Humano y divino

14 de septiembre 2023 - 00:00

La teoría de la relatividad se ha demostrado tan relativa como todas las que han marcado época. Es cierto que lo relativo nos hace ver las cosas de una forma muy particular pero entre lo relativo y la relatividad de las cosas hay mucho trecho, sin tener que entrar a diferenciar las integrales de la teoría con lo que lo relativo encierra. Si no, que se lo pregunten a todos aquellos que no dimiten, que se aferran a sus cargos a pesar de aprovecharse de ellos y no ayudan en nada al desarrollo efectivo de su gestión. O los lodos derivados de los polvos de una manada enfurecida, o los diferentes puntos de vista sobre una fiestas de la vendimia que han pasado sin pena ni gloria en función del color de los cristales con que se miren.

Hemos tenido ejemplos flagrantes en los últimos días, pero sobre todo hemos asistido a una puesta en escena a la que nos tenemos que ir acostumbrando si queremos seguir informados de alguna manera o mal informados, en general. Porque es curioso que cuando al sistema mediático le interesa poner en valor ciertos temas, lo hace de forma concienzuda, abriendo las ventanas, aireando todo lo posible para demostrar como el mundo de la comunicación es ahora el cuarto poder. O más bien deberíamos afirmar que es el principal, el único y primer gran poder de una sociedad embaucada por la tergiversación de la realidad, de las redes sociales y las grandes multinacionales de la comunicación.

Cualquier noticia que recibimos tiene detrás un estudio de marketing y de psicología social que la adorna de la manera que interesa al emisor beneficiado y una misma realidad se filtra con la propaganda sesgada que interesa para hacer de lo relativo algo cierto, aunque sea a costa de engañar o de enredar. No hay ética, hay un gran vacío moral y mucha falta de escrúpulos. De eso sobra. Así como de la inocencia de quienes nos resistimos a ese tipo de relativismo.

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