Fiestas de guardar

12 de octubre 2023 - 00:15

Es cierto que lo del día de la Hispanidad nos coge a contracorriente por aquello de la globalidad, el gran hermano mundial y el agujero de ozono interplanetario. Las vicisitudes de conquistadores y guerrillas no son ya políticamente correctas, por lo que hablar de fiestas o de ídolos inanimados en sí mismos como plataforma publicitaria engañosa no deja de ser, por lo menos, anacrónico. Porque las cosas o los objetos intangibles tienen cada vez más predicamento entre los súbditos de la idiocia.

Debe ser que la experiencia personal de tener una relación con algo, es mucho más que una experiencia mística a modo de relación estable con otro ente. Ni que estuviéramos en algún templo de la Atenas de Pericles o de los fariseos en época de Jesús de Nazareth. Da lo mismo dar me gustas a una cantante, poner corazones o emoticonos a frases de wasap, mandar un like a una página, besar una bandera, pelear por un trozo de tierra palestina o ucraniana o coronar a imágenes con el oro más dorado y la parafernalia más andaluza.

En el fondo se trata de mantener viva la relación con tótems y símbolos creados en el norte de Europa, la mismísima baja Andalucía o la campiña jerezana. Es cierto que no tienen el mismo nivel de crítica porque los símbolos deportivos o culturales no son tan criticados como los religiosos. Consumimos símbolos, fotografías, momentos, fetiches y demás. Por eso la ontología y la filosofía no tiene que ver nada con la antología de gazapos y de situaciones ridículas que podemos observar a diario y que nos conducen inevitablemente por el camino de la descordura. Sobre todo porque la eternidad es mal entendida y hacer del tiempo una pérdida continua de energía será una forma de matarnos en vida. Y ya es demasiado con las guerras cotidianas que nos tienen fuera de juego. Pero sin VAR para poder rearbitrar situaciones.

stats