Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Guerra civil

Se está sembrando alarmismo cara al Clásico

La idea del independentismo más radical catalán es iniciar una guerra civil aprovechando la celebración del Clásico el próximo 18 de diciembre en el Camp Nou. Barcelona será la ciudad del alzamiento y, casi con toda seguridad, al mismo tiempo se sublevarán las hordas antiespañolistas en Manacor asaltando las instalaciones del complejo deportivo Rafa Nadal Academy. Así que ya no podemos ir despidiendo de que nos toque el gordo de la Navidad porque para entonces, España estará en guerra contra ella misma.

Seguro que nadie se ha creído mis palabras; es más, incluso habrá alguna persona que se ha podido sentir molesta porque utilice el tema de una guerra civil para hacer algún tipo de gracia. Pues bien, el motivo por el que escribo esto es porque la pasada semana, a más de diez días para la celebración del Barça-Madrid, una parte importante de la prensa deportiva en nuestro país dedicó minutos y más minutos explicando, debatiendo sobre lo que puede ocurrir en ese partido. Cuando el celo informativo se convierte en morbo primero y en alarmismo desmesurado después, solo cabe preguntarse que motivos espurios se esconden detrás de ese inusitado y ferviente deseo de informar sobre los peligros que rodean al Clásico. Escuchando y viendo algunas informaciones, parecía que la guerra civil en España de nuevo está ahí.

¿Es que no hay temas de interés deportivo dos semanas antes del Barça-Madrid de los que hablar? Policía Nacional, Guardia Civil, Mossos o Policía Local en nuestro país están más que acostumbrados y preparados en garantizar la seguridad de cualquier tipo de evento de primera magnitud, ya sean unas olimpiadas (curiosamente en Barcelona), una gira del Papa o una cumbre climática.

Sembrar la alarma al nivel que se ha realizado me parece soez, vergonzoso, y lo peor de todo, es que contribuye a empeorar la situación de crispación existente. En los años más sanguinarios de ETA, cuando ponían bombas que asesinaban a personas indiscriminadamente (Barcelona conoce tristemente esa realidad), el Real Madrid jugaba año tras año en San Mamés o en Atocha. Aquel País Vasco sí era una zona de conflicto real, pero las fuerzas de seguridad españolas siempre garantizaron el buen desarrollo de esos eventos.

Nadie puede dudar de que se intentará una utilización política del Clásico por parte del independentismo catalán. Son consciente de la trascendencia mediática de este partido y la querrán aprovechar. La directiva del Barça, a través de su presidente, ya ha dejado claro que el estadio está al servicio de esta causa (la es de una mitad de Cataluña). Que todo esto es reprobable, claro que sí. Pero esto no es una guerra civil. ¡Por favor! Esto es un partido de fútbol.

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