Cultura

La tragedia y la comedia dan voz a la mujeres en la obra 'Delicadas'

  • El autor, Alfredo Salzón, lleva hoy al teatro Villamarta trozos de recuerdos familiares

"A mi abuela y a las mujeres de su generación no les dejaban ser delicadas. Debían ser duras, no quejarse y cargar con la cultura del sufrimiento, del sacrificio y del silencio. Por esa razón, el dramaturgo Alfredo Sanzol, se inspiró en su abuela y en sus tías para inventarse un mundo. Y ese mundo es el que aparece en la obra de teatro 'Delicadas', un cúmulo de "pequeñas historias que ellas nunca llegaron a contar". Fueron educadas para ver, oír y callar" según explica el autor de la obra. Dirigida por el mismo Sanzol por encargo de la compañía T de Teatre, 'Delicadas' podrá verse hoy sábado en el Teatro Villamarta a partir de las 20:30 horas.

El título de este espectáculo está tomado de un libro de cuentos escrito por Sanzol. Como él mismo explica es un título "irónico y paradójico porque, precisamente, habla de mujeres a las que no dejaron ser delicadas. Les tocó vivir la guerra y las posguerra y eso las hizo fuertes y duras, mujeres con mucho ímpetu, que no tenían tiempo para ellas y con las que no se podía jugar porque siempre andaban ocupadas".

El humor es una constante en la trayectoria de la compañía T de Teatre y Alfredo Sanzol. Esta peculiar forma de mirar la realidad aparece también en este montaje. 'Delicadas', una historia llena de historias, está construida con fragmentos, trozos, con elementos que en apariencia no tienen conexión. Sin embargo, configuran un universo propio. Son historias que fusionan lo trágico y lo cómico "de un modo singular y con capacidad de sorpresa", en opinión de su director.

Entre esas 18 historias, hilvanadas en torno a una época y los recuerdos familiares de su autor, aparecen una costurera que pega a la pared un crucifijo con cemento para que no se lo quiten los milicianos; unas hermanas que despiden a su hermano que va a la guerra; una pintora que intenta con especial esfuerzo vender un cuadro; una mujer que necesita la ayuda heroica de sus vecinos para matar un ratón; y una abuela que narra a su nieto el cuento de Santa Casilda, que convirtió las rosas en panes.

Tampoco podemos olvidar el relato de un percusionista de una banda militar que ofrece un concierto de platillos ni la del soldado que envía a un amigo fotógrafo a casa de su novia para que la fotografíe desnuda. Entre todas estas historias, hay que mencionar una que resulta anacrónica para la época que se retrata: la del padre que quiere hacerse amigo de su hija en Facebook.

En esta biografía sentimental que construye Sanzol, a través de toda la obra no sólo importan los hechos que se narran, sino el cuadro impresionista que evocan.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios