Joaquín Aurioles

Empleo público

Tribuna Económica

19 de octubre 2023 - 00:00

La economía española tiene los peores registros de Europa en materia de empleo. La tasa de paro española, según Eurostat, es la más elevada de la Unión Europea desde el tercer trimestre de 2021, cuando superó a Grecia, que lideraba el ranking tras la crisis de 2008. Pese a ello, el gobierno alardea de su reforma laboral y de sus políticas de empleo y tiene dos importantes razones para hacerlo: el perfil de la tasa de paro es claramente descendente desde el tercer trimestre de 2020 y ascendente el de número de ocupados. La euforia se ve empañada por la obstinación del Ministerio de Trabajo en ocultar el dato de fijos discontinuos (cobran subsidio de paro, pero no necesariamente buscan empleo), que da credibilidad a estimaciones solventes sobre la posibilidad de un paro encubierto superior al millón de personas en algún momento del año.

La aparente contradicción entre la adversa coyuntura de la economía y los datos de empleo podría explicarse por el descenso de la productividad y por la contratación en el sector público. La evolución de la productividad viene siendo muy adversa desde 2018, cuando estábamos en el nivel medio de la UE (99,8%), pero en los años posteriores se produjo una brusca caída, de la que no consigue recuperarse (95,1% en 2022). Sobre la contratación pública, la contabilidad nacional de España permite distinguir entre actividades de mercado, cuyos ingresos proceden del pago por sus bienes y servicios, y de “no mercado” que mayoritariamente proceden de los presupuestos del sector público.

A finales de 2022 había en España 20,5 millones de personas ocupando 21,03 millones de puestos de trabajo. La diferencia se explica por el pluriempleo y el empleo a tiempo parcial, que si se traducen a puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo (dos puestos de trabajo a mitad de tiempo equivalen a uno a tiempo completo), se obtiene la cifra de 19,2 millones. La comparación con 2008 nos indica que no nos hemos recuperado del todo del impacto de aquella crisis. Los puestos de trabajo se han reducido un 4,6% en estos quince años, las personas que trabajan un 3,5% y los trabajos equivalentes a tiempo completo un 1,7%. Tampoco hemos mejorado con respecto a 2019 porque si bien las personas que trabajan han aumentado en 129,5 mil (0,6%), el número de puestos de trabajo es prácticamente el mismo que antes de la pandemia.

Frente al millón de puestos de trabajo desaparecidos con respecto a 2008, el sector público creó 973,4 miles (49,6% en sanidad y 21,2% en educación) y en los últimos tres años, más de lo mismo. La cifra de 352,6 miles de nuevos puestos de trabajo en actividades de “no mercado” desde 2019 (55,5% en sanidad y 23,8% en educación) es similar a los destruidos en el sector privado. Por medio, la excepción de la pandemia, que no debe ocultar el fuerte trasvase de empleo desde el sector privado al público, ni tampoco sus consecuencias. El primero obtiene sus ingresos de la venta de bienes y servicios en el mercado, por los que paga sus correspondientes impuestos. Los ingresos de los segundos se financian con estos mismos impuestos,

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