad en Villamarta.

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