Francisco Andrés Gallardo

Chirigótico

Visto y Oído

10 de julio 2019 - 01:36

El ex ministro Máximo Huerta ha regresado al pasado, a lo que hacía quince años atrás en las horas perezosas de El programa de Ana Rosa. A conducir una tertulia de siesta de borrego donde prima el comentario insustancial, la apreciación hueca y la charleta amable con gotas de reporterismo. A partir de hoy ha llegado a La 1 y representa por su título la vocación en la que ha entrado TVE al margen de los informativos, de cuyo menú durante meses sólo ha sobresalido la triste e innecesaria entrevista a Otegi. A partir de hoy es sólo el recambio a aquel Amigas y conocidas que fue cancelado hace un año para colocar el Más desayunos y llevar a Xabier Fortes a una presencia duplicada exasperante. La TVE de Rosa María Mateo desanda el camino para colocarse en la posición donde ya se encontraba durante la gestión del sectario José Antonio Sánchez. Lo de Máximo Huerta es tan incoloro e insípido como la abandonada parrilla de La 1.

Y después está Canal Sur, que tras la noche de Concha Piquer para agradar a Vox en un futuro inmediato ya va a tener que confeccionar un ciclo de cine panfletario de Cifesa. Canal Sur cada vez más se hace en blanco y negro. Y a partir de ahora la cosa se complica. Con el estreno del lunes han llegado al tirabuzón de hacer un programa anterior a su existencia como cadena. Póker de reinas, que es para hacerse republicano, tiene apariencia de haberse grabado a mediados de los 80. Un programa que aspira a talk show simpático con retales de saldo y con cuatro actrices de brilli brilli surgidas del ámbito callejero del Carnaval de Cádiz. Con cuatro presentadoras prima el ruido sobre la palabra. Sólo con el repertorio de agrupaciones, blam, blam, no puede sobrevivir un programa que dura más de tres horas. Joaquín Durán, el director interino de la RTVA, se marcha al Consejo Audiovisual tras dejar firmados contratos para todos sus amigos. Incluido este Póker de reinas que tendrá que vigilar sobre algunos golpes dudosos. Ah, y no es necesario que el humor televisivo esté en manos exclusivas gaditanas. Confiemos en el mapa.

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