Sumo paisaje expresionista

Diario de las Artes

PILAR ESTRADE

Val de Pepe

JEREZ

Obras de Pilar Estrade.
Obras de Pilar Estrade.

Venimos escribiendo en estos últimos días de la gran proliferación de registros que presenta la pintura figurativa. Los meros recursos representativos abocados sólo a conseguir la plasmación absoluta y mimética del modelo es algo totalmente superado y ajeno al espíritu creativo de una pintura que va mucho más allá, que quiere plantear posiciones sin los resultados fieles a una mera copia y buscar emociones en una plástica abierta donde la realidad se nos muestre con infinitos desarrollos y desenlaces plásticos, estéticos y, por supuesto, llenos de la más pura artisticidad. Lo vemos en la obra que Pilar Estrade presenta en el Val de Pepe, allá por las cercanías de Jerez 74. Una representación que no ofrece dudas, que relata un paisaje sin ambages, que, por tanto, posibilita el encuentro con una realidad que, claro está y por eso es importante, se distancia de los efectismos realistas pseudofotográficos que tanto gusta a un sector con pocas exigencias, menos entusiasmos y muchas dudas y desconocimientos.

No, no voy a empezar escribiendo, como tantas veces he hecho, al referirme a esta artista, de cómo la conocí, de sus inmensas dudas en una pintura que, por otro lado, dominaba, y de aquellos infinitos titubeos iniciales. Pilar Estrade ya es artista consolidada. Yo, así, la tengo. Es pintora segura -aunque siga manifestando sus impenitentes inseguridades; por otro lado, dignas y absolutamente lógicas-; es pintora dominadora de la materia plástica; es lúcida observante del paisaje para después poder ejecutarlo plásticamente con solvencia y entidad; es artista consciente, sin medias tintas, con argumentos y sumo criterio. Por eso, ya no es una aficionada con buena mano. Creo que eso nunca lo ha sido. Es artista total, pintora pintora; actuante en un universo donde muchos son los llamados y muy pocos los que, de verdad, llegan. Por todo ello, ya se puede decir que Pilar Estrade nada tiene que ver con aquella aficionada que buscaba y buscaba queriendo encontrar rumbos adecuados. Se formó conscientemente y, con sus buenas maneras, ha conseguido tener un estamento pictórico que no esconde nada para nadie. Hoy está al cabo de cuanto sucede en una pintura a la que ella ha sabido dar una forma bien estructurada de principio a fin. Se adentró, con valentía, en el complejo mundo de la acuarela a la que dio un aire personal sin caer en las posiciones escuetas que tanto se dan en los que asumen una técnica con poca preparación, mucha osadía y escaso sentido. Asimismo, situó su pintura en un segmento inestable y complicado donde la representación pierde muchos de sus aspectos más ilustrativos para adaptar contundentes fórmulas expresionistas que acentúan una gestualidad colorista que la autora acondiciona sabiamente. Expresionismo que está a un paso de una escueta abstracción donde los campos cromáticos plantean una mínima realidad pero que encierra máximos formales para abrir nuevos cauces en un paisaje contundente en el que continente y contenido se ajustan para patrocinar una pintura que no deja indiferente.

Obra de Pilar Estrade.
Obra de Pilar Estrade.

Hay que decir, además, que Pilar Estrade es autora, a la par que de esa pintura de entusiasmo absoluto, de una fotografía que plantea los mismos rasgos expresivos que aquella; es más, tienes que poseer una mirada muy acostumbrada para delimitar las diferencias entre su paisaje pintado y su paisaje fotografiado, de tan pictoricista como éste desarrolla sus posiciones plásticas. Algo que sirve para darnos cuenta del poder formal que desprende la obra de una artista que sabe dilucidar, con suma solvencia, los esquemas de un paisaje bien definido estructuralmente desde los espacios inquietantes de unas zonas de color de profunda y determinante manifestación expresiva.

Obra de Pilar Estrade.
Obra de Pilar Estrade.

En la exposición en el conocido establecimiento, Pilar Estrade nos sigue argumentando sus infinitos postulados plásticos; esos que no son producto del azar ni están sujetos a una simple y afortunada mecánica de quien domina el oficio sino que surgen de una gran consciencia artística, de unas bases pictóricas muy bien sustentadas, de una poderosa dimensión plástica y de una solvencia artística sin efectismos ni imposturas. Una muestra que nos sitúa en los convincentes parámetros de una artista que no es, ni mucho menos, una pintora nueva con buenas maneras; nada de eso, su obra testifica sobriedad y rigor, seriedad y conocimiento, buena técnica y acierto para llevarla a cabo; en definitiva, los registros de una pintura que convence porque lleva implícita todos los planteamientos de lo que se hace de verdad y con verdad.

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