Cultura

'La soledad' sorprende en la gala de los Goya y se lleva los dos 'grandes'

  • La cinta de Jaime Rosales consigue los premios a mejor película y mejor director, amén del de mejor actor revelación · 'El orfanato', del debutante Juan Antonio Bayona', se lleva siete galardones

Sorpresa, en cierta medida, mayúscula. Contra todo pronóstico y desbancando a las favoritas, La soledad, de Jaime Rosales, se hizo anoche con los dos premios más importantes en la XXII edición de la gala de los Goya, convocada por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España: el Goya a la mejor película y el Goya al mejor director. La cinta, centrada en cómo las pequeñas y grandes tragedias marcan las relaciones humanas y con la que la crítica especializada se ha deshecho en elogios, deparó también a uno de sus protagonistas, José Luis Torrijo, el premió al mejor actor revelación.

Si en términos cualitativos la decisión de los académicos no deja lugar a dudas, en términos cuantitativos bien podría considerarse a El orfanato, de Juan Antonio Bayona, la ganadora de la noche. La película de este realizador debutante, aunque curtido en el campo del videoclip, se hizo con siete premios. Varios de ellos le fueron concedidos en las categorías consideradas técnicas (efectos especiales, sonido, maquillaje y peluquería...), aunque también le reportó a su realizador uno de los premios gordos, el de Mejor director novel, galardón que Bayona quiso compartir con sus competidores en la categoría -"la mayoría de ellos debutantes y que representan la ilusión por hacer cine", dijo- y con su mentor, Guillermo del Toro". La cinta de terror, auténtico fenómeno en la taquilla, consiguió también el Goya al mejor guión original, firmado por Sergio G. Sánchez.

Alberto San Juan se llevó el Goya a la mejor actor por su trabajo en la película Bajo las estrellas, que también le deparó a su director, el debutante Félix Viscarret, el Goya al mejor guión adaptado por su lectura y puesta en escena de la novela de Fernando Aramburu El trompetista del utopía.

Maribel Verdú se alzó con el Goya a la mejor actriz por su papel en la película Siete mesas de billar francés, de Gracia Querejeta, imponiéndose así a su compañera de reparto en la misma cinta, Blanca Portillo, pero también a Belén Rueda y Emma Suárez. "No he traído nada preparado, como siempre, porque, para qué", dijo la actriz al agradecer sorprendida y emocionada un premio al que había optado en otras cuatro ocasiones sin conseguirlo, y que quiso compartir con las otras tres candidatas, en especial con Blanca Portillo, de la que dijo que "la generosidad que me demostró durante el rodaje nos ha unido para siempre". La cinta de Querejeta se llevó otra alegría con la concesión del Goya a la mejor actriz de reparto a la veterana Amparo Baró.

Por su parte, José Manuel Cervino consiguió el Goya al mejor actor de reparto por su interpretación en la película Las trece rosas, también distinguida por su fotografía (José Luis Alcaine), la música original (Roque Baños) y el diseño de vestuario. A sus 67 años, Cervino obtuvo el primer Goya de su carrera justo dos décadas después de su primera candidatura al mejor actor principal por su papel en la película de Manolo Matji La guerra de los locos, imponiéndose a Emilio Gutiérrez Caba, Carlos Larrañaga, Julián Villagrán y Raúl Arévalo.

Uno de los grandes protagonistas de la noche fue, sin duda, el Goya de Honor Alfredo Landa, quien ofreció un discurso algo inconexo, quizá por la emotividad del momento. "No me puedo expresar bien, no sé lo que me pasa", dijo en varias ocasiones. "No sé cómo decir gracias, es algo fuera de lo normal, este Goya de Honor se lo debo a mi profesión, que ha sido lo mejor de mi vida, lo que más aprecio", se le pudo entender entre líneas.

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