Cultura

El arte rupestre de la cueva de Atlanterra vuelve a ser agredido

  • El espeleólogo Simón Blanco alerta del acto vandálico, como ya hizo Lothar Bergmann en 1993, 2003 y 2008

  • La cueva, declarada BIC, tiene pinturas con 18.000 años

El panel principal, donde se observa los trazos blancos realizados aparentemente con una piedra arenisca.

El panel principal, donde se observa los trazos blancos realizados aparentemente con una piedra arenisca. / simón blanco

La cueva de Atlanterra, ubicada en Tarifa, ha vuelto a sufrir actos vandálicos. Los daños han sido realizados aparentemente por la abrasión realizada con una piedra arenisca afilada sobre las pinturas rupestres a modo de graffiti. Han quedado dañadas la cierva de época Paleolítica -con un mínimo de 18.000 años de antigüedad- y el panel principal de pinturas Neolíticas, donde hay una gran amalgama y solapamiento de arte en forma de motivos humanos, fauna esquematizada, signos abstractos y, según algunos autores, algunos elementos significativos como una gran escena naval muy diluida por el lavado de los daños de 2003.

El espeleólogo Simón Blanco, como promotor activo de la Asociación para la Protección del Arte Sureño (APAS), ha estado reconociendo en estos últimos días los daños para ponerlos en conocimiento de las autoridades competentes. Lamenta el defensor del arte rupestre que estas agresiones han sido posibles pese a que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía se comprometió a garantizar su protección como exige la Ley del Patrimonio Histórico Español con un cierre efectivo que consolidara su conservación actual y permitiera la transmisión de este legado universal a las generaciones futuras.

Desde APAS alertan que el arte rupestre del sur de Cádiz no está protegido porque las administraciones "no actúan con medidas preventivas de concienciación social ni ponen medidas de protección en casos tan urgentes como el de la Atlanterra", lo que sí contrasta con la agresiva urbanización que se da en Atlanterra.

A pesar de la manifiesta importancia de esta cueva, que se encuentra en el origen del arte europeo, APAS denuncia que nadie se ha preocupado de su protección salvo personas como el investigador Lothar Bergmann, que reivindicó su importancia como patrimonio universal. La desidia por parte de la administración en la protección de los abrigos ha sido permanentemente denunciada ante la Guardia Civil por Bergmann, máxime cuando la cavidad se encuentra en un entorno en constante crecimiento urbanístico.

Los investigadores de la época, encabezados por Bergmann, denunciaron agresiones en 1993, 2003 y 2008. Fueron actos vandálicos que afectaron a la totalidad de las manifestaciones prehistóricas junto a otros problemas como las fisuras aparecidas en el interior del abrigo derivadas de la creciente urbanización que se asienta sobre la misma cresta rocosa, la cual alberga el conjunto rupestre prehistórico de las cuevas de la Atlanterra, que inconscientemente están siendo sustituidos actualmente por el hormigón.

Toda la ladera occidental de la sierra de la Plata quedó fuera del amparo del parque natural de El Estrecho, aún conservando además de la cueva de la Atlanterra una de las mayores concentraciones de Arte Sureño junto a vestigios como varios focos dolménicos o las gargantas más meridionales que atesoran retazos de flora relictual del terciario. Esta ladera fue recientemente víctima del fuego lo que ha degradado las cuevas rupestres y buena parte de la flora, todo ello para favorecer las urbanizaciones masivas que se están edificando al pie de la sierra.

A todo ello se suma que el Arte Sureño en su conjunto está sufriendo una fuerte degradación natural provocada por el fenómeno de la Seca del alcornocal, que deja vía libre a los vientos cargados de arena que provocan una abrasión permanente e imparable sobre unas superficies tan endebles como son los soportes en arenisca. Si no se actúa con más diligencia APAS atisba que el Arte Prehistórico de Cádiz "tiene los días contados".

La asociación APAS sostiene que la Junta, los ayuntamientos implicados, la Diputación de Cádiz y las Fuerzas de Seguridad deberían promover un gran proyecto de recuperación, estudio y difusión de este extraordinario conjunto de pinturas y grabados que demuestran que Cádiz estuvo en el origen de la Cultura. "El asunto ya está entrando en una fase en la que cada año se detectan pérdidas irreparable de una colección gráfica prehistórica que debería estar reivindicándose como Patrimonio Mundial y, sin embargo, está en un desamparo que no nos hace sentir orgulloso como gaditanos", expone Blanco desde APAS. .

La cueva de Atlanterra dañada es el abrigo que cobija el arte rupestre más relevante del conjunto conocido como Arte Sureño, que supera la cifra de más de 300 cavidades pintadas de las que solo una decena, entre las que está incluida el abrigo de la Atlanterra, albergan manifestaciones paleolíticas. La cueva de Atlanterra se publicó por primera vez en 1975 y gracias a que las manifestaciones rupestres paleolíticas están consideradas las más importantes de la prehistoria universal fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) del patrimonio histórico de España en 1985.

Los primeros humanos que ocuparon este territorio dejaron interesantes vestigios de su cultura en las paredes de doce de estas cavidades. Estas grafías antiguas pertenecientes al Paleolítico sólo están presentes en 370 cuevas a nivel mundial y la cueva de Atlanterra es uno de esos pocos y privilegiados lugares que atesora manifestaciones rupestres de esta tipología en forma de escenas de caza, animales heridos, prótomos de ciervas y équidos y abundantes signos arcaicos de difícil interpretación, todo ello enriquecido iconográficamente a lo largo de la Prehistoria de forma ininterrumpida con una gran concentración de arte postpaleolítico -Neolítico y Calcolítico-.

El hecho de encontrar arte Paleolítico, Neolítico y posterior en el mismo abrigo de Atlanterra al igual que ocurre con otros sureños dota a estos enclaves del máximo valor patrimonial y científico, ya que estas culturas están separadas por tantos miles de años que no es habitual encontrar sus iconografías solapadas en los mismos yacimientos y permite comprobar que estos lugares siguieron manteniendo su importancia cultural durante más de 20.000 años, a la par que se aprecia todos los cambios culturales y los nuevos aportes que se fueron introduciendo en cada periodo.

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