El universo cotidiano y mágico de Virxilio Vieitez

La otra mirada

Keta Vieitez, por expreso deseo de su padre, asume la responsabilidad del archivo fotográfico de éste a su muerte en 2008. La muestra se expone en el Palacio provincial de la Diputación

Adrián Fatou

Jerez, 24 de octubre 2013 - 09:02

Muchas veces me pregunto qué va a ser de mis miles de fotografías el día que deje de estar. ¿Qué ocurrirá con ellas? ¿Se tirarán los discos duros a un contenedor o alguien descubrirá las realidades del universo que quise reflejar y las elevará a otra categoría? Son preguntas que supongo se hicieron y nos hacemos la mayoría de los fotógrafos. Pero supongo que la mayoría de esa mayoría no tendrá la suerte de Virxilio Vieitez, su hija Keta.

Keta Vieitez, por expreso deseo de su padre, asumió la responsabilidad del archivo fotográfico de éste a su muerte en 2008, y es la comisaria de la exposición Virxilio Vieitez. Fotografías, que hasta el próximo 27 de octubre, pueden contemplar en el Palacio provincial de Diputación de Cádiz.

Virxilio Vieitez (Pontevedra, 1930 – 2008) fue un modesto fotógrafo que desarrolló toda su carrera en Soutelo de Montes (Pontevedra), su pueblo natal. Aunque de joven tuvo que emigrar como mecánico a Palamós, en la Costa Brava, tras la muerte de su padre volvió a su Galicia natal, donde el amor y sus raíces le retendrían para el resto de su vida de forma voluntaria.

Todo su trabajo se desarrolla entre las décadas de los 50 y 70; y tiene como ámbito geográfico la comarca gallega de Terra do Montes, que recorrió incesantemente con su moto, legándonos un documento etnográfico de sus gentes y, por tanto, de la Galicia rural de los años sesenta. Una Galicia ancestral y profunda, pero a la vez tremendamente mágica y excepcional a través de la cámara de Virxilio. Porque quizás ahí radique la especialidad de la obra de Vieitez, en saber sacar magia de lo cotidiano. De otorgarle dignidad al harapiento. De hacer de una cutre tela de fondo blanco, el elemento sublime que otorga veracidad a una escena, que refleja una realidad sincera y auténtica, sin trucos de cámara ni falsos decorados bucólicos o pastoriles. Realidad en estado puro, pero con unos tintes de magia que sólo el ojo bohemio y distante del fotógrafo saben elevar a la categoría de arte. De testimonio honesto y auténtico de un pueblo, de un tiempo, de unos seres humanos que transmiten su historia en cada documento fotográfico, ya sea una comunión, una boda o una simple foto para el carnet o el libro de familia numerosa.

Virxilio Vieitez tiene ese don de obtener testimonio, crear un documento de lo que otros solo hubieran convertido en anodino medio de ganarse la vida.

Quizás su condición de lobo solitario, de persona rara, distante de su entorno pero a la vez identificado con sus raíces; de bohemio, de loco, de ansiado de modernidad en un mundo anclado en la noche de los tiempos, hacen de él un ser especial, un animal fotográfico que concede a su obra los rasgos de eternidad, de belleza, de arte. Arte con mayúscula, sin colorines ni bellos paisajes, como él anhelaba. Decía que arte en fotografía era atrapar bellos paisajes, pero que el arte era sólo para ricos, por eso él retrataba a las gentes, en sus vidas, en sus momentos importantes o elementales, en su realidad. Fue toda una suerte que Virxilio Vieitez no fuese rico, porque en ese caso su hija Keta solo hubiera recibido bonitas postales de los paisajes verdes de Galicia para enseñar a sus descendientes que, aburridos, escucharían las batallitas del abuelo cuando en cada sobremesa su mente volaba a Palamós, símbolo para él de la modernidad. Esa que tanto ansiaba desde su porción de universo en Terra do Montes, a la que supo sacar toda la magia que encierra dentro. Supo reflejar, como nunca otro, ese universo cutre y mágico que fue su realidad.

Son 135 fotografías, mayoritariamente en blanco y negro, que Keta Vieitez ha seleccionado entre los más de 50.000 negativos de su archivo, y que trae al Palacio de la Diputación de Cádiz de la mano de la Fundación Telefónica, organismo que ya tiene experiencia en la recuperación de fondos fotográficos de gran valor.

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