Javier labandón 'el arrebato' . cantante

"Me vendría bien el término músico de guardia pero también de familia"

  • El reconocido músico sevillano cierra mañana sábado, a las 22 horas, el ciclo 'Noches de Bohemia' con un concierto en el Alcázar, donde presentará su último trabajo discográfico

Javier Labandón presentará mañana su último trabajo, 'Músico de Guardia', en el Alcázar.

Javier Labandón presentará mañana su último trabajo, 'Músico de Guardia', en el Alcázar.

-¿Cómo ha comenzado la gira?

-La verdad es que muy bien. Nos hemos pegado casi un año parados sin estar haciendo conciertos y ahora lo hemos retomado todo con mucha ilusión. Está viniendo mucha gente y el nuevo disco de 'Músico de Guardia' está teniendo mucha aceptación. Estamos como niños chicos.

-Siempre cantándole al amor, ¿es normal vivir así?

-Yo creo que sí. En realidad, todos vivimos así aunque unos lo oculten más y otros menos. La realidad es que hay que enamorarse: de tu trabajo, de tu tierra, de la gente, de tus amigos, no solo de una persona. Pienso que es una manera de vivir que debería tener todo el mundo, poniendo ese cariño. Al mundo le hace falta cariño.

-¿'Músico de Guardia' significa que lo es 24 horas al día, siete días a la semana?

-Sí, es lo que quiero decir. En esta parada me he dado cuenta de eso. Es que yo pienso como músico. Cada vez que hacía algo con la guitarra, componía una canción, estaba buscando a mis amigos para enseñársela, estaba deseando que alguien me llamara para que tocara con ellos. No es lo que hago, es lo que soy.

-¿Cuál es el secreto para mantenerse en la élite musical?

-No lo sé. Es complicado. Esto no son matemáticas. Lo que sea tiene que ver mucho con la sinceridad, la honestidad y el esfuerzo. Ser uno mismo, que la gente identifique tu verdad. Cuando somos así, conectamos con la gente. Tiene que ver con ser constante y tener mucho amor por tu trabajo, pero creo que ser honestos es lo más importante.

-¿Cómo ha vivido el cambio sufrido por el panorama musical en los últimos años?

-Yo he vivido unos tiempos regulares, luego otros maravillosos, después otros regulares, ahora se vuelven a encauzar un poco... Desde dentro se vive de una forma diferente, con mucha preocupación porque es tu medio de vida. Después, desde el punto de vista de un amante de la música, sufro mucho por la gente nueva. No tienen un buen escaparate donde mostrarse, aunque tienen las redes sociales, pero no es lo mismo. Es duro esto, porque se ha hecho un embudo en el que los artistas grandes están ahí aguantando y no dejan pasar a nadie. Seguramente nos estemos perdiendo algún Sabina que está empezando; alguna Paquera de Jerez... No hay discográficas, no hay escenarios donde puedan mostrar su arte y es muy preocupante, la verdad.

-¿Ha habido cambio generacional en el público que acude a los conciertos de El Arrebato?

-Al principio había más gente joven. Luego, tengo un perfil de público muy variado. Me vendría bien el término músico de guardia y también el de músico de familia. A mis conciertos viene gente de todas las tribus sociales, de todas las edades... Es muy bonito. Lo que noto es que se incorporan mucha gente joven que de pequeño me escuchaban con sus padres en el coche y ahora dicen: "Yo recuerdo que iba a la playa escuchando esta canción". Esto es muy bonito.

-¿Y las musas han cambiado con el paso de los años?

-Yo tengo mi musa, que lleva 30 años conmigo, y las canciones de amor, evidentemente, están dedicadas a ella. Pero es verdad que vas madurando, vas cambiando y tu cotidianidad se va modificando, como tus puntos de vista. Sigo siendo optimista porque, cuando miro atrás, digo: en realidad tengo el mismo punto de vista pero más curtido ya. Sigo siendo muy optimista, muy positivo... Yo soy incapaz de dejar en una canción un problema. Hay canciones muy buenas que son verdaderos dramas y me dejan con él, como las películas. Yo tengo que darle un final feliz, no puedo con el drama, tengo que sacar el lado positivo a mis canciones. ¿Lo puedo hacer? Sí, pero no sería sincero y no conectaría con la gente, no es mi verdad.

-¿A qué se dedicaría El Arrebato si no fuera músico?

-Yo quería ser futbolista, la verdad. Del Sevilla, seguro, y de la Selección. Se me daba bien de chavalín, al menos desde mi punto de vista, quizás los entrenadores no pensaban lo mismo (risas). Pero al final la música pudo más.

-Utilizando argot futbolero, ¿y si tuviera que colgar ahora la guitarra?

-Pues yo lo vería muy negro. No solo vivo por la música y para la música, sino que lo hago con ella. Para mí lo es todo. Creo que tendría que ser algo relacionado con el arte, la creatividad y, al fin y al cabo, con la música. Con algo de eso. Mi cabeza ya solo va por ese camino; no soy capaz de arreglar un enchufe en mi casa y soy muy manazas. No soy talentoso para el trabajo físico, quizás porque con los años me he hecho a eso, a dibujar, a pintar, vivir... Cosas creativas donde me siento yo y me visualizo.

-Para finalizar, ¿qué objetivos de futuro se ha marcado en esta etapa El Arrebato?

-Continuar en la música y seguir estando como estoy. Me siento una persona respetada en el mundo de la música por mis compañeros, el público... Eso no tiene precio. Que vayas por la calle y la gente te respete y te quiera, te traten con cariño... Es muy bonito. Es lo que yo quiero, continuar así y que la gente me recuerde por un tío sencillo que hacía su música con el corazón y con toda la dignidad del mundo.

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