Domingo Ortega. Bailaor

"A veces me da la sensación de que soy un guiri"

  • El jerezano prepara su vuelta al Festival, tras ocho años de ausencia, con 'El baile canta', un espectáculo que afronta con ilusión

Domingo Ortega es uno de esos bailaores errantes que pasa parte del año de aeropuerto en aeropuerto. Apenas pasa dos días seguidos en su Jerez natal, aquel que abandonó al cumplir la mayoría de edad para ampliar su formación en el Madrid esplendoroso de la década de los 90. A sus 44 años, aquel niño que cimentó su conocimiento artístico con nombres como Cristóbal El Jerezano o Fernando Belmonte, prepara con mimo el regreso a su tierra, donde no baila desde 2006, una circunstancia llamativa y que ni él ni muchos acaban de comprender.

-¿Se le ha pasado ya el jet lag?

-Que va (risas), me levanto temprano, a eso de las siete de la mañana, como si estuviera harto de dormir. Luego a las ocho de la tarde ya estoy frito. Pero bueno, poco a poco me voy acostumbrando porque el primer día me levanté a las cinco de la mañana. Hasta que no pasen por lo menos dos semanas no me terminaré de acostumbrar.

-Porque ir a Rusia y Japón ahora mismo con el frío que hace allí...

-Sí, estuve primero en Moscú dando un curso y después me fui para Tokio. En Moscú he estado tres días y la verdad es que no hacía frío, hacía más frío en Tokio, pero vamos ese clima ya lo conocía. Luego tuve que volver a Rusia y hacía 18 grados bajo cero, no podía ni respirar por la calle.

-Y ahora en su tierra, cargando las pilas y pensando en lo que viene...

-Bueno, pensando en lo que viene llevo ya muchos meses, pensando y trabajando a nivel individual porque cuando tienes que contar con un grupo grande es difícil reunir a todos. Hay que ir paso a paso, grupito a grupito para ir dándole forma a la cosa.

-¿Tenía ganas de volver a bailar en su tierra?

-Imagínate porque ya pensaba que el cuerpo me iba a decir, 've pensando en otra cosa' antes de que me llamaran. Esta claro que me hubiese gustado bailar hace unos años, pero bueno, bienvenido sea, si es para bien y para que me acojan con cariño ahí estaré.

-Después de tanto tiempo sin bailar en su tierra, creo que la última vez fue en 2006, ¿cómo se toma la vuelta? ¿Con ilusión? ¿Cómo una reválida?

-Ilusión tengo, ningún artista va a decir que no tiene ilusión yendo a un festival de los más importantes del mundo. Pero la verdad es que si no tuviera la experiencia y los años que tengo vendría mucho más inocente a bailar. También sé todo lo que conlleva venir y todo lo que hay de claro y oscuro. A la vez que ilusión tengo como la armadura esa puesta para protegerme de todo. Lo que sí tengo claro es que la vida sigue, y que después de Jerez hay más cosas y mis sueños, grandes o pequeños, siguen ahí.

-¿Encuentra explicación a esa ausencia prolongada en Jerez?

-No la encuentro, y si soy sincero, a veces me he cansado de buscar una explicación. Es más, muchas veces ya no sabía qué contestar a la gente cuando me preguntaban por qué no actuaba en el Festival de Jerez. Ahora tengo la oportunidad de bailar y espero que sea como siempre he imaginado porque vengo con todas las ganas del mundo. Con decirte que no sé cómo es Villamarta por dentro porque la última vez que bailé allí era cuando estaba con Cristóbal el Jerezano, cuando tenía nueve años. La última vez que vine fue a la Sala Compañía, pero en Villamarta nunca. El otro día, cuando fui a ver el tema de las luces, me quedé como el que ve un monumento, como cuando he estado ahora en la Plaza Roja de Moscú. Y eso que es el teatro de mi tierra...

-Parece mentira que nadie se haya acordado de usted en Jerez con tanta programación flamenca de la que se presume...

-Pues sí, a veces me da la sensación de que soy un guiri.

-Usted se llevó muchos años en Madrid, ¿le ha dado la capital el respeto que no le dieron en su tierra?

-Puede que sí. A Madrid me fui con dieciocho años y allí he estado diecisiete años de mi vida hasta que hace siete años regresé a Jerez, pensaba que había cumplido una etapa. En Madrid me hice el nombre que tengo, pero bueno creo que soy demasiado conocido soy para las pocas oportunidades que me han dado. Para bien o para mal, Madrid me hizo rodearme de los mejores, de Madrid y con los mejores del mundo, porque allí iba la gente de Sevilla, de Jerez y de todos sitios. Si me hubiera quedado aquí hubiera estado como en una isla, uno pensaba que era muy bueno bailando y cuando llegué a Madrid me di cuenta que era de la cola, por eso me alegro haberme marchado, me hizo abrir los ojos.

-Volviendo al Festival de Jerez. Háblenos de 'El baile canta' que presentará en Villamarta...

-'El baile canta' es un espectáculo tradicional, porque yo sólo sé hacer flamenco. Además, no me preocupo de que mi espectáculo sea flamenco, me da igual, porque lo tengo tan asumido que si quiero meter una guitarra eléctrica o unas letras que vienen de una ranchera, como hacía la Fernanda y la Bernarda, cuando yo lo filtre, va a salir flamenco. Es un espectáculo en el que intento ser yo, no intento comerle la cabeza al público, no intento demostrar que soy un genio poniendo las cosas difíciles al público para que no la entiendan y digan 'esto tiene que ser una genialidad porque yo no lo entiendo'. Haré el flamenco que ha aprendido con mis maestros o con mis ídolos. He ido a trabajar con Güito y él nunca hacía una historia complicada ni laberíntica. Voy a hacer flamenco tradicional, moderno porque mi forma es del siglo XXI y que refleja mi manera de entender mi música.

-Veo aquí en la programación que contará con María Bermúdez como artista invitada...

-Sí, en un principio el elenco que venía era María Bermúdez junto con otra bailaora de Sevilla, Sandra Guerrero. Sin embargo, María ha tenido un problema de salud y no va a poder venir y eso nos ha trastocado todo el proyecto, sobre todo porque hemos tenido que llamar a una persona que sustituya a María, Mari Paz Lucena. El trabajo que ya teníamos con ella hecho hay que empezarlo desde cero, pero bueno. Desde aquí sólo quiero que María se recupere pronto, espero bailar con ella en Villamarta otro día.

-También le acompaña un icono del cante de Jerez, Fernando de la Morena...

-Hombre, para mí ha sido un sueño, que venga Fernando. Uno de mis sueños, como he dicho muchas veces, era cantar con Fernando, ya no sólo porque me gusta su cante sino también por su forma de ser, una persona educada, elegante, con un sello muy personal. Estoy orgullosísimo que a la edad que tengo pueda trabajar con alguien con la que he crecido, como persona y artísticamente.

-Lo ha comentado anteriormente, quizás lo peor de todo esto es poner de acuerdo a los músicos para ensayar, ¿no?

-Sí, eso es lo más complicado. Además, a veces me pregunto si la crisis la tengo yo na más porque cuando empiezo a planificar los ensayos todos me dicen 'no puedo, tengo trabajo', 'no puedo tengo un curso...'. Todos están ocupadísimos y luego dicen que el trabajo está mal. Me da que la crisis la tengo yo solo (risas). Es difícil ponernos de acuerdo porque viene una guitarra de Madrid, una cantaora de Málaga que ahora está en Alemania trabajando, otro cantaor que vive entre Sevilla y Madrid, una bailaora de Sevilla, otra de Granada... De aquí de Jerez estamos Jesús Álvarez, Fernando de la Morena y yo.

-Antes ha hablado de los cursos, que son otro modo de vida para usted. ¿Cómo lleva esa faceta?

-Muy bien. Siempre me he ganado la vida fuera de España y como yo muchos bailaores, porque hoy día de lo que se sobrevive es de los cursos. Con la crisis es difícil trabajar como se trabajaba antes. Un ejemplo, yo he movido a catorce personas por todo el mundo, a Estados Unidos o a Japón y pagándole billetes, alojamiento y sueldos. Eso ya es imposible, ahora cuando te sale una actuación te puedes llevar una guitarra tuya y uno o dos cantaores y luego te unes allí con los músicos del país donde vayas. Es la única manera de trabajar. Esa es la única forma de sobrevivir, a no ser que seas superconocido, y ya ni eso porque Joaquín Cortés no se escucha como antes, Canales ya no mueve su compañía como antes, Sara Baras igual. Hoy día es muy difícil.

-Por su experiencia, ¿animaría a los jóvenes artistas de Jerez a salir de esta ciudad para ampliar conocimiento?

-Bueno, hay que tener en cuenta que cuando yo me fui, en el año 91, no había nada, ni Festival de Jerez ni nada, sólo la Bienal de Sevilla. Además, los críticos de la época, si tú estudiabas, te tachaban de académico y de técnico pero como algo peyorativo. Antes era difícil porque estabas como en una isla y si estudiabas parecía que era pecado. Gracias a Dios eso ha cambiado y los jóvenes que empiezan aquí tienen la oportunidad de ver cada año a cincuenta artistas. Saben cómo se baila hoy día, mientras que yo no. Cuando yo, con 16 años, vi a Antonio Canales por primera vez en una bodega de Jerez me quedé pasmado porque me parecía que su baile era extraño. Sólo conocía el baile de Jerez, que era mi referencia. Luego, cuando me fui a Madrid abrí mi mente. Ahora es distinto porque te puedes ir a Sevilla, por ejemplo. Ya no se necesite tanto salir fuera, para trabajar sí porque no se puede vivir de esto en Jerez, pero para realizarte como artista ya no.

-Usted que sale continuamente fuera, ¿es tan grande el respeto que se le tiene al flamenco fuera de España?

-Por supuesto, más que aquí en España, pero en cualquier país, desde Japón a Estados Unidos, Venezuela o Brasil. Fíjate con el folklore y la música que hay en Brasil, y sin embargo los flamencos somos importante. Es más, a mí personalmente me tratan muy bien allí, y tengo mi sitio. Bueno, a veces incluso el propio país te subvenciona y te ayuda. Yo he estado en Estados Unidos o en Brasil con ayudas del gobierno del país, todo lo contrario que aquí. El flamenco es valorado fuera, porque en España sólo se valora en Andalucía, si sales de ahí y dices que te dedicas al flamenco dicen 'a este no le gusta trabajar...'.

-Es triste que en 2014 se tenga todavía esa concepción...

-Sí que es triste, aunque creo que alguna parte tenemos de culpa los artistas.

-Para ir terminando, ¿qué le pides a este 2014?

-Bueno, la verdad es que por ahora no me puedo quejar. Sin querer presumir, nunca he tenido tanta continuidad de trabajo como se me presenta este año. Hasta octubre tengo trabajo, y a lo mejor con dos o tres días de descanso. Después del Festival me voy a Nápoles, luego un mes a Japón y después a Canadá. 

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